Resultados de búsqueda para la etiqueta [Clorindo Testa ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Tue, 28 Nov 2023 20:17:12 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Clorindo Testa y su biblioteca abren los buscadores de Google https://arquine.com/clorindo-testa-y-su-biblioteca-abren-los-buscadores-de-google/ Mon, 27 Nov 2023 18:28:25 +0000 https://arquine.com/?p=85606 El doodle de Google de este lunes amaneció con una imagen en homneaje a Clorindo Testa (Nápoles, Italia, 10 de diciembre de 1923 – Buenos Aires, Argentina, 11 de abril de 2013), arquitecto, urbanista, pintor y artista de origen italiano y nacionalidad argentina.

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El doodle de Google de este lunes amaneció con una imagen en homenaje a Clorindo Testa (Nápoles, Italia, 10 de diciembre de 1923 – Buenos Aires, Argentina, 11 de abril de 2013), arquitecto, urbanista, pintor y artista de origen italiano y nacionalidad argentina. Testa vivió desde los cinco meses de edad en Argentina; estudió en la Universidad de Buenos Aires, de la que se graduó en 1948; y su primer proyecto a gran escala fue el centro de gobierno de La Pampa (1955), considerado uno de los primeros edificios brutalistas, pues mostraba los materiales de construcción en vez de decorarlos. Por mencionar sólo uno, otro de sus mayores logros fue el edificio de la casa central del Banco de Londres y América del Sur (ahora extinto, ahora es la casa matriz del Banco Hipotecario), inaugurado en 1966.

La empresa estadounidense aclaró que el doodle fue motivado por la declaración de una de las obras de Testa, la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, como monumento histórico el 27 de noviembre de 2019. El doodle está conformado por un dibujo sin contornos del arquitecto y las letras que forman el nombre de Google, con un retrato de Clorindo Testa. Los colores característicos del buscador (azul, rojo, amarillo y verde), tienen un matiz más oscuro, como si trataran de simular la materialidad del concreto, y tienen volúmenes abruptos, otro de los rasgos más prominentes en la arquitectura de Testa. El diseño se puede ver en las páginas principales de países como Argentina, México, Perú, Chile y Uruguay. También se incluye en las cornisas de la página de búsqueda.

En el decreto de monumento histórico de la Biblioteca se subraya la relevancia del estilo brutalista del edificio como una de las razones para considerarlo patrimonio histórico: “por el papel expresivo de la estructura portante, la materialidad de los elementos de arquitectura y la infraestructura de servicios”. De esta manera, se celebra tanto al arquitecto como la culminación de ese edificio que comenzó a construirse en 1962 (junto a Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga) y se inauguraría 30 años después, en 1992.

Sobre este edificio, el propio Testa afirmó lo siguiente: “En el caso de la Biblioteca, lo más importante es que se respetó el paisaje. No se hizo un edificio aplastado en el suelo. En este caso, quedó levantado, es como si el paisaje fuera abierto. Está metido adentro, su terraza cubierta funciona como una suerte de radiografía de lo que es el edificio: uno ya sabe cuál es el auditorio, cual es el corredor.”

Entre otros datos interesantes del edificio, está el hecho de que el predio sobre el que se construyó la biblioteca perteneció a la Quinta Unzué, que sirvió de residencia a los presidentes argentinos y fue el lugar en el que falleció Eva Perón en 1952. En la actualidad, un sector del parque original se conserva sobre la Avenida del Libertados general San Martín.

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Bibliotecas y librerías https://arquine.com/bibliotecas-y-librerias/ Fri, 11 Dec 2015 01:58:59 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/bibliotecas-y-librerias/ En el caso de la Biblioteca, lo más importante es que se respetó el paisaje. No se hizo un edificio aplastado en el suelo. En este caso, quedó levantado, es como si el paisaje fuera abierto. Está metido adentro, su terraza cubierta funciona como una suerte de radiografía de lo que es el edificio: uno ya sabe cuál es el auditorio, cual es el corredor. Se asemeja a una plaza pública. Tiene miles de metros cuadrados pero el factor de ocupación del suelo son unos cuantos centenares: lo constituyen las patas de adelante y al hall de entrada —Clorindo Testa

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En el libro en el que se presentaban los proyectos finalistas y el ganador en el concurso para la Biblioteca de Francia, Bernard Marrey escribía acerca de la historia de las bibliotecas. Decía que “probablemente no haya sido un azar si, a principios del siglo XVIII, el término biblioteca, del griego biblion-théké, armario de libros, sustituyó en francés al término librería, más común y usado desde el siglo XII.” Marrey cita un texto de Eugène Morel, publicado en 1910, en el que explicaba la afortunada distinción: “cada año se queman grandes cantidades de libros ensuciados por el préstamo, medida higiénica, y se extraen los volúmenes que son de uso excepcional: anuarios envejecidos, primeras ediciones, periódicos viejos diez años, y esas honorables reliquias se le dan a guardar a un conservador de una biblioteca.” Para Morel, según Marrey, las librerías tenían agentes mientras que las bibliotecas tenían conservadores: unas destinadas al uso, otras a la conservación.

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Entre los finalistas de aquél concurso estuvo Rem Koolhaas y su Oficina para Arquitectura Metropolitana. Según Anthony Vidler, aunque obviamente no se construyó, ese proyecto fue una de las obras de arquitectura más emblemáticas y con mayor influencia de finales del siglo XX. Tras el proyecto para la Gran Biblioteca de Francia, OMA presentó otro para Paris, una biblioteca universitaria en Jussieu, en el que en vez de apilar un piso sobre otro, se despliega un suelo continuo que alcanza todos los niveles. Ese proyecto tampoco se construyó. El tercer concurso para una biblioteca que realizó OMA sí lo ganaron: el de la Biblioteca Pública de Seattle. En el libro de presentación del proyecto para el concurso, con el clásico cinismo koolhaasiano, se afirmaba que “la biblioteca —library, aun, en inglés— representa, acaso junto con la prisión, el último universo moral aceptado: el acomodo común para actividades «buenas» (o al menos necesarias).” Como recuperando lo dicho por Morel, se afirmaba que “la bondad moral de la biblioteca está íntimamente relacionada con el valor del libro: la biblioteca es su fortaleza, los bibliotecarios sus guardianes.” Koolhaas y su equipo no apostaban por la idea de resguardar libros, pues hoy la información se acumula en soportes que requieren mucho menos espacio que los libros, sino por el espacio social y público, por el uso, pues, y no por la conservación. En efecto, la de Seattle es una library y no una biblioteca.

En 1979 Jorge Luis Borges dio cinco conferencias en la Universidad de Belgrano. La primera la dedicó al libro: el más asombroso de los instrumentos del  hombre, pues es una extensión de la memoria y de la imaginación. Dice que por mucho tiempo pensó en escribir una historia del libro, no como objeto físico, cosa que no le interesa, sino sobre “las diversas valoraciones que ha recibido.” De Pitágoras a Emerson, pasando por Cristo, Shakespeare y Montaigne, entre otros, Borges habla de los que hablaban y de los que escribían. Contra la idea de que el libro terminará desapareciendo —ya en el aire en 1979 y antes—, Borges dice que eso no pasará, pues el libro “es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres.” Borges también dice que al leer un libro antiguo “es como si leyéramos todo el tiempo que ha transcurrido desde el día en que fue escrito y nosotros.” Pero también habla de algo que apunta a la diferencia entre la biblioteca, la caja de libros, y la librería, el lugar donde se usan:

Tomar un libro y abrirlo guarda la posibilidad del hecho estético. ¿Qué son las palabras acostadas en un libro? ¿Qué son esos símbolos muertos? Nada absolutamente. ¿Qué es un libro si no lo abrimos? Es simplemente un cubo de papel y cuero, con hojas; pero si lo leemos ocurre algo raro, creo que cambia cada vez.

Entre 1955 y 1973, Borges fue director de la Biblioteca Nacional de Argentina, cuyo edificio se encontraba en la calle México. En 1958 se decidió construir una nueva y más grande biblioteca. Borges presidió la comisión que determinó el programa a cumplir por el nuevo edificio. Se convocó a un concurso y el 12 de octubre de 1962 se eligió al equipo ganador: Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga. Clorindo Testa nació en Nápoles el 10 de diciembre de 1923. Su familia emigró a la Argentina cuando el tenía tan solo unos meses. Se graduó como arquitecto en la Universidad de Buenos Aires en 1948. En 1959 ganó el concurso para el edificio del Bando de Londres y América del Sur, que se terminó en 1966. El edificio de la Biblioteca Nacional tardo 30 años en construirse y se inauguró en 1992. De ese edificio Testa dijo algo que podría anticipar ciertas ideas de Koolhaas en Seattle y París:

En el caso de la Biblioteca, lo más importante es que se respetó el paisaje. No se hizo un edificio aplastado en el suelo. En este caso, quedó levantado, es como si el paisaje fuera abierto. Está metido adentro, su terraza cubierta funciona como una suerte de radiografía de lo que es el edificio: uno ya sabe cuál es el auditorio, cual es el corredor. Se asemeja a una plaza pública. Tiene miles de metros cuadrados pero el factor de ocupación del suelo son unos cuantos centenares: lo constituyen las patas de adelante y al hall de entrada.

Como los proyectos de Koolhaas, el de Testa es una biblioteca que también quiere ser una librería, un edificio que, como de los libros decía Borges, puede cambiar cada vez que se usa.

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Clorindo Testa (1923-2013) https://arquine.com/clorindo-testa-1923-2013/ Fri, 12 Apr 2013 18:51:04 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/clorindo-testa-1923-2013/ Para Clorindo Testa pintura, escultura y arquitectura eran parte de un único universo creativo e intelectual, donde muchas veces es difícil determinar los límites entre lo uno y lo otro.

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Si bien nacido en Nápoles, Italia y llegado a Argentina a los cinco años, Clorindo Testa era, sobre todo, un hombre de Buenos Aires. Un flâneur porteño. Arquitecto deslumbrante y artista genial, fue producto de una ciudad culta y apasionada de la cual se nutrió y extrajo sus principales cualidades. Formado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires (UBA), siempre prefirió el bajo perfil y que sus obras hablaran por él. Estudiante brillante descubrió tempranamente la modernidad en la arquitectura y adoptó al maestro Le Corbusier como referente y modelo profesional a seguir.  Para Clorindo Testa, pintura, escultura y arquitectura eran parte de un único universo creativo e intelectual, donde muchas veces es difícil determinar los límites entre lo uno y lo otro. Sus pinturas abstractas y expresivos dibujos de un tono intimista y severo contrastan con una arquitectura que siempre busca contagiar optimismo y alegría. Pareciera que esa dualidad vivía y tensionaba dentro de Testa. Viaja a Europa en 1949 con una beca de estudio para jóvenes graduados de la UBA y vuelve tres años después asumido como arquitecto y artista plástico.

Por esos días expone sus cuadros en las galerías porteñas y a los 28 años gana, junto a otros colegas, su primer concurso de arquitectura. El racionalista edificio de 1951 para la Cámara Argentina de la Construcción sería el inicio de una larga y dilatada trayectoria profesional. Testa se convertiría en el arquitecto argentino que más premios ha logrado cosechar en concursos de arquitectura a lo largo de todo el siglo 20. Esto da cuenta de su enorme voluntad y calidad de trabajo, pero también de la empatía y el respaldo que sus expresivas e innovadoras propuestas han tenido en el resto de la comunidad arquitectónica argentina. A diferencia de otros grandes arquitectos argentinos, Testa no cosechó enconos o enemistades. Su obra, por compleja y vanguardista, puede resultar polémica pero es imposible encontrar colegas que hayan tenido algún pleito con él; y eso no es poco en un ambiente tan competitivo y narcisista como el de la arquitectura. La humildad, sencillez y generosidad siempre lo han distinguido como un verdadero y elegante caballero.

 

Los primeros premios para las obras del Centro Cívico de la Provincia de La Pampa y la Biblioteca Nacional en Buenos Aires lo catapultan a la categoría de form giver y legitiman al monumentalismo brutalista como un territorio exploratorio posible para las condiciones económicas y tecnológicas de la argentina desarrollista de finales de los cincuenta. El de La Pampa será un conjunto donde sobresale un imponente volumen prismático de 180 metros de largo en código Le Corbusier de Chandigarh, donde sobresalen las cuidadas proporciones, sombras, llenos y vacíos de un gran ajuste plástico, revelando una sólida formación académica. En la biblioteca, un contundente “partido” libera el espacio público a nivel peatonal, concentra los depósitos de libros bajo tierra y hace crecer, mediante un monumental “árbol” de concreto, salas de lectura en un gesto orgánico de enorme potencia morfológica. También de esa época son el modelo urbanístico para el sector de Catalinas Norte y las intervenciones en los cementerios de la Chacarita y Flores, como producto de su trabajo en el área de urbanismo de la Municipalidad de Buenos Aires.

En 1964, Testa será convocado por el solvente y experimentado estudio SEPRA para participar en un concurso privado para la nueva sede del Banco de Londres en plena ciudad financiera porteña. El edificio resultante para la esquina de Reconquista y Bartolomé Mitre es la mejor obra moderna de arquitectura en Argentina durante el siglo 20, y una de las mejores en el mundo moderno. La combinación entre la solvencia profesional y rigurosidad constructiva del estudio de los arquitectos Sánchez Elia, Peralta Ramos y Agostini, junto a la vanguardista creatividad de Testa, produjo un resultado de gran particularidad y expresiva belleza. Una propuesta innovadora de una modernidad ciertamente influenciada por el último Le Corbusier, pero dotada a la vez de una calidad contextual dentro del denso tejido tipológico del barrio antiguo de la ciudad que es destacable y en la que el alumno supera al maestro. La esquina es tratada como una plaza abriendo la trama de potentes pórticos de concreto y dando entrada monumental mediante este espacio de transición techado de colosal altura, a la caja interna y transparente que encierra las funciones del banco. Allí, la organización espacial genera una experiencia dinámica y sugestiva de planos y bandejas suspendidos en el espacio. Testa rompe con la imagen de un banco tradicional y la moderniza de manera radical, pero al mismo tiempo produce una compleja lección de cómo dialogar y convivir de manera amable y respetuosa entre fuertes gestos y formas arquitectónicas con la ciudad preexistente.

Clorindo Testa fue un creador multifacético, no dogmático, de un gran oficio y capacidad creativa. Sus obras de intervención en el antiquísimo conjunto colonial de los monjes recoletos, en los setenta, dieron lugar a uno de los centros culturales públicos más dinámicos de la ciudad, haciendo popular la idea de reciclar e instalar una toma de conciencia respecto del patrimonio arquitectónico y sus potencialidades. Sus viviendas también serían motivo de experimentación y búsqueda de una poética singularmente provocativa, desde los volúmenes coloridos e irregular geometría de las casas La Tumbona y Capo Testa en la costa argentina, hasta los edificios de vivienda colectiva como el logrado conjunto de la calle Castex 3335. Para esa obra, Testa trabaja la idea de balcones-patio para los departamentos y logra una inserción no traumática de la tipología en torre dentro del tejido compacto de la manzana porteña. Testa demuestra todo el tiempo que primero es la ciudad, aún en una arquitectura de gestualidad formal tan potente como la suya. Su paso por la docencia universitaria fue fugaz, tuvo una cátedra en la UBA a finales de los cincuenta pero al poco tiempo supo que eso no era para él; no encontró ese placer y concentración que sólo le daban su estudio, atelier, y el diálogo ensimismado y lúdico con sus obras. Eso no obstó para que la propia universidad lo nombrara Doctor Honoris Causa, y que años más tarde, en 2006, la ciudad de Buenos Aires lo distinguiera como “ciudadano ilustre”.

Testa enseña por sus obras, haciendo más con menos, y eso en un país donde los recursos escasean es casi un compromiso ético y moral. Una forma de entender la profesión. Su minimalista y económica propuesta para la sede del Instituto de Cooperación Iberoamericana-ICI en un estrecho y tortuoso sótano con entrada sobre la calle Florida en Buenos Aires es testimonio de esa forma de entender la arquitectura como servicio y oportunidad. Su búsqueda alegre, pero nunca frívola de la belleza, lo llevó a experimentar formas, colores y texturas de gran expresividad pero sin descuidar ni hacer concesiones en la función y la utilidad, propias de la mejor arquitectura. Sus obras tienen muy presente la idea-fuerza de un “partido” claro y contundente, pero también invitan a un recorrido más intimo y fenomenológico por los detalles, los climas y los pequeños guiños que el creador deja a lo largo de esa promenade que nos propone transitar. Se ha ido un gran arquitecto y exitoso artista que desde su particular óptica ha creado una obra genial e irrepetible. Debe servir, de igual forma con la que planteó su relación con Le Corbusier, como inspiración creativa y no como modelo a copiar. En ella permanentemente conviven la razón y la emoción. Con inteligencia y mesura, Testa supo tomar lo mejor de Apolo y Dionisio. En el valor y amor por la ciudad reside el principal valor de su testamento.

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