Resultados de búsqueda para la etiqueta [Conjunto Manacar ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Wed, 10 May 2023 03:36:32 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 Conjunto Manacar https://arquine.com/obra/torre-manacar/ Wed, 24 Mar 2021 09:00:39 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/torre-manacar/ Sobre el crucero de las avenidas Insurgentes Sur y Rio Mixcoac se desplanta una nueva torre donde estuvo el cine y centro comercial Manacar, realizado cincuenta y cinco años antes.

El cargo Conjunto Manacar apareció primero en Arquine.

]]>
Semana del vidrio presentada por:

Domo


Nombre del Proyecto: Conjunto Manacar
Arquitectos: Teodoro González de León
Colaboradores: Hatumi Hirano Beltrán + José Arce Gargollo
Propietario: Pulso Inmobiliario
Diseño y Cálculo Estructural: ARUP, New York | Dr. Rodolfo Valles Mattox / DITEC
Cancelería y cristal: HEG Diseño e instalación S.A. de C.V
Vidrio: Solarban® R100 Starphire® de Vitro Arquitectónico
Ubicación: Ciudad de México, México
Fecha: 2018
Fotografía: Frank Lynen


 

Sobre el crucero de las avenidas Insurgentes Sur y Rio Mixcoac se desplanta una nueva torre donde estuvo el cine y centro comercial Manacar, realizado cincuenta y cinco años antes. El edificio es un volumen, casi simétrico, de 144 metros de altura, formado por dos paralelogramos inclinados que se desplantan al paño de las dos avenidas y se doblan en voladizo para conformar un trapecio inclinado que vuela 36 metros sobre la plaza de entrada. La compleja geometría de planos inclinados que compone el conjunto a partir de la bisectriz, obedece a los remetimientos exigidos por el reglamento.

Un basamento comercial de seis niveles y veintidós pisos de oficinas, con doce pisos subterráneos, conforman los 180,000 metros cuadrados construidos. Un gran vacío ovoide de 700 metros cuadrados articula e ilumina las plantas comerciales. El domo esta conformado por piezas vidrio bajo emisivo – Low-e – que reduce el calor y permite la entrada de altos niveles de luz natural. Por esta razón el domo es un elemento eficiente energéticamente y representa un ahorro de energía eléctrica, además de ofrecer vistas claras y limpias a los usuarios.

Los niveles de oficinas están concebidas como plantas libres, con columnas inclinadas metálicas cada 15 metros. Dos baterías de ocho elevadores —una para los primeros diez pisos y otra para los trece siguientes— unen verticalmente el conjunto.

En la esquina se libera un espacio público de más de mil metros cuadrados, que vestibula la entrada, con un espejo de agua en el que derrama una cascada de treinta metros de altura, que se desliza sobre un plano inclinado de cristal. El vestíbulo alberga el mural semicircular Los danzantes, de Carlos Mérida, que estuvo en el cine Manacar, conservando la memoria del lugar.

 

El cargo Conjunto Manacar apareció primero en Arquine.

]]>
Progreso, conservación y lo que queda en medio https://arquine.com/progreso-conservacion-y-lo-que-queda-en-medio/ Sat, 30 Aug 2014 13:10:35 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/progreso-conservacion-y-lo-que-queda-en-medio/ Habría que suponer que ni la ciudad es siempre antigua —como escribió, con razón para su momento, Fernando Chueca Goitia— ni es campo libre para una tábula rasa que presupone en cualquier cambio progreso.

El cargo Progreso, conservación y lo que queda en medio apareció primero en Arquine.

]]>
Tres notas. La primera, una entrevista de Ana Guerrerosantos a Teodoro González de León, quien habla, entre otras cosas, de algunos proyectos en curso en su taller. Del que diseña en donde estuvo el Conjunto Manacar, diseñado por Enrique Carral en 1963, dice que era ése proyecto el que no respetaba bien al sitio. También dice que era un edificio bonito pero ineficiente y que le dolió su demolición, pero que no había resistido al cambio en el tiempo. La segunda nota también es una entrevista: Anatxu Zabalbeascoa conversando con Anne Lacaton. Cuando se le pregunta a la francesa, asociada con Jean Philippe Vassal, si “todos los edificios se pueden reparar,” responde: “en Europa es lógico reparar. Los arquitectos no podemos comenzar de cero, porque hay mucho hecho. Se tiene que contar con ello con la atención suficiente para encontrar valores, que siempre los hay”. Después Lacatón agrega: “lo que existe es un recurso que es irresponsable y soberbio despreciar. Como arquitectos creemos en la suma, en la integración, en las capas. Nunca demoler, siempre añadir”. La tercera nota es de Oliver Wainwright, crítico de arquitectura de The Guardian, quien cuenta cómo tres “poco agraciadas torres de 27, 32 y 37 pisos” que “se entrometen torpemente como un huésped no invitado” en la silueta de la Mezquita Azul, la plaza Topkapi y Sant Sofía, fueron condenadas a ser demolidas por una corte turca en mayo pasado pues “afectaban negativamente un sitio declarado patrimonio de la humanidad que el gobierno turco estaba obligado a proteger.”

Tres posturas, tal vez. La idea de que no hay razón para conservar un edificio, bueno pero que tal vez no haya logrado alcanzar el estatuto de monumento, si resulta ineficiente. La idea, en el caso de Turquía, de proteger no sólo un edificio o su contexto cercano sino incluso las vistas a cierta distancia. La tercera, la posición de Lacaton y Vassal, la idea de adaptar y adaptarse, de transformar lo existente a partir de la cuidadosa atención dedicada a lo que hay. Por supuesto la diferencia entre las tres posturas no sólo es de actitud sino que deriva también de los casos particulares: por más que el Conjunto Manacar me haya parecido un gran edificio, no es ni la Mezquita Azul ni Santa Sofía, y los edificios y espacios públicos que han intervenido Lacaton y Vassal casi nunca son excepcionales ni por su historia ni por sus características arquitectónicas. Pero su postura es clara: “la observación de lo que existe es la primera fase —dicen en la entrevista. No se trata de respetar acríticamente, sino de no dar por hecho que la demolición previa es un paso inevitable. El objetivo es arraigar las nuevas intervenciones”,

La resolución de la corte turca parece obvia e incontrovertible: sólo esos que disfrazan intereses solamente económicos como promesas de mejores ciudades y mejor vida, pueden pensar que esas torres asomándose entre antiguos minaretes merecen ocupar ese sitio —“la codicia convirtió a la vivienda en oportunidad de lucro para los constructores”, dice Anne Lacaton. En la ciudad de México hoy cualquiera puede ver esa serie de intrusos, la mayor parte de escasísima calidad arquitectónica, asomándose, por ejemplo, tras los edificios originales del campus de Ciudad Universitaria u obstruyendo la vista, cada vez menos común, al final de una calle, del paisaje que pintó José María Velasco. Pero es una postura que abre la puerta al conservadurismo radical que supone en cualquier piedra vieja un vestigio venerable.

Habría que suponer que ni la ciudad es siempre antigua —como escribió, con razón para su momento, Fernando Chueca Goitia— ni es campo libre para una tábula rasa que presupone en cualquier cambio progreso. La arquitectura y las ideas —“si las ideas son buenas, la arquitectura será buena”, dice ella— de Lacaton y Vassal pueden ofrecer un término medio —donde la medianía es virtud— entre el heroísmo progresista y el heroísmo conservador.

El cargo Progreso, conservación y lo que queda en medio apareció primero en Arquine.

]]>