Resultados de búsqueda para la etiqueta [Ciudades paralelas ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 17 Aug 2023 17:05:33 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Son revelados los renders del pabellón principal del Festival Burning Man https://arquine.com/son-revelados-los-renders-del-pabellon-principal-del-festival-burning-man/ Thu, 17 Aug 2023 14:46:04 +0000 https://arquine.com/?p=81933 Todos los años, el Festival Burning Man se celebra en el desierto de Black Rock, en Nevada, Estados Unidos durante nueve días. Cada año, se construye una ciudad temporal que inicia sus actividades el primer lunes de septiembre. El festival, que tuvo su primera edición en 1986, no acepta patrocinios y promueve la desmercantilización y […]

El cargo Son revelados los renders del pabellón principal del Festival Burning Man apareció primero en Arquine.

]]>
Todos los años, el Festival Burning Man se celebra en el desierto de Black Rock, en Nevada, Estados Unidos durante nueve días. Cada año, se construye una ciudad temporal que inicia sus actividades el primer lunes de septiembre. El festival, que tuvo su primera edición en 1986, no acepta patrocinios y promueve la desmercantilización y el aprovechamiento de la energía colectiva de los asistentes. Burning Man ofrece becas a cientos de artistas, creando piezas luminosas, interactivas y psicodélicas en la ciudad-desierto que se construye en comunidad. Su organización depende en gran medida del voluntariado y la recaudación de fondos para la mayoría de sus proyectos de diseño.

Cada año presenta una nueva estructura estética y arquitectónica para conmemorar el festival. Se han develado los renders de la instalación principal de este año llamada ​​Temple of Heart (Templo del corazón), con un diseño totalmente de madera realizado por los diseñadores Ela Madej y Reed Finlay.

​​“Para nosotros, este proyecto ha revelado el potencial más profundo de la arquitectura: ser un vehículo de curación y una forma de unirnos como seres humanos.”

Comentan los diseñadores.

El Templo del Corazón, de 12 metros de altura, pretende imitar una ​​“flor del desierto al revés”, con el tallo de la flor sobresaliendo hacia el cielo. La estructura descansa sobre una base de 12 puntas y el tallo se eleva hasta los 20 metros. Descrito como “un lugar para la meditación y el duelo”, el Templo Comunal del Corazón cuenta con 640 paneles de madera porosa, cada uno tallado con intrincados motivos florales.

La Cámara del Corazón, situada en el centro de la estructura, alberga la columna central, diseñada para ser decorada. Aunque la idea es que la instalación se queme al final del festival, el proceso de construcción está resultando bastante largo. Partes importantes del proyecto se están elaborando en las instalaciones centrales de Burning Man en Oakland, California, y luego se transportaran al recinto del festival. Después, se tiene planeado tardar otras dos semanas en construir el Templo del Corazón in situ.

El espíritu del evento se fundamenta en diez principios que resumen el concepto de Burning Man y los objetivos que sus fundadores pretendieron en un principio con su celebración se resumieron en 10 consignas, entre las cuales destacan; la inclusión radical (todo el mundo es bienvenido, sólo se necesita la entrada y su manual de supervivencia), tener autosuficiencia radical (Burning Man induce al individuo a descubrir, ejercitar y confiar en sus propios recursos internos y llevar todo lo necesario para subsistir en un lugar tan potencialmente hostil y remoto como el desierto), responsabilidad cívica (donde se espera que los participantes actúen de acuerdo a la ley local, federal y estatal, y que asuman responsabilidad por sus acciones dentro del festival) o no dejar rastro (no dejar ninguna huella de que se haya producido evento alguno en la región; no dejar basura, o de recogerla en caso de encontrarla.).

Aunque el festival cuenta con un autogobierno y un organismo central, gran parte del arte y el diseño se financian y transportan al lugar por medio del voluntariado y la recaudación de fondos.

El año pasado, se construyó una enorme estructura diseñada por los arquitectos Bjarke Ingels y Jakob Lange. La estructura se hizo con un material hinchable similar al utilizado en la construcción de globos aerostáticos.

El cargo Son revelados los renders del pabellón principal del Festival Burning Man apareció primero en Arquine.

]]>
Los 41: el baile y la ciudad https://arquine.com/los-41-el-baile-y-la-ciudad/ Fri, 26 Mar 2021 12:46:16 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/los-41-el-baile-y-la-ciudad/ El Baile de los 41 es paradójico. Aquella madrugada de 1901, anónima y caricaturizada, es un antecedente de una ciudad que al tiempo que se modernizaba en su infraestructura, era incapaz de reconocer y nombrar algunas realidades que la misma ciudad cobijaba.

El cargo Los 41: el baile y la ciudad apareció primero en Arquine.

]]>
Se puede afirmar que el llamado mito fundacional de la lucha por los derechos de la comunidad LGBT fue iniciado por un hecho urbano. En 1969, los clientes asiduos del bar Stonewall Inn, hartos del asedio policiaco, iniciaron los disturbios que después se transformarán en manifestaciones; es decir, en organización política. Sin embargo, lo que se ha asimilado como el inicio de una “revolución” para la ciudadanía LGBT, en realidad narra solamente la historia de una sola comunidad y de una única ciudad. Lo que propone la aparición de un disidente sexual en el espacio urbano se entiende a partir del territorio, físico y político, de Occidente. Por supuesto, existen otras historias sobre cómo la comunidad LGBT gestionó su vida en espacios urbanos, pero la de la Ciudad de México es por demás particular ya que no puso del todo en la superficie las realidades negadas de la otredad sexual, así como no legó nombres de activistas que pudieran ser recordados por la memoria colectiva. Lo nuestro se trató de un baile conformado por quienes se piensa que fueron aristócratas prominentes; baile que  causó un verdadero revuelo, pero uno que dejó en el anonimato a los involucrados. 

Hace 120 años, el 17 de noviembre de 1901, la policía arriba a la calle de la Paz en el Centro Histórico para detener un baile en el que fueron sorprendidos 41 hombres, la mitad de ellos vestidos de mujer. Antes de comentar brevemente la naturaleza sexual de este encuentro, quisiera proponer una hipótesis: la Ciudad de México inició el siglo XX con dos escándalos que le dieron mucha tela a la nota roja, a la crónica y a la literatura de la época. El primero sucedió en 1899 y concierne a Sofía Ahumada, quien se arrojó desde una de las torres de la Catedral Metropolitana. La diferencia en la manera como la prensa trató la nota de su muerte y el baile de los 41 es importante, ya que, en el caso de Sofía Ahumada, en casi toda la prensa de la época (desde la sensacionalista hasta la más seria) se habló no sólo sobre el suicidio sino sobre qué había motivado a una muchacha joven a quitarse su propia vida. Algunos periodistas criticaron la impudicia de la mujer, ya que sus paños menores (y sus entrañas) quedaron expuestos en la vía pública. Otros rastrearon a la familia y al supuesto novio que la orilló a cometer el pecado mortal. 

Por otro lado, lo sucedido en 1901 tuvo como respuesta uno de los mejores grabados de José Guadalupe Posada, quien dedicara una imagen acompañada de una copla que hacía escarnio a los que afrontaron la virilidad. Por supuesto que la prensa no dejó de reprobar enérgicamente la degeneración que se vivió en la calle de la Paz, pero no se conoce la lista de los asistentes al baile, así como no se sabe mucho sobre sus destinos. Se ha propuesto que la posición social de quienes fueron aprehendidos por la policía fue un factor que les ganó el anonimato. Sofía Ahumada vivía en una vecindad del centro, por lo que recibió algo que en términos contemporáneos se entendería como revictimización mediática, mientras que, en otro extremo, se ha llegado a decir que Ignacio de la Torre y Mier, entonces yerno de Porfirio Díaz, estaba entre los asistentes en el Baile de los 41. Entre ambos hechos, las jerarquías están así de contrastadas. También, la misma condición de hombres de los 41 es una posibilidad de que hayan conseguido el anonimato: suele pasar que la reputación masculina es más importante que la femenina. Pero, si bien estos aspectos son significativos, también lo es que la época pudo nombrar con mayor facilidad un suicidio femenino que la homosexualidad masculina, porque así de grave era la falta que se había cometido. En el caso de los 41, el anonimato y la ridiculización fue una manera de materializar al deseo homosexual en la Cuidad de México. 

El crítico literario Robert McKee Irwin, en un texto dedicado a este baile, comenta que, para 1901, “el paisaje sexual cambiaba”: 

La modernización rápida de la ciudad provocaba cambios en papeles de género, las obras más sexualmente escandalosas de la literatura francesa y las nuevas teorías de sexología europea circulaban entre los letrados, […]. En cuanto al tema de lo que se llamaría la homosexualidad masculina, el proceso de Óscar Wilde [se comentó] con reacción de espanto y disgusto en los periódicos de 1895.

El autor señala que, a pesar de que la sexualidad se volvía parte de la discusión pública, el baile de los 41 fue narrado en la prensa popular a través del humor al tiempo que no se decía mucho si estos hombres habían sido debidamente procesados por la ley o si tenían el derecho a defenderse. En la misma medida en que un acto de travestismo apareció en el discurso público, las historias de quienes fueron sorprendidos en la calle de la Paz fueron desvanecidas. McKee Irwin no deja de mencionar la jerarquía social de los asistentes al baile, pero establece que “la prensa no publica entrevistas con los 41 sino que inventa su autoexpresión a través de la farsa. Todos  –la prensa, los policías, el gobernador, los comandantes militares, ‘las comadritas’– tienen mucho que decir sobre estos hombres, pero a nadie le interesa saber su punto de vista.” Si partimos de la idea de que la ciudad tiene una relación cercana con las vidas que se viven en sus calles, podemos esbozar que la capital que vivieron los 41 estuvo cifrada más por la necesidad del anonimato que por la de ocultar el deseo con el fin de incrementarlo.

Una representación reciente de este suceso toma en cuenta esta relación entre la ciudad y las posibles vidas de quienes acudieron al encuentro: la película El baile de los 41 (2020).  Dirigida por David Pablos, los personajes recorren una ciudad que por lo general vemos vacía. La explanada del Palacio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, hoy Museo Nacional de Arte, así como las calles de Madero y de Tacuba son algunas de las locaciones por las que estos homosexuales, burgueses acaudalados, transitan sin que sean espiados por una ciudad que, para ese momento, era populosa y en la que coexistían la clase alta con los habitantes de las vecindades. Pareciera que Pablos imagina una ciudad en la que los secretos sexuales pueden fraguarse porque la alta sociedad la puede dominar, al borde de que no vemos a nadie más que a los protagonistas encontrarse en casonas y en hoteles sin que ninguna otra presencia urbana interrumpa la construcción de sus afectos. Sólo estos aristócratas en específico pueden expresar su deseo sexual en la ciudad. Pablos propone que el baile de los 41, más que una reunión concebida en una clandestinidad forzada, es una sociedad secreta que lamentablemente fue disuelta por una redada policial, más por una serie de descuidos que porque la homosexualidad fuera de por sí penada por la ley.

Irónicamente, una novela publicada en 1906, titulada Los cuarenta y uno: novela crítico-social y firmada con el seudónimo de Eduardo A. Castrejón puede darnos una idea mucho más precisa de cómo los 41 fueron partícipes de una ciudad que comenzaba a ser moderna en su infraestructura y en su vida cotidiana. Escrita con un tono pedagógico y aleccionador, la historia de Castrejón no sólo denuncia el vicio de la homosexualidad sino como éste es detonado por “la pobreza que se vive en la ciudad: sin un correcto dominio de las pasiones –acrecentado por el hacinamiento– las personas dan rienda suelta a sus instintos”, a decir de José Antonio Martínez Díez Barroso en su artículo “Hombría y ciudad”. Para el autor de la novela crítico-social, que un grupo de homosexuales pudiera disfrutar de su sexualidad es porque la misma urbe, al concederles el anonimato, permitía que esos hombres pudieran construir su identidad, definir entre iguales sus prácticas afectivas, reconocerse en la clandestinidad sin temer a las represalias. Díez Barroso comenta: “En la ciudad, el anonimato propició la libertad individual que, a su vez, liberó algunos tabúes sexuales. En el campo y la provincia sólo se murmuraba, porque todos se conocían entre sí. La mancha urbana y la era del crecimiento industrial (con todo y su inestabilidad económica y ambiental) colocaron a la ciudad como un bastión de lo novedoso y lo innovador.” No es que a los 41 les perteneciera la capital por su posición social sino que, a pesar de ésta, tuvieron que concebir sus encuentros en el anonimato. Ni siquiera hombres poderosos del siglo XIX pudieron declarar su verdadera inclinación sexual, como señala Carlos Monsiváis en “Los 41 y la gran redada”: “En las operaciones de la mentira, lo que afianza el control del patriarcado es el temor a ser descubierto.” 

Para Díez Barroso, “al nombrar las cosas cobran sentido, realidad”. Las formas de visibilizar a los 41 tuvieron repercusiones en la ideología y en el espacio urbano. Por una parte, se sabe que Eduardo A. Castrejón fue un militar y político con una carrera medianamente exitosa. Un teniente y diputado narró la historia de los 41 y, según relata McKee Irwin, sucedió que en los colegios militares se saltara el número 41 en el conteo de los cadetes. Esta cifra representó a la homosexualidad misma y, como tal, fue negada en instituciones masculinas como la militar. Asimismo, el grabador José Guadalupe Posada presentó su caricatura de los 41 de una manera contundente: “¡Aquí están los maricones! / Muy chulos y coquetones”. Desde 1901, la palabra maricón es sinónimo de homosexual y tiene equivalentes en otras descripciones como puto o joto, las cuales se materializan en una diversidad de espacios y situaciones que van del insulto en la calle, pasando por el coro en los estadios de fútbol hasta llegar a las recientes pintas en la Universidad Autónoma de Nuevo León. No se conocen los nombres de los 41, pero sí se conoce una caricatura de ellos que nos deja muy en claro qué es lo que eran. A su vez, en su novela, Castrejón dejó en claro qué hombres eran los que sí hacían un verdadero aporte a la vida social y urbana: los obreros, una idea que fue replicada por el muralismo mexicano, cuya imagen de la masculinidad puede ser consultada en casi todos los espacios institucionales de la capital. 

Sin embargo, el Baile de los 41 es paradójico. Aquella madrugada de 1901, anónima y caricaturizada, es el primer antecedente de una ciudad que no sólo se modernizaba en su infraestructura. Es el primer antecedente de que en la ciudad no sólo estaban coexistiendo el matrimonio heterosexual, la iglesia y el gobierno. Ese anonimato, contradictorio como es, es lo que inicia otras historias sobre ciudad y vividas en la ciudad, unas que, afortunadamente, ya pueden ser nombradas con mayor precisión.

El cargo Los 41: el baile y la ciudad apareció primero en Arquine.

]]>
El virus de los otros https://arquine.com/el-virus-de-los-otros/ Fri, 19 Jan 2018 18:29:07 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-virus-de-los-otros/ La enfermedad rompe la armonía de la ciudad: se convierte en una anomalía a la que hay que erradicar, al alterar la pulcritud de los espacios públicos por aquello que no corresponda a lo que normalmente se encuentra ahí. Y sucede que la enfermedad tiene el rostro de una población específica: aquellos que, generalmente, son excluidos.

El cargo El virus de los otros apareció primero en Arquine.

]]>
Estanterías vacías en un supermercado de la Ciudad de México durante la epidemia de influenza AH1N1. Fotografía: Eneas De Troya. Licencia CC BY 2.0. Wikipedia

 

En el año 2009, el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y el médico y secretario de salud, José Armando Ahued, tomaron la decisión de suspender las actividades públicas del entonces Distrito Federal por alerta epidemiológica. Tal como lo reporta Arturo Páramo para Excélsior, “los casos reportados en hospitales del sur de la ciudad eran de una rara especie de gripe que se resistía al tratamiento con los antivirales de rutina. Cultivos de la cepa fueron enviados a los laboratorios en Canadá y Estados Unidos al tiempo que en la Ciudad de México se multiplicaban los casos de esa gripe fulminante”. Gracias a las medidas que se accionaron, cuerpos de enfermería trabajaron a un lado de la milicia, las escuelas capitalinas fueron desalojadas y en los transportes públicos aparecieron los tapabocas y los desinfectantes. En el mismo texto de Páramo, una memoria retrospectiva de los sucesos, se encuentra señalado que poco más de 1200 personas murieron por la influenza AH1N1. En un panorama mucho más general, Ahued le declara al periodista que la ciudad atraviesa una crisis: “Más que administrar la actual la salud de los capitalinos, avizora que hay que prepararse para la debacle que se avecina”. Y esa visión no tiene únicamente un fundamento biológico. La obesidad y el riesgo que implica para los mexicanos su propia actividad sexual se encuentran espoleados por idiosincrasias culturales y educativas. Mientras ambos síntomas incrementan sus índices, existen los esfuerzos por evitar que arribe la educación sexual a las escuelas o por sostener con presupuestos o espacios dignos a las actividades deportivas, ya no digamos en lo que respecta únicamente al ámbito escolar: las áreas para hacer ejercicio son expropiadas para que así cumplan con otras agendas.

 

Misa para rogar por el fin de la epidemia. Fotografía: Eneas De Troya. Licencia CC BY 2.0. Wikipedia

 

Pero, aparte de estas tensiones eternas entre las iniciativas públicas y las consciencias que reprueban la repartición de preservativos, se construye otra significación que resulta, algunas veces, mucho más activa que los debates meramente informativos sobre la enfermedad en los ámbitos urbanos. Cada epidemia trae consigo un relato, una ficción colectiva que, en sí misma, no se opone a una construcción de verdad sino que termina funcionando precisamente como una definición de la realidad. En las crónicas neoyorkinas que se pueden leer sobre los primeros años del SIDA, se narra cómo los doctores, para atender a ésos enfermos, no usaban únicamente las batas reglamentarias sino que se aproximaban usando un traje casi de astronauta. Los hospitales modificaron sus funciones espaciales con el fin de que ingresara aquello que aún era desconocido y que tenía la forma de una decrepitud que, aún para el personal médico, acostumbrado a las violencias del cuerpo humano, no podía asimilar tan fácilmente. De la misma manera, los espacios fueron tomados por la pulsión del SIDA. Primero se dijo que se esparcía a través de los retretes y, en los momentos más cruentos, surgió el terror ante la proximidad. Estar a un lado de alguien contagiado era estar en presencia de la enfermedad misma. Tal vez sea por esto que la enfermedad pone en crisis a los espacios públicos y a la civilidad que albergan. Si te era indiferente tu vecino de asiento en el autobús, la evidencia de un sarcoma sobre su piel puede provocarte pánico. De la misma manera, durante el brote de sífilis londinense a principios del siglo XIX, las prostitutas fueron la encarnación del virus y no sus meros huéspedes, al borde de que, hoy por hoy, los índices de prostitución citadina son tomados en cuenta también en las esferas de la salud pública. Desde otro extremo histórico, el antisemitismo en la época fascista tuvo su explicación biológica, lo mismo que el racismo contemporáneo estadounidense. La frenología y la microbiología proveyeron de los sustentos “objetivos” que aceleraron la segregación espacial de ambas poblaciones, lo que trajo como consecuencia la suspensión de lo público en los espacios urbanos, antes de que el periodo neoliberal propusiera a los centros comerciales como un dispositivo discriminador.

 

La plaga de Florencia en 1348, tal y como se describe en el Decamerón (‘Il decameron’) de Boccaccio . Grabado de Luigi Sabatelli

 

El relato ideológico sobre la enfermedad permite expandir nuestras nociones mismas sobre lo que es la enfermedad. Si un virus es una alteración sobre la armonía de la salud, una diferencia a la que hay que erradicar, la pulcritud de los espacios públicos puede verse alterada por aquello que no corresponda a lo que normalmente se encuentra ahí. Las noticias sobre migrantes que son atacados por hablar español en tiendas, en parques o en medios de transporte, nos permiten intuir que, para cierta nacionalidad, el lenguaje es un virus, un síntoma que intoxica los espacios. La influenza que vació la ciudad no estuvo exenta de sus teorías conspirativas, aunque ese cuidarse de las calles actualmente permanece. Después de la gripe, para la ciudad comenzó la paranoia ante otra alerta de salud pública: el narcotráfico.

 

El cargo El virus de los otros apareció primero en Arquine.

]]>
Ecatepec. Sobrevivir la periferia https://arquine.com/ecatepec-sobrevivir-la-periferia/ Thu, 23 Nov 2017 23:15:59 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/ecatepec-sobrevivir-la-periferia/ La periferia es la hermana incómoda de la ciudad. Es la zona alejada, violenta e incomprendida que deviene en meme en las redes sociales. Pero más allá del estereotipo marginal y la carga kitsch que se le atribuye, la periferia es una realidad que miles de personas experimentamos día con día y que —ya sea a manera de denuncia, sensibilización o simple oportunismo— se ha convertido en un tema recurrente en la producción artística reciente.

El cargo Ecatepec. Sobrevivir la periferia apareció primero en Arquine.

]]>
 

Publicado originalmente en GASTV.mx.
Lee la versión original aquí.

 


 

La periferia es la hermana incómoda de la ciudad. Es la zona alejada, violenta e incomprendida que deviene en meme en las redes sociales. Pero más allá del estereotipo marginal y la carga kitsch que se le atribuye, la periferia es una realidad que miles de personas experimentamos día con día y que —ya sea a manera de denuncia, sensibilización o simple oportunismo— se ha convertido en un tema recurrente en la producción artística reciente.

***

“¡Ya valió verga, saquen sus carteras!”

Para José Fabián Estrada (México, 1988) alias “Perro”, eso es Ecatepec: un asalto a las personas. En su libro, compuesto por catorce ilustraciones, Perro retrata la realidad de dicho municipio del Estado de México. Después de varios intentos por reunirnos acordamos, muy a nuestro pesar, vernos en el centro de la ciudad para hablar de la periferia. Una vez superada la ironía del sitio de encuentro, me platica que uno de los detonantes de la publicación fue un robo sufrido hace tres años en Ecatepec.

Al regresar de su trabajo a media noche, un par de sujetos lo despojaron de su celular junto con su mochila. “La gente no sabe lo que es bajarse del camión y tener que correr cuatro cuadras a su casa porque te pueden matar, violar o secuestrar. No imaginan lo que es correr para no morir, lo que es tener que llegar a un municipio en el que todos los días no vives, sobrevives”. La pérdida que más lamentó fue una libreta con treinta dibujos que había realizado mientras cursaba la licenciatura en diseño gráfico y la maestría en ilustración.

A principios de este año, Perro le propuso a Rodrigo Téllez, editor de Ediciones Hungría, retomar la idea del cuaderno y hacer una publicación. La portada del libro es un guiño a Llano en llamas, de Juan Rulfo. Una niña, tras ser violada, huye de su casa en plena lluvia y bajo una densa nube negra que emerge de la quema de pastizales. Una imagen recurrente de la adolescencia de Perro, en la que veía cómo realizaban las quemas controladas a lo largo de las avenidas. “Ecatepec está siempre en llamas. El Estado de México y el país siempre están ardiendo”, comenta. Ese recuerdo del fuego que no se expande es, para él, una alusión a la violencia que es controlada y dirigida por el mismo gobierno.

Todas las ilustraciones son inéditas a excepción de La ciudad y los gatos, el único dibujo que recreó de la libreta robada. La imagen es una estampa de Cuba en la que muestra las similitudes entre el país del Caribe y el municipio mexiquense. “Ecatepec va de lo micro a lo macro. Es sobre mi municipio, México y, a la vez, toda América Latina”. Recuerda que en su última noche de visita en La Habana, un cubano le dijo: “esto es el infierno, es preferible morir en cualquier otro lado que aquí”. Es curioso ver que salir de Ecatepec también es considerado como un logro.

Ha pasado un mes desde que Perro dejó Ecatepec. Ahora vive en el norte de la Ciudad de México y “es de lo más aburrido que he hecho en la vida, no hay perros muertos en las calles, las banquetas están limpias, pintadas de amarillo y tienen lucecitas”, señala. Piensa que lo que más tristeza le provocó al irse de su casa fue sentir que estaba traicionando a su realidad, “que era el que abandonó a su municipio y se fue de ahí porque le sacó. Porque no hay ni dónde cubrirse del sol, porque ni árboles tenemos”. Cuando platica esto en las presentaciones del libro la gente se ríe, “esto no es un chiste, es una realidad de la que muchos se están burlando y tomando a la ligera”.

La página central del libro, que en un inicio fue pensada como portada, aborda un tema del que es inevitable hablar y que encendió los focos rojos en Ecatepec: la violencia de género. Perro retrata una situación de la que fue testigo a sus catorce años y que lamenta por no haber actuado de otra manera más allá de llamar a la policía. Una discusión entre una pareja en un lote baldío dio lugar, minutos después, a esta escena: una mujer joven, semidesnuda, con mordidas, rasguños y con una contusión en la cabeza, abandonada en el suelo. “Años después, me di cuenta de que el primer desnudo que había visto en mi vida, era de una mujer que estaba a punto de ser asesinada por un cabrón”.

Perro reconoce que un libro no hará que los feminicidios y la violencia terminen. Por el contrario, su preocupación es que la publicación se haga atemporal: “no me deja nada tranquilo el saber que estoy haciendo un libro de este municipio y que las cosas el día de mañana, el mes o el año que viene van a seguir igual”. A pesar del panorama desalentador, el hecho de saber que la gente se siente identificada con el libro, lo comente en las redes y suba sus fotos, le da ánimos. Es una pequeña demostración de cómo es posible transformar el terreno de la precariedad en un sitio lleno de posibilidades para la creación.

Con un tiraje de apenas 300 ejemplares, Perro espera que “esos libros estén bien aprovechados y no los tengan güeyes que nada más los van a empolvar en sus libreros o a mamonear en la Roma, la Condesa o Coyoacán”. La idea es mostrar lo que está sucediendo en el municipio y las consecuencias de décadas de políticas fallidas reflejadas en cada dibujo. No debe sorprendernos el éxito que está teniendo el libro, lo que debería llamar nuestra atención es la falta de proyección de las propuestas artísticas provenientes de estas zonas.

Ecatepec es un libro que le rinde tributo al municipio más poblado de Latinoamérica, al sitio del que todos quieren escapar y nunca volver. Es una mención al penoso primer lugar de feminicidios en el país, es un homenaje a los grafiteros y a la gente que viaja más de cuatro horas al día para llegar a su trabajo o escuela. Es una publicación pensada en las personas que generan sus propias estrategias de supervivencia al interior de la periferia y que, además, tienen que lidiar con el estereotipo y las miradas de compasión o sorpresa al decirle a los demás dónde viven. Es una invitación para pensarse como parte de un todo, “es muy triste que nos vean como cosas raras, al final todos sufrimos el mismo gobierno y somos parte del mismo problema”.

Después de tres horas de charla y de pagar cuarenta pesos por un café que en Ecatepec nos costaría cinco, Perro insiste: “el libro es para que las personas lo intervengan, para que se atrevan a colorearlo, a desmadrarlo o a sacarle copias, aunque mi editor diga que no. Este libro no es mío, es de todos”. Es verdad que en la periferia se experimenta de otra forma la ciudad y tratar de explicársela a alguien que no la ha vivido es muy complejo. Sin embargo, el libro que nos presenta Perro es un fuerte ladrido a lo lejos que nos obliga a voltear hacia Ecatepec. Para él, definir la periferia sale sobrando “no sé qué signifique, solo sé que estoy al margen de todo, al borde, y estoy a punto de caer”.

El cargo Ecatepec. Sobrevivir la periferia apareció primero en Arquine.

]]>
El neoliberalismo sale de noche https://arquine.com/el-neoliberalismo-sale-de-noche/ Thu, 26 Oct 2017 22:55:31 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-neoliberalismo-sale-de-noche/ La noche suele interpretarse a través de políticas y activismos. Si nos planteamos un panorama generalizador, podemos encontrar tres momentos de relación con la noche. El primero es cuando los organismos de seguridad independientes y oficiales toman a la vida nocturna como medida estándar para determinar qué tan segura es una ciudad.

El cargo El neoliberalismo sale de noche apareció primero en Arquine.

]]>
 

Fotografía: Pedro Hernández Martínez
 

La noche suele interpretarse a través de políticas y activismos. Si nos planteamos un panorama generalizador, podemos encontrar tres momentos de relación con la noche. El primero es cuando los organismos de seguridad independientes y oficiales toman a la vida nocturna como medida estándar para determinar qué tan segura es una ciudad. La carencia de centros de esparcimiento, como bares y restaurantes, se observa en relación a un incremento de la criminalidad. Por otro lado, desde el lugar de grupos cuyo interés está en defender abstracciones tales como la decencia y los valores, se ha enunciado que aquellos mismos centros de esparcimiento son pretextos para la transgresión: se han concebido espacios públicos desde la óptica del día, desde lo meramente familiar o laboral; espacios que trazan una sinonimia bastante cuestionable entre lo que es recreacional y lo que compete a la esfera de la salud pública; sitios que anulan la presencia de realidades sociales como la prostitución y la indigencia. El tercer frente es la capitalización de lo nocturno, una práctica que se disfraza de la retórica de la seguridad para poder construir una industria y hacer de la ciudad nocturna otro paisaje para el consumo. Por ejemplo, es totalmente posible traducir la actividad nocturna de la comunidad LGBTQ a una economía. A cambio de reconocerles (y hasta cierto punto) ya no sus derechos sino su visibilidad, el mercado proveerá espacios sanos pero recreacionales, seguros pero con un aura barrial. No dejará de ser pertinente mencionar que los “barrios gay” más famosos se encuentran también entre los más caros. Siguiendo esta línea de lo capitalizable, el 30 de agosto de 2017 el periódico The New York Times reportaba que en Nueva York aparecerá una figura pública llamada alcalde nocturno, cuya función consistirá en plantear una agenda de políticas públicas que permitan estimular la economía local nocturna ante el cierre circunstancial de centros consolidados para el esparcimiento, como el legendario CBGB, recinto de conciertos que se reclama como la cuna donde nació el movimiento punk.

Hasta aquí, la división trazada entre el día y la noche pareciera reducir el tránsito del sol a dos productividades: la clase media que ocupa las calles durante el día y la misma clase media que se divierte, o que debería de poder divertirse, durante la noche. Más que buscar la romantización, ciertamente anticuada, de la noche como un momento apologético de la sensualidad y lo diabólico, lo que buscamos decir que es el momento económico actual es mucho más complejo que las diferencias entre lo seguro y lo inseguro, entre la salud y la vulneración del espacio público. En su libro Dark Matters: A Manifesto for the Nocturnal City (Zero Books, 2016), el arquitecto Nick Dunn plantea que las ciudades son la muestra de cómo el capitalismo contemporáneo complejiza las relaciones entre lo diurno y lo nocturno. “La aceleración de las ciudades como el espacio en el que opera [la economía actual] se refleja en ese hoyo de gusano en el que se cruzan mercados, políticas y, desde su sitio tan aséptico, la cultura. Tal vez, el logro mayor del capitalismo se encuentre en el paisaje urbano que adorna nuestro planeta. En este sentido, hablar de especificidades ya no importa mucho. Podemos, y algunos lo hacemos, discutir ‘ciudades’ y ‘urbanidades’ como si fueran objetos cerrados; de hecho, esta forma de ver las cosas tal vez sea parte del problema”. Más adelante, continúa: “La ciudad no está allá afuera —una construcción que nos separa de nosotros mismos— pero está aquí, en nuestros cuerpos: su materialidad informa nuestras decisiones durante nuestras caminatas, incluso marca la forma de nuestro calzado”. Continuando la propuesta del autor, podemos radicalizar un poco más su noción sobre capitalismo: ¿las economías surgen únicamente del corporativismo trasnacional y las industrias culturales? ¿Los cuerpos de quienes recorren las ciudades únicamente experimentan una forma empresarial de vivir el día y la noche?

El periodista Sergio González Rodríguez en su libro clásico Huesos en el desierto (Anagrama, 2002) define al neoliberalismo mexicano como uno que sucede bajo condiciones sumamente particulares y excesivamente adversas. La disolución entre el comercio legal y el narcotráfico es el marco que genera una de las condiciones más extremas de la economía nacional tras la firma del Tratado de Libre Comercio: la desaparición de mujeres en Ciudad Juárez. A partir de diversos enfoques, González Rodríguez logra establecer el nexo entre el capitalismo globalizado al que ingresó el país y los asesinatos misóginos cuyo contexto político fueron los sexenios de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León y Vicente Fox Quesada. El TLC, el Fondo Bancario de Protección al Ahorro y la promesa de una regulación migratoria de México a Estados Unidos fueron, respectivamente, los motores de campaña de cada mandato. Uno de los aciertos mayores del libro es la problematización de las nociones políticas entre el día y la noche y la forma en que los espacios se ocupan para ambos momentos. Para la frontera, la entrada a la política globalizada significó la modificación del entorno urbano con la construcción de maquiladoras en las que, en su mayoría, laboraban mujeres. Según el autor, los tránsitos entre las casas y las maquiladoras son lo suficientemente largos como para que una mujer pueda desaparecer sin que nadie se de cuenta. Esos recorridos se inician durante el día. En lo que respecta a la vida nocturna, esta incrementó, sobre todo en sitios estratégicos que se encuentran mucho más cercanos al límite con Estados Unidos. La vida nocturna terminó consolidando un sitio de tránsito permanente entre ambas geopolíticas, y sobre todo, una zona altamente capitalizable para el narcotráfico y la trata de personas. Ciudad Juárez terminó siendo un lugar en el que la facilidad para entrar y salir vulneró de maneras extremas a su ciudadanía (existe la hipótesis que las muertas de Juárez fueron víctimas del comercio de cine snuff: estadounidenses llegaban para filmar los asesinatos), y su actividad nocturna comenzó a densificarse tanto que dificultó las tareas más mínimas para el rastreo de las víctimas. Por el lado de lo diurno, la productividad que pudieron representar las maquiladoras terminó siendo uno de los signos de la explotación contemporánea. Existe el caso de una mujer que llegó tres minutos tarde después de su hora de entrada. No le permitieron el paso. No regresó a casa.

Durante mucho tiempo, el discurso sobre el día como un espacio para lo funcional y la noche como uno para lo recreacional fue propio de los mandatos estatales, que buscaban sanear la imagen de Juárez ante los medios de comunicación y ante el extranjero.

Fotografía: Pedro Hernández Martínez
 

El cargo El neoliberalismo sale de noche apareció primero en Arquine.

]]>
Transportes felices https://arquine.com/transportes-felices/ Fri, 04 Aug 2017 21:25:27 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/transportes-felices/ La percepción que tienen las autoridades del metro sobre el suicidio, más que ingenua, es obscena e insensible. Se pretende construir algo tan intangible y decorativo como un “ambiente” que detenga la depresión, como si los suicidas fueran una suerte de subnormales a los que se les puede disuadir con música “linda” y luces de colores, como si la depresión se resolviera con artificios.

El cargo Transportes felices apareció primero en Arquine.

]]>

En la novela Neuromaner (1984) de William Gibson, la primera entrega de la trilogía Sprawl, el autor describe una ciudad ficticia llamada Chiba, un territorio que entiende los cuerpos de sus habitantes a través de la ilegalidad y del capitalismo. Los cirujanos pueden incapacitar corporalmente a los empleados de las múltiples empresas del mercado negro o bien implantarles ya no dispositivos que puedan incrementar su eficiencia, sino los logotipos de las marcas para las que estén trabajando. También, la vivienda más barata es aquella que se adapta al cuerpo, como si se tratara de un ataúd (de hecho, a esas habitaciones se les nombra coffins, ataúd). Pero una de las aristas más impresionantes de Chiba es su paisaje: una acumulación de desperdicios tóxicos en la que sobresalen aquellos espacios destinados a la felicidad y al descanso, espacios que físicamente lucen como escaparates sobresaturados y cuya operación está centrada en el artificio. Sobre esa gran mancha de carbono que es Chiba, de cuando en cuando aparecen ciertas mutaciones que vuelven más monstruosa a la ciudad, parches decorativos que la vuelven más fotogénica.

 

Trazando las debidas distancias entre Chiba y el Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México, podríamos decir que este sistema de transporte albergaba la misma acumulación de desperdicios y de ilegalidad, una acumulación tan organizada que llegó a representar la principal posibilidad para la economía informal de la capital. Las medidas fueron tomadas y las autoridades del metro lograron mitigar, si no es que limpiar del todo en algunas estaciones, el comercio que sostenía precariamente a una cifra importante de personas, pero sin que fueran recolocadas en un empleo que les permitiera sustituir horas de jornada subterránea por horas de jornada terrestre. No sólo fue extirpado un comercio, también fueron retirados cuerpos para que los usuarios formalizados (y probablemente no menos precarios) pudieran tener un trayecto mucho más cómodo, más placentero, más feliz.

Además del comercio informal, una de las constantes del metro era la muerte. En una nota del 19 de julio de 2011, Excelsior reporta que sucedía un suicidio cada diez días. Se le solicitaba al entonces alcalde Marcelo Ebrard que tomara medidas para disminuir la tasa de sucidios, un problema humano al tiempo que de operatividad: un suicidio bloquea por algunas horas el tránsito de los trenes y un alentamiento, por mínimo que sea, colapsa varias estaciones. Seis años más tarde, Jorge Gaviño, el director del STCM, lanza una campaña llamada Salvemos vidas que consiste en crear ambientes apacibles en las estaciones que reportan una mayor tasa de suicidios. Estas estaciones mantendrán en sus bocinas música apacible y luces que generen sensaciones de calma, además de programar exposiciones de arte y charlas terapéuticas.

 

La percepción que tienen las autoridades del metro sobre el suicidio, más que ingenua, es obscena e insensible. A la manera de los espacios de felicidad de Chiba, se pretende construir algo tan intangible y decorativo como un “ambiente” que detenga la depresión, como si los suicidas fueran una suerte de subnormales a los que se les puede disuadir con música “linda” y luces de colores, como si la depresión se resolviera con artificios, como si la depresión fuera más bien un problema de higiene para la ciudad y no una situación más concerniente a la salud mental. En este arranque de interioristas por parte de las autoridades del metro, el bienestar es una escenografía que busca evitar entorpecer el tránsito de los trenes: el suicida se sentirá feliz en la estación que aborda, irá a su casa y ahí, en la tranquilidad de su espacio doméstico, es donde podrá quitarse la vida.

Pareciera que existen cuerpos que no funcionan para la maquinaria de la capital, tanto en las inmediaciones del metro como en los exteriores. Los comerciantes y los suicidas son ejemplos en el STCM. El campamento de indigentes en la calle artículo 123 fue retirado también, y en el lugar que antes funcionaba como vivienda para ellos, ahora se celebran exposiciones públicas de arte. Todo sea por ese bienestar que vuelve un poco más monstruosa a la Ciudad de México.

Imagen actual del lugar donde se encontraba el antiguo campamento de Artículo 123

El cargo Transportes felices apareció primero en Arquine.

]]>
Transportarse con ligereza. Conversación con Areli Carreón https://arquine.com/transportarse-con-ligereza/ Fri, 30 Jun 2017 23:58:52 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/transportarse-con-ligereza/ “La bicicleta llegó bastante antes que el automóvil: este hecho es poco conocido. Ha estado en nuestra sociedad durante todo este tiempo. Sólo que había pasado desapercibida, era casi invisible. Porque no hace ruido, porque no causa problemas, porque no le causa conflictos a nadie. Digamos que la bicicleta comenzó a funcionar en una sociedad que poco a poco se ha ido motorizando (...) Pero ahora como la bici es el ‘chico nuevo’ y comienza a ser considerado en las políticas, resulta que es la causa de tanto mal que existe en la movilidad, el producto de tanto obstáculo y tanta enemistad en la calle”

El cargo Transportarse con ligereza. Conversación con Areli Carreón apareció primero en Arquine.

]]>
 

Es un deporte que para practicarlo no necesita uno de compañeros, nos dice Julio Torri sobre la bicicleta. Propio pues para misántropos, para orgullosos, para insociables de toda laya. El ciclista es un aprendiz de suicida. Sobre estas palabras, Areli Carreón, activista recientemente nombrada como Alcaldesa de la Bicicleta en la Ciudad de Mexico, opina: “Creo que desde siempre se nos ha visto como los outsiders de la sociedad. Como si no pagáramos impuestos, como si estuviéramos utilizando la calle de una manera abusiva, justo por la flexibilidad y la generosidad de nuestro vehículo. La bici se usa de diferentes maneras y de diferentes formas y se adapta a cada persona, un poco como la ropa. Y esta adaptabilidad, creo, es lo que nos ha malrrepresentado como marginales”.

Brockhaus-Efron_Velosipedy2

El diseño de la bicicleta se ha mantenido desapercibido en la historia de la movilidad. “La bicicleta llegó bastante antes que el automóvil: este hecho es poco conocido. Ha estado en nuestra sociedad durante todo este tiempo. Sólo que había pasado desapercibida, era casi invisible. Porque no hace ruido, porque no causa problemas, porque no le causa conflictos a nadie. Digamos que la bicicleta comenzó a funcionar en una sociedad que poco a poco se ha ido motorizando”, opina Carreón. “Ahora, llegamos al punto en el que estamos por varias razones. Pero a partir de diversas crisis, cuando el modelo de movilidad centrado en el auto empieza cuestionarse, resulta que la bici ahí sigue. Regresa por sus fueros y se presenta como una opción frente al automóvil, precisamente porque es un transporte individual que te lleva de puerta a puerta, que no depende de horarios y que se dirige a partir de la necesidad absoluta de quien la conduce. En ese sentido, es como la versión light del automóvil, y es la versión light no sólo porque pesa poco, sino también porque sus impactos sociales no son tan severos. Esas características de agilidad, rapidez y libertad se transforman en un emblema que cuestiona y, para algunos, que viene a hacerle la guerra al automóvil. No es una guerra. Hemos tenido debates encarnizados en Twitter por estas cosas. Nos han dicho que no toleran la libertad con la que nuestro vehículo puede moverse por la ciudad, libertad tal que a veces se pueden saltar ciertas reglas (omitiendo que una gran mayoría de ciudadanos ni siquiera conoce esas reglas). Pero ahora como la bici es el ‘chico nuevo’ y comienza a ser considerado en las políticas, resulta que es la causa de tanto mal que existe en la movilidad, el producto de tanto obstáculo y tanta enemistad en la calle”.

A la bicicleta, como a todas las minorías que se vuelven visibles en el espacio público, se le acusa de hegemónica. Carreón plantea que, de lo que se trata, no es de privilegiar una modalidad de transporte, más bien se tendría que buscar la integración de los transportes en la ciudad. “Quizás algunos han malinterpretado que como gobierno o como asociaciones y organizaciones promotoras del uso de la bici, lo que buscamos es que todos se suban a la bici ya y que tiren su auto. La bicicleta es una y debe ser una opción de todas las que existen para moverse en la ciudad. Los datos que tenemos nos arrojan que sí es posible para los ciudadanos de la CDMX suplir en uno o dos de nuestros recorridos cotidianos al auto por la caminata o por la bici. Los viajes cotidianos que se realizan en la ciudad son menores a tres kilómetros, que son muy sencillos realizarlos sin motor, además de que es muy saludable. No se trata de que cambies y de que te vengas caminando desde Texcoco o que bajes desde Interlomas en bici. Se trata de que exista un sistema movilidad que te permita hacer un primer recorrido largo a través de un sistema de transporte integrado de alta calidad y que los pequeños viajes que se realizan durante el día para salir a comer o para ir a sacar las copias, a ir por las tortillas, a visitar a la novia, a pasear al perro, etcétera, puedan ser hechos en bici. En términos de movilidad, en una ciudad eficiente tendría que haber una multiplicidad de opciones para moverse, conforme tú las vayas necesitando. Hay días en los que estás enfermo o días en los que simplemente no tienes energía, pues ese día elegirás tomar un taxi, o el metro, o el metrobús. Lo que nosotros realmente queremos es que esas opciones sean accesibles y sean dignas, que estén bien planeadas y ofrezcan un servicio de calidad, para que cualquier persona pueda optar por el transporte que se acomode mejor a sus necesidades, necesidades que son distintas cada día. No está bien clasificar los modos de movilidad según la persona: yo soy ciclista, yo soy automovilista, yo soy peatón. Probablemente, los urbanitas en realidad seamos todo. Un tramo lo hacemos a pie, otro en automóvil. Necesitaos empezar a entender que estamos hablando de un gran arco de opciones que le permitan al ciudadano moverse”.

¿Por qué, bajo esta circunstancia de falta de movilidad, el auto comienza a ser la causa del problema? “El auto tendría que usarse para necesidades y distancias que sí lo ameriten. Los datos son impresionantes: tenemos en la ciudad un promedio de cinco millones de autos y el promedio de ocupación de esos vehículos es de 1.2 personas. El 95 % del tiempo ese vehículo está detenido. No está llevando a nadie a ningún lado, como lo que sucede en las horas pico. Esta manera de transportarse no está funcionando para la ciudad. Es un modelo de movilidad ineficiente en términos económicos, ecológicos. Es un consumidor, un depredador del espacio público porque está detenido la mayor parte del tiempo. Y cuando transita, quiere transitar rápido, de manera tal que les resta espacio a los demás usuarios de la calle, llámense ciclistas, usuarios del transporte público o peatones. Otro dato que no se ha repetido lo suficiente es que, al contrario de lo que piensa todo mundo, la principal forma de movilidad en esta ciudad no es con auto sino en transporte público. Se hacen sin auto, ya sea caminando, ya sea en bici o ya sea en otro medio de transporte. ¿Bajo qué democracia una ciudad destina el 90 por ciento del espacio público y de la inversión pública al modelo de movilidad que sólo traslada al 40 por ciento? Esto no está funcionando a nadie”.

Carreón concluye: “Aunque la teoría y los datos nos indican que necesitamos cambiar cómo nos movemos en la ciudad, esta circunstancia no se va a cambiar por decreto. No es que vaya a llegar un gobernante o un partido a transformarlo. La ciudad la hacemos todos. Necesitamos estar conscientes de las convivencias y las desigualdades que existen en esta ciudad, y preguntarnos cómo es que todos estos hábitos, preferencias y posturas más o menos se empiecen a coordinar para que todos podamos ser parte de la solución y no del problema, ser parte de la modalidad más eficiente y no de la congestión o del colapso vial. Esto requiere de diálogos que no se han dado. Todos estamos de acuerdo en que la ciudad está colapsada, es algo muy doloroso. Pero no estamos de acuerdo en qué necesitamos hacer. Me impacta cómo los vecinos, por ejemplo, están en contra de la línea 7 del metrobús en Reforma. Y dan argumentos que no se pueden creer. Hace falta hacer un ejercicio de empatía para preguntarse si la calle y la movilidad no sólo son para un tipo de usuario, sino también para la señora que viene a hacer el aseo, para el albañil que construye y que viene a prestar sus servicios en esta zona y que no tiene un auto y que nunca lo va a poder tener. Necesitamos comenzar a ponernos de acuerdo en qué necesitamos. Hay muchísimos comunicadores que siguen repitiendo como mantra esta idea totalmente absurda de que necesitamos darle más espacio al coche. Llevamos 60 años de hacer autopistas, segundos pisos, pasos de desnivel y cada vez más estamos de acuerdo en que no funciona, porque hay evidencia científica que demuestra que haciendo más espacios para los automóviles la gente usará más automóviles. ¿Por qué insistir en algo que es parte del problema?”

El cargo Transportarse con ligereza. Conversación con Areli Carreón apareció primero en Arquine.

]]>
Cotidianidad sobre políticas públicas. Conversación con Blanca Valdivia https://arquine.com/cotidianidad-sobre-politicas-publicas-conversacion-con-blanca-valdivia/ Fri, 09 Jun 2017 19:09:48 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/cotidianidad-sobre-politicas-publicas-conversacion-con-blanca-valdivia/ El trabajo del colectivo punt6 invita a repensar los espacios domésticos, comunitarios y públicos desde una perspectiva feminista y cómo través de los espacios se puede transformar la sociedad para hacerla más justa

El cargo Cotidianidad sobre políticas públicas. Conversación con Blanca Valdivia apareció primero en Arquine.

]]>
 

s-Dinamización-Comunitaria-Calle-Punt-6-700x500_cProcesos de trabajo del Colectivo Punt6 | Fuente punt6.org

 

Hay varias ciudades que existen al margen de las normativas y políticas públicas. Esas otras ciudades tensan las formas en las que se tendría que vivir la ciudad. Blanca Valdivia es integrante del colectivo catalán Punt 6, un grupo de urbanistas y arquitectas que buscan hacer visibles aquellas interacciones entre habitantes de la ciudad que usualmente son pasadas por alto. “Somos una cooperativa de mujeres urbanistas, sociólogas y arquitectas que llevamos trabajando desde 2004. Durante todos estos años hemos trabajado para repensar los espacios domésticos, comunitarios y públicos desde una perspectiva feminista porque pensamos que a través de los espacios se puede transformar la sociedad para hacerla más justa”, nos dijo en entrevista.

Para ahondar más en la práctica del colectivo, convino abordar las maneras en cómo el feminismo, como postura humanística, convive con la arquitectura, cuyo trabajo suele inclinarse hacia la tecnocracia. “Para nosotras, el cruce entre la arquitectura y el humanismo es algo tan natural y tan obvio. La ciudad es el soporte físico de las personas, pero cómo están configuradas las ciudades determina cómo vivimos. No vivimos como queremos sino como podemos. La forma de las ciudades, la forma de las calles, cómo es el transporte público, si lo hay o no lo hay, si hay más coches o menos coches, si las casas son más verticales, si las ciudades son de más baja densidad o no lo son, todo eso va a determinar cómo vivimos. Es muy obvia la relación entre la sociedad y la forma urbana. Por lo tanto, la sociología, el urbanismo y la arquitectura se tienen que relacionar de la misma manera”. Punt 6 propone que las formas de habitar el espacio urbano no son homogéneas. “En el colectivo consideramos que las personas no somos iguales y que por eso se tiene que pensar desde la diversidad de las personas. No son lo mismo mujeres y hombres, no es lo mismo ser una persona con diversidad funcional que un niño, que una persona enferma, que una persona mayor, que una persona con una identidad sexual no normativa. Todas estas variables van a determinar nuestra manera de vivir la ciudad, van a determinar los ingresos que tenemos y las actividades que hacemos en la ciudad. Por lo tanto, se tiene que pensar cómo se hacen las ciudades. Muchas veces, desde una perspectiva capitalista con las que hasta ahora se han hecho las ciudades, se intentan hacer estándares con el mismo mobiliario que diseñe el mismo tipo de ciudad para todas las del mundo, cuando tenemos diferentes maneras de habitar y de vivir y no sólo por cada ciudad sino también por cada barrio y por cada persona. Nosotras vamos un poco más al detalle, a intentar que las ciudades se adapten a las personas. Nadie se tendría que adaptar a las ciudades, sino que las ciudades se tendrían que adaptar a sus habitantes”.

Captura de pantalla 2017-06-09 a las 2.04.57 p.m.Procesos de trabajo del Colectivo Punt6 | Fuente punt6.org

 

Puntualmente, el aporte del feminismo a la forma en la que pensamos las ciudades es, según Blanca, la posibilidad de traer de nuevo la diversidad. “Lo que el feminismo nos aporta es la posibilidad de abrir la perspectiva del sujeto blanco, heterosexual, hombre, con coche hacia toda la diversidad, además de darle su justo valor a los cuidados. No todos somos siempre sujetos productivos y son imprescindibles los cuidados para poder desarrollar la ciudad, como son los cuidados afectivos y que no son valorados en la forma de planear la ciudad. Es también imprescindible tener en cuenta que las mujeres somos sexualizadas en la sociedad, y esto condiciona nuestra experiencia de ciudad a partir de nuestra percepción de seguridad. Todo esto es el aporte que hace el feminismo al urbanismo. Además, se busca romper con las fórmulas mágicas, con el nosotros tenemos la solución y hacer un trabajo más de preguntar a la gente qué es lo que quiere, de adaptarnos a los contextos y de no intentar aplicar modelos en todos los sitios sino de adaptarnos a cada contexto, a cada persona, a cada ciudad”.

Valdivia ahonda: “a nosotros no nos gusta poner ejemplos paradigmáticos. Se ha hecho urbanismo feminista, planeación con perspectiva de género, proyectos piloto en temas sobre movilidad y seguridad. Pero, ¿eso sería aplicable a la Ciudad de México, a Barcelona? Seguramente no. En cada ciudad es diferente. Hay que pensar en específico. Las experiencias están bien para ver qué se ha hecho, pero no para tomarlas como ejemplos totalmente exportables. Como viven los vieneses no tiene nada que ver a como viven en Barcelona o en Ciudad de México. Cómo se organiza la gente en México no tiene nada que ver con cómo se organizan en Viena, porque, además, en Viena la gente no se organiza socialmente. No tienen un capital social que sí que tienen en la Ciudad de México. Por la necesidad seguramente”.

s-Dinamización-Comunitaria-Actividades-Punt-6-1024x575-700x500_cProcesos de trabajo del Colectivo Punt6 | Fuente punt6.org

 

Las normativas urbanas tendrían que responder a cada forma específica de habitar la ciudad. Pero son varias las decisiones que resultan sintomáticas de que se privilegia a la economía sobre la vivencia. “Nos parece bien que haya normativas, pero lo que pensamos es que esas normativas tiene que frenar al capital. Tal vez no sea el caso de México, pero en Barcelona tenemos una mercantilización del espacio público muy fuerte, con terrazas que ocupan el 80% de las calles sin que la gente pueda pasar. Tenemos muchas calles que son de por sí accesibles pero con terrazas que lo impiden. Para eso están las normativas: para intentar que las calles puedan ser de la gente. Las normativas deben favorecer a las personas, favorecer a los de abajo. Muchas veces es al revés. Las normas se usan para favorecer los intereses privados en vez de intentar equilibrar los poderes. El capitalismo nos enseña que la dependencia es un valor negativo y nosotras siempre hacemos hincapié en que la dependencia es algo innato a las personas, todos hemos sido dependientes cuando hemos sido pequeños y vamos a volver a serlo cuando seamos mayores. Somos dependientes del entorno natural, somos dependientes de otras personas. Esa es una concepción que tenemos que tener en cuenta a la hora de pensar en el entorno y a la hora de pensar en la ciudad. La dependencia en relación a los demás y al entorno”. Valdivia considera que esto no se comprende gracias a una separación física entre quienes ejercen el poder y las calles. “Muchas veces los tecnócratas viven en rascacielos, no pasean por los barrios, no caminan. Existe una distancia física entre ellos y las ciudades. Habría que romper esa distancia física para que puedan empaparse y tener las mismas vivencias de todos, aunque sea por un día”

¿Cuáles es el plan de trabajo de Punt 6? “En el colectivo, lo que defendemos es que siempre exista una participación de las personas con las que vamos a trabajar. Que haya, de menos, un diagnóstico que siempre sea participado. Que este diagnóstico también sea con perspectiva de género, porque si no es con perspectiva de género es ciego a esa problemática. Si no aplicas la perspectiva de género, terminas escuchando a los que más gritan, a los que más tiempo tienen o a los que más poder tienen, que normalmente no suelen ser las mujeres. Igualmente, se tiene que hablar desde la vida cotidiana porque si no se habla de la vida cotidiana esta se invisibiliza y se habla del trabajo, del ocio y del deporte pero no se habla de los cuidados, de qué implica hacer la compra o qué implica llevar a los niños y a las niñas al colegio. Esas necesidades cotidianas son las que más tendrían que generar ciudad. Lo que sucede es que esas se resuelven sí o sí. Tú a los chicos los tienes que llevar al colegio. Si los llevas por un camino que es accesible: estupendo. Si tienes un camino que no es accesible, que es inseguro, que está contaminado: pues los vas a llevar igual. Esas necesidades las vas a resolver aunque no lo tengas bien resuelto. Además, tradicionalmente, no están pagadas y por eso se considera que no son una actividad. Y encima, hasta el día de hoy, las siguen llevando a cabo en su mayoría mujeres. Trabajar desde la vida cotidiana es muy importante para darle valor a estas cosas. También, se requiere pensar en el espacio público desde el detalle: que una banqueta sea accesible, que haya bancos, que haya sombra, que haya sitio para guarecernos cuando está lloviendo, que haya papeleras, que haya juegos infantiles, que haya pasos de cebra. Se dice que los bancos son un elemento de socialización pero nosotras planteamos que son imprescindibles para la movilidad, porque en esta ciudad también transitan personas mayores, mujeres embarazadas, etcétera. Si una persona así tiene que hacer un recorrido corto de 10 minutos lo puede hacer porque puede detenerse para descansar. Pero si no tiene ese banco en su recorrido no puede hacerlo y, por lo tanto, su derecho a la ciudad está negado. Pensemos en toda la gente que no vemos en la ciudad. Esa gente se está quedando en su casa porque no puede caminar en nuestras ciudades”.

s-Dinamización-Comunitaria-Mapa-Punt-6-1024x768-700x500_cProcesos de trabajo del Colectivo Punt6 | Fuente punt6.org

El cargo Cotidianidad sobre políticas públicas. Conversación con Blanca Valdivia apareció primero en Arquine.

]]>
SALÓN MUNAL. Bailar para emancipar https://arquine.com/salon-munal-bailar-para-emancipar/ Sat, 03 Jun 2017 10:39:27 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/salon-munal-bailar-para-emancipar/ La reciente propuesta artística Salón MUNAL buscó emancipar un sitio histórico como lo es el salón de recepciones del Museo Nacional de Arte a través del baile. La pieza provocó controversia y se pidió retirar alegando razones de patrimonio. Sin embargo, ¿va esta defensa del patrimonio de la mano del conservadurismo?

El cargo SALÓN MUNAL. Bailar para emancipar apareció primero en Arquine.

]]>
 

¿El concepto de patrimonio arquitectónico anula las posibilidades de la protesta, desaparece a los cuerpos? Ya pudimos observar una actitud en lo que sucedió con las letras #HechoenCU, instaladas en el campus central de Ciudad Universitaria: era más importante defender al objeto –que, hay que decirlo, no tiene ningún valor histórico ni artístico– que leer el mensaje que se estaba escribiendo sobre la superficie, la protesta contra el feminicidio ocurrido en las inmediaciones de la universidad. Bajo esta mirada, visibilizar el asesinato de Lesvy Osorio interfiere en el patrimonio como material simbólico. El orgullo institucional se prioriza sobre la muerte.

18765876_10154373752131831_6581457783922973508_n

En otra clave, volvió a aparecer la misma tensión entre edificio e individuo, entre fetiche y cuerpo, en el Museo Nacional de Arte. El artista Daniel Godínez Nivón puso en marcha una pieza participativa titulada Salón MUNAL: bailar salsa en la sala de recepciones del museo. Apuestas coreográficas similares ya han sido formuladas, en específico, por dos coreógrafas. Mariana Arteaga en su pieza úumbal propuso unificar a los habitantes de la Ciudad de México a través del baile. Por su lado, Tania Solomonoff en Coser, pieza realizada durante una residencia en Casa Vecina, buscó “coser” en una sola “tela” las distintas técnicas de baile vernáculo impartidas en salones y gimnasios para, después, exponerlas en las calles. La fórmula: tomar exteriores a través del baile. Godínez Nivón subvierte, si no es que radicaliza, esa apuesta coreográfica llevando a los cuerpos al interior de un patrimonio cuya máxima particularidad es ser un museo. ¿Por qué esto resulta tan especial?

AyVTRFhJsqrFhjS-800x450-noPad

Sistemáticamente –desde las esferas que toman decisiones en la cultura y también de parte de aquellos que pertenecen a su campo, como periodistas y críticos culturales– se le ha negado la entrada en los museos a los cuerpos que habitan las calles, a los cuerpos que no se encuentran dentro de las prácticas y discursos del ámbito artístico y que, sin embargo, tendrían que formar parte de sus estructuras, estar involucrados en la discusión. ¿Cuántas veces hemos escuchado de parte de aquellos que se lamentan por la descomposición del tejido social denunciar en sus redes sociales las fotografías de museos llenos, o bien, que ciertas exposiciones adquieran consistencias mediáticas? Esto sucede, al menos, en la Ciudad de México. Peio Aguirre, en su ensayo Espacios de arte como dispositivosver Arquine 78– desarrolla la idea de que los museos no sólo son construcciones artísticas sino dispositivos cruzados por ideologías, políticas y prejuicios económicos y sociales. Siguiendo la línea de Aguirre, podemos declarar que los museos de la capital son construcciones que encarnan poder.

Godínez Nivón, lejos de pretender que los cuerpos fuera de esos edificios ingresen para “recibir” el mensaje de los museos, buscó con Salón MUNAL emancipar un sitio histórico –ciertamente opresor o de menos aristocrático– como lo es el salón de recepciones del Museo Nacional de Arte a través del baile. Una sala ricamente decorada es interferida por los cuerpos que viven al margen de las estructuras y los códigos que alberga un museo además del patrimonio tangible que representa. En el caso de Salón MUNAL, la discusión fue mucho más diversa que en lo sucedido con las letras de Ciudad Universitaria. Se publicó en change.org una petición que demandaba retirar la pieza de Godínez, además de solicitar a la directora de la Secretaría de Cultura proceder con una investigación –¿investigar qué, exactamente?, ¿el crimen de la salsa y del baile?, ¿la existencia de estratos ajenos a los que suelen visitar un museo? – y la destitución inmediata de la directora del museo. Los argumentos: “El Museo Nacional de Arte no es sólo de extraordinaria importancia por las valiosas colecciones que resguarda, sino por ser uno de los edificios de mayor valor artístico de México. A pesar de ello, en días pasados la nueva dirección del Museo Nacional de Arte inició una serie de actividades en que se utiliza el Salón de Actos de ese recinto como salón de baile. El caso desvirtúa el espacio y, ante todo, es un peligro para la conservación del mismo y de las colecciones que resguarda”. Ahora, se prioriza al edificio sobre el público. Según esta petición, no puedes tomar una sala –en la que, de hecho, no se está exhibiendo arte– a menos que estés legitimado para hacerlo. Posteriormente, Jorge Villalobos sube otro texto a la misma plataforma donde apoya la iniciativa de Salón MUNAL en el que, además de hacer una serie de precisiones técnicas de por qué el baile no afectaba en absolutamente nada al recinto del MUNAL, declaraba lo siguiente: “Si esta pieza se cancela, el MUNAL perderá más de lo que gana: perderá la oportunidad de abrir su patrimonio a un público más amplio, de romper los esquemas que ciñen a la cultura a un ámbito elitista y cumplir su misión de difundir la cultura que resguardan sus paredes. El patrimonio cultural de México es de todos y no debe ser objeto de personas que se escudan en su resguardo para impulsar su agenda política”.

El señalamiento de Villalobos es por demás acertado. Por lo general, la defensa del patrimonio suele ir de la mano del conservadurismo: en aras de que se cuide el patrimonio, no tendría que haber baile o protestas o expresiones afectivas o cuerpos que no estén haciendo otra cosa más que transitar.

El cargo SALÓN MUNAL. Bailar para emancipar apareció primero en Arquine.

]]>
Lo que esconde el monumento https://arquine.com/lo-que-esconde-el-monumento/ Wed, 10 May 2017 15:21:51 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/lo-que-esconde-el-monumento/ El arte público parece actuar hoy bajo la lógica branding, que ha tomado no sólo Ciudad de México, sino otros espacios,como el campus central de CU, con grandes hashtags del tamaño de una persona: #CDMX y #HechoEnCU. ¿No es esto una suerte de intrusión que busca transformar cualquier sitio en una postal turística?

El cargo Lo que esconde el monumento apareció primero en Arquine.

]]>
 

Recientemente, se ha liberado en distintas esferas del arte y de la crítica un debate en torno a los valores del arte público. Haciendo una generalización, tan imprecisa como todas, podemos decir que las conclusiones son más o menos las mismas: cierto arte público contemporáneo no es más que la extensión de ciertos presupuestos oficiales que buscan legitimar agendas políticas más que culturales. Ahora, si bien este cuestionamiento tiene los suficientes fundamentos para sostenerse, podemos trazar una diferencia entre lo que entendemos como arte público y la lógica de branding que ha tomado no sólo a la Ciudad de México, sino que se ha colado a otros espacios, como sucedió en el campus central de Ciudad Universitaria. Estamos hablando de la instalación de letras, altas como el tamaño de una persona, como #CDMX y, de una manera más puntual, #HechoEnCU. Para bien o para mal, el arte público es una herencia de ese priísmo que pudo ver en el arte una fábrica de imaginarios: el Estado construía su propia faz a través de piezas públicas. Los pesos estéticos pueden ser diversos –en un extremo, tenemos el proyecto de la Ruta de la Amistad; en otro, al Guerrero Chimalli de Sebastián– pero, a grandes rasgos, se siguen cumpliendo las mismas funciones propagandísticas. ¿Qué podemos decir, entonces, de las letras que se han esparcido con tanto ahínco en los sitios más fotogénicos de la capital? ¿Significan lo mismo que las esculturas públicas, cuya aspiración es representar patrimonio público? Ya lo decía Joaquín Díez Canedo en su texto titulado CDMX: “Esta ciudad simbólica e imaginaria, reducida a unas siglas que adornan todo lo que es público y que intentan alejar a la población de los muy reales problemas de lo cotidiano, es la ciudad que Mancera pretende gobernar: una ciudad mediática y reduccionista, contralada por un poder que no quiere admitir discursos encontrados. No hay mucho que hacer. Sometidos como estamos a un régimen de espectáculo y comunicación, en donde lo importante no es la acción sino el discurso en torno a ésta, el sistema político y económico mundial ha pretendido convertir a las ciudades contemporáneas en marcas”. Sin decir que la instalación de los monumentales letreros es moralmente menor al arte público –ya que éste puede ser tan cuestionable como aquellas–, podemos declarar que no es más que diseño gráfico destinado no a simbolizar –como en su momento lo hizo la Ruta de la Amistad– sino a comunicar, es una estrategia de posicionamiento de marca que funciona. Así como todos reconocemos el logotipo de Nike, cualquier habitante de la ciudad identifica las letras CDMX. Esa misma estrategia de “brandeo” fue traducida en Ciudad Universitaria:

Captura de pantalla 2017-05-10 a las 10.45.00

En 2007, Ciudad Universitaria fue declarada Patrimonio de la Humanidad. En 2009, obtuvo el Premio Príncipe de Asturias. Ciudad Universitaria es una de las obras arquitectónicas de índole colectiva más relevantes del siglo XX. También, es un campo en el que se han librado conflictos sociales, y como cualquier otro terreno urbano, es un contenedor complejo que alberga diversas clases económicas y múltiples prejuicios. Infraestructuralmente, Ciudad Universitaria es problemática. Por sólo mencionar un ejemplo, en algunas facultades comienzan a surgir movimientos impulsados por alumnos solicitando baños en mejores condiciones, y sobre todo, más seguros. A ciertas horas en que las facultades se encuentran casi desalojadas, utilizar un baño resulta un riesgo. También transitar en perímetros lejanos al campus central no es aconsejable para los estudiantes y para cualquier otra persona que se encuentre ahí. A veces, alumnos organizan grupos para acompañarse en su camino hacia el transporte.

Ciudad Universitaria también es el origen de una ideología en torno al monumento: el “orgullo UNAM”, una actitud que no es del todo inexplicable dada la tradición de excelencia académica, la representación que la universidad tiene con un equipo de futbol y el conocimiento que los estudiantes tienen sobre el patrimonio arquitectónico y artístico que alberga el campus, y bajo el cual puede llegarse a confundir la estrategia de marketing descrita anteriormente. Este orgullo a veces deja de referirse a la práctica humanística y científica que se pueda ejercer dentro y fuera de las aulas, tampoco a las perspectivas críticas que se puedan construir ahí.

El 3 de mayo de este año, fue reportado el hallazgo del cuerpo de Lesvy Osorio, encontrada cerca de la Facultad de Ingeniería. La Procuraduría General de Justicia trazó una imagen de Lesvy en la que pesaban más supuestos hechos aislados sin relación con el crimen que su condición de víctima. Esa misma semana, parte de la población femenina de Ciudad Universitaria convocó a una marcha para protestar en contra no sólo de ese feminicidio, sino de todos los que van tomando a México. Durante la protesta, aparecieron pintas sobre las letras de #HechoenCU. Las chicas escribieron los hashtags que explican su causa: el amargo #SiMeMatan y el #NiUnaMenos.

No se tardó en responder: se formaron comisiones de estudiantes para limpiar las letras y otros varios condenaron las acciones vandálicas. Pero quienes no logran ver que esas letras son una suerte de intrusión neoliberal que busca transformar cualquier sitio en una postal turística –por muy significativo o problemático que éste sea–, están confundiendo el patrimonio arquitectónico –que sí lo hay– con un posicionamiento de marca, y defendiendo, más por ideología, el letrero como parte del patrimonio universitario. Se trata de una mala lectura que no ha sabido entender que esas pintas son una respuesta simbólica. Debajo del branding ahora travestido en monumento, subyace una violencia sistemática hacia la mujer: denunciar por acoso que no han sido respondidas, las declaraciones de Marcelino Perelló, ahora destituido por la UNAM, y ahora Lesvy Osorio estigmatizada por autoridades de la ciudad. Esa mancha que parasitó no es más que la escisión de una realidad alarmante. Ojalá que vuelva a aparecer cuantas veces sea limpiada. Ojalá podamos entender qué mensaje es más importante.

El cargo Lo que esconde el monumento apareció primero en Arquine.

]]>