Resultados de búsqueda para la etiqueta [Ciudad Jardín ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 16 Dec 2022 02:59:56 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.2 Los besos como actos de fe https://arquine.com/los-besos-como-actos-de-fe/ Thu, 17 Feb 2022 16:00:37 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/los-besos-como-actos-de-fe/ La respuesta no está en habitar o deshabitar las ciudades, como si alejarnos de sus núcleos fuera la solución, negando permanentemente que el problema somos las personas con nuestras prácticas y no los lugares que habitamos.

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Pedro Roiter es un paciente psiquiátrico que asegura ser un viajero del tiempo del año 2062 que busca impedir que algo suceda en el presente. Una psiquiatra, la Dra. Aldunate lo entrevista como parte de su tratamiento. Durante las sesiones el paciente detalla, de manera lúcida y a veces sarcástica, las razones que lo llevaron a viajar al pasado desde su presente, el futuro que habitó. Un futuro postapocalíptico en donde después de varias décadas entre pandemias, los vínculos físicos entre las personas eran vistos como un peligro, cosas como un simple beso se habían convertido “en un acto de fe”.

Este ideario sobre que en el futuro (utópico o no) los vínculos y las relaciones humanas son a distancia es algo recurrente en el cine, la literatura e incluso la ciencia. Un futuro donde las relaciones humanas están obligadas o promovidas a restringir el contacto físico, a construirse de manera no-presencial. Algo que, aunque pareciera futurista, luego de varios meses viviendo en pandemia ya hemos normalizado parcialmente.

Pero, ¿qué es lo que nos dice esta representación de las relaciones sociales a distancia?, ¿qué implica para la forma que habitamos y para los territorios donde habitamos?

Cada cierto tiempo, y en buena medida empujado por pandemias, catástrofes naturales o guerras, hay una representación que resurge sobre las ciudades: el lugar donde nace y se reproduce el caos. Y es que esta idea no es nimia, pues no sólo configura imaginarios y moldea prácticas sobre las formas en que habitamos, sino que apalanca decisiones sobre cómo pensar y planificar ciudades.

Quizá uno de los ejemplos más interesantes de esto es el movimiento de ciudades jardín, fundado por Ebenezer Howard, periodista y urbanista londinense, que ideó un sistema de habitar fuera de los núcleos urbanos, esto como resultado de las problemáticas de la ciudad londinense de la segunda mitad del siglo XIX: aumento poblacional, viviendas precarias, hacinamiento, problemas de transporte, crecimiento de la mancha urbana, enfermedades, hambruna, etc.

Su sistema, más que arquitectónico (vale la pena resaltar que Howard no era arquitecto) se basaba en una transformación social, que implicaba inicialmente la crítica al sistema dicotómico de asentamientos humanos en Europa en la segunda mitad del siglo XIX: la ciudad vs. el campo. El primero con oportunidades de trabajo, pero con el caos que ello conlleva y el segundo con cercanía con la naturaleza, pero alejado de las oportunidades de desarrollo.

 

 Sistema de imanes de Howard, sobre las tres estructuras de ciudades.

Así Howard pensó en un sistema híbrido en donde convergieran las bondades de ambas formas de habitar. Este nuevo sistema, “ciudad jardín”, tendría una estructura de autogobierno, con actividades productivas y de habitación distribuidas con el fin de evitar conflictos entre ellas. Con el tiempo este sistema de planificación se fue desvirtuando hasta llegar al sistema de áreas de zonas residenciales exclusivas con vivienda unifamiliar y negada de la cercanía a fuentes de trabajo y otras actividades no-residenciales, que fue altamente difundido y replicado en varias ciudades.

En la segunda mitad del siglo XX, este sistema (junto con la regularización de tomas informales) fue promotor de las expansiones urbanas en varias zonas metropolitanas de América, que trajo consigo una dependencia al automóvil, un aumento de la motorización urbana y con ello la contaminación. Unas décadas bastaron para darse cuenta que el modelo estaba fracasando, lo que motivó una nueva forma de pensar y promover el crecimiento urbano: regreso al centro.

La pandemia de esta década no ha estado exenta de ese debate cíclico sobre si seguir o no en las ciudades, lo interesante es que surge justo luego de que comenzaba a concretarse un movimiento de regreso al centro. Una propuesta que busca intensificar los usos de áreas centrales de las ciudades, a partir de un discurso de reciclamiento y sostenibilidad muy en línea con el del cambio climático, pero que con la pandemia de por medio, que ha intensificado los modelos de trabajo y consumo digital, ha comenzado a ser puesta en entredicho.

Esto se refleja en los múltiples textos que refieren al regreso al campo o la “no-ciudad” como una utopía, donde personas se alejan de la velocidad y estrés de lo urbano para vivir pacíficamente en una relación equilibrada con la naturaleza. Sin tomar en cuenta que habitar lo “no-urbano” es también una fantasía, por lo menos desde el punto de vista de la sostenibilidad, pues la satisfacción de ese habitar deberá ser abastecida con los sistemas de consumo urbano (productos, tecnología, prácticas), lo que termina repercutiendo al sistema urbano (infraestructura, sistemas de abastecimientos, vivienda, equipamientos). Quiero decir que la respuesta no está en habitar o deshabitar las ciudades, como si alejarnos de sus núcleos fuera la solución, negando permanentemente que el problema somos las personas con nuestras prácticas y no los lugares que habitamos.

Lo interesante, quizá premonitorio, del relato de Caso 63 sobre el viajero del futuro, es que nos cuenta que el fin del mundo no es fulminante, sino que es lento, permanente y repetitivo. Tal vez ese cataclismo ya nos llegó y sólo hemos estado negándolo al asimilarlo como parte de nuestra existencia. Al fin y al cabo los besos ya son un acto de fe.

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Reinterpretar el dibujo urbano https://arquine.com/reinterpretar-el-dibujo-urbano/ Fri, 30 Jul 2021 16:47:32 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/reinterpretar-el-dibujo-urbano/ A través del tiempo, el diseño de las ciudades ha recaído típicamente en las personas con preparación en áreas relacionadas a la arquitectura. Por ello, en repetidas ocasiones los asentamientos humanos han sido “víctimas” de las obsesiones formales, estilísticas y conceptuales propias del rigor formal del dibujo arquitectónico trasladado al dibujo urbano.

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Rubén Segovia es el Director de la Maestría en Arquitectura y Diseño Urbano. Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey.

A través del tiempo, el diseño de las ciudades ha recaído típicamente en las personas con preparación en áreas relacionadas a la arquitectura. Por ello, en repetidas ocasiones los asentamientos humanos han sido “víctimas” de las obsesiones formales, estilísticas y conceptuales propias del rigor formal del dibujo arquitectónico trasladado al dibujo urbano.

El dibujo, la herramienta esencial del diseñador, ha sido utilizado por los generadores de ciudades con la misma lógica interna con la que se proyecta un objeto arquitectónico. La línea que delimita un muro llega a tener el mismo peso y equivalencia a una calle, un parque y un barrio. Sin lugar a interpretaciones ni desvíos, el plano se convierte en el dictador absoluto del destino de sus habitantes.

En una época donde contamos con herramientas colaborativas digitales, simultaneidad, simulación de territorios y procesos como “machine learning”, podemos imaginar la transformación del dibujo de su agencia autoritaria y rígida, a un instrumento participativo, dinámico, flexible y mutable. Para tomar dichos pasos, podemos revisitar la historia de los proyectos urbanos y leer sus dibujos desde una óptica interpretativa y llena de posibilidades estratégicas, en lugar de interpretarlos como soluciones formales absolutas.

La retícula representa uno de los organizadores formales del espacio urbano más antiguos, cuyo sistema multidireccional absoluto permite una apropiación total del territorio. No es de extrañarse que, debido a su alta eficiencia, ha sido utilizada como un medio militar y en asentamientos de conquista, desde campañas romanas como la de Timgad en Algeria – fundada por Trajano en el 100 d.C.-, hasta ciudades enclave de protección como Neuf-Brisach, diseñada por Vauban en la región francesa de Alsacia en 1698. Esta última, ha combinado de manera paradójica los trazos envolventes barrocos para el diseño de sus muros y sistemas de defensa.

La retícula se ha destilado como el epítome de la ciudad moderna perfecta. Desde los deseos mercantilistas de ocupación del territorio, expresados por Thomas Jefferson en su homónima Jeffersonville de Indiana en 1802 (un trazado norte-sur que interseca con el flujo oblicuo del río Ohio y muestra las posibilidades de adaptabilidad de la retícula), hasta las aspiraciones maquinistas de Le Corbusier en su Plan Voisin de 1925. Sin embargo, podemos leer la retícula más allá de su expresión formal e impositiva y entenderla como un punto de partida o armadura para las posibilidades infinitas de programa, densidad y conectividad; una especie de interpretación urbana del juego de la vida de Conway.

La relación entre el dibujo urbano y el contexto siempre ha sido por demás áspera, nuestra condición antropocéntrica nos abre las posibilidades de manipular el territorio a placer. Para cuestionar lo anterior, existen ejercicios que trataron de transformar el roce entre el proyecto y el lugar en una oportunidad de simbiosis. Un buen ejemplo es la Ciudad Jardín que aparece en el libro “To-morrow: a Peaceful Path to Real Reform” de 1898, una serie de dibujos mal entendidos que desencadenaron, en gran medida, el fenómeno del suburbio gracias a la introducción de elementos urbanos policéntricos. Los diagramas que presenta Ebenezer Howard, a manera de círculos interconectados, incluso desencadenaron desarrollos inmobiliarios periféricos mono-funcionales con la misma expresión formal, ver Sun City en Phoenix. Podemos volver a leer dicho proyecto junto con la propuesta de  Broadacre City de Frank Lloyd Wright en 1932 y encontrar visiones potenciales de la interconexión entre naturaleza y sociedad, ejercicios que intercambian el espacio abierto bucólico por el paisaje como infraestructura. Ambos trazos plantean estrategias integrales de usos mixtos, espacios abiertos productivos, gestión hídrica y sistemas de movilidad alternativa, conceptos que sin lugar a dudas son por demás relevantes y necesarios para nuestros asentamientos urbanos.

Uno de los retos históricos del dibujo urbano ha sido romper su rigidez. Al ser típicamente plasmado en una superficie de dos dimensiones, surge la necesidad de “terminar” y formalizar la propuesta de ciudad; esas barreras empiezan a difuminarse  hoy en día debido a las herramientas digitales que permiten simulación, iteración y cooperación. Como antecedentes a los mencionados mecanismos, existen proyectos que de manera involuntaria, o como parte de su agenda, propusieron esquemas urbanos cambiantes y dinámicos; infraestructuras anfitrionas que aceptarían mutaciones, crecimientos y decrecimientos de acuerdo con las condiciones sociales, culturales, económicas y del contexto. Uno de los primeros ejercicios fue el concurso para la ciudad de Magnitogorsk de Ivan Leonidov, que estuvo basado en las ideas de Milutin; un proyecto que fue interpretado más adelante como la idea de ocupación absoluta del territorio a través ciudades lineales. Para reconocer su potencial, podríamos leer la propuesta como una reinterpretación de las posibilidades anteriormente mencionadas al utilizar la retícula como punto de partida del desarrollo, idea que los metabolistas explotaron de manera formal y conceptual.

Usando de nuevo la retícula como base en Agricultural City, hasta su evolución en interconexiones fluidas de la Ciudad Hélice -ambos de los 1960s-, Kisho Kurokawa destila las ideas de Leonidov y sienta las bases para la multiplicidad urbana, en este caso aún enraizada a los procesos del movimiento moderno. El movimiento metabolista es un gran ejemplo de cómo los conceptos y posibilidades urbanas trascienden y permean más allá del dibujo, dejando claro que lo que sobrevive no es la “forma” sino las “ideas” de flexibilidad, mutación e inclusión.

Algunos de los ejemplos mencionados son instigadores para revisitar otros tantos proyectos urbanos y desmenuzar el dibujo como un mecanismo de enseñanza que nos puede transportar hacia la acción de proyectar la ciudad como un elemento abierto, cambiante y colaborativo; revisar el dibujo urbano como un diagrama de posibilidades que permite catalizar el agonismo antagónico que menciona Saskia Sassen -donde diferentes visiones y estilos de vida coexisten en una confrontación positiva-, y corroborar que el dibujo urbano posee el potencial de actuar como un dispositivo que genera posibilidades urbanas fluidas, inesperadas, inclusivas y adaptables.

 

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Diagramas urbanos https://arquine.com/diagramas-urbanos/ Tue, 15 Jan 2013 23:35:08 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/diagramas-urbanos/ A lo largo de la historia, el urbanismo no se ha quedado como algo estático en el tiempo sino que ha cambiado y evolucionado. Cuando lo estudiamos con detenimiento se pueden encontrar patrones o diagramas que se repiten y sirven de modelo para esquemas urbanos posteriores, mapas de ciudad para encontrar cartografías ocultas en proyectos de urbanismo y ciudad.

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A lo largo de la historia, el urbanismo no se ha quedado como algo estático en el tiempo sino que ha cambiado y evolucionado. Cuando lo estudiamos con detenimiento se pueden encontrar patrones o diagramas que se repiten y sirven de modelo para esquemas urbanos posteriores, mapas de ciudad para encontrar cartografías ocultas en proyectos de arquitectura y urbanismo.

1. Retícula de calles

La simple y racional retícula ha sido la opción casi por defecto por milenios para los urbanistas del mundo. Éste método milenario tiene su origen en el diseño realizado por el arquitecto griego Hipodamo de Mileto. Los planes de organización se caracterizaban por un diseño de calles rectilíneas y largas que se cruzaban en ángulo recto. En el planteamiento del plano de San Francisco se ignoró por completo la topografía del terreno e incluso la línea costera. En México después de las reformas borbónicas, se mandó a hacer un re-ordenamiento en la morfología de la ciudad y el arquitecto Mayor Ignacio Castera realizó un plano urbano (1794) donde muestra una retícula perfecta con la corrección de algunas avenidas, para extirpar los males en los barrios de la Nueva España. En manera de remate visualizó cuatro grandes plazas cívicas en las esquinas y una ciudad completamente amurallada para el control de impuestos.

 

2. La retícula vertical

La retícula neoyorquina se ha ido delimitando a partir de una línea de tierra u horizonte que definió calles paralelas y manzanas cuadradas. Así, la vida en planta y alzado de la ciudad se formó con distintos movimientos en la cuadrícula de un tablero, muchas veces confundido entre múltiples suburbios como parte del proceso de formación y redes que condicionan la organización social del espacio. Los planos “artesanales” del siglo XVIII son el mejor vestigio de urbanismo para entender la ciudad, como los planos a mano del ingeniero y cartógrafo John Randel Jr. (1787-1865), de los pocos que aún se conservan del proyecto original llamado “1811 Commissioners’ Plan”. El trazado de las calles es la imagen más sintética de la ciudad, hace visible su dimensión, forma y escala. El entramado de las calles, estableciendo jerarquías y distancias, relacionando edificaciones y lugares, constituye uno de los signos más complejos de la identidad urbana. Es por esto que la retícula se vuelve una directriz irreversible, a pesar de su sentido planificador puesto en prospectiva.

3. Tuberías subterráneas

El metro de Londres entró en funcionamiento el 10 de enerde 1863 y sus secciones más antiguas completarán 150 años de haber entrado en operación en 2013. La primera sección del metro, llamada Metropolitan Railway realizaba inicialmente un trayecto entre Paddington (Bishop’s Bridge), actualmente sólo Paddington, y Farringdon Street, una estación temporal cerca de la actual estación de Farringdon. Esta línea se convirtió en el primer trayecto de ferrocarril suburbano de pasajeros del mundo. A 150 años de su creación y evolución como mapa lleno de cartografías, este

4. Ciudad jardín

En 1902, Ebenezer Howard publicó estos diagramas en su libro Ciudades jardín del mañana – Garden Cities of To-morrow –. Howard quería diseñar una alternativa al modelo industrial de fin de siglo XIX, de ciudades pobladas y contaminadas. La solución se centraba en crear pequeñas ciudades-jardín –con una población de 32,000 personas cada una– en el medio rural, comunicada por canales, avenidas e inmersa constantemente en un cinturón de vegetación. Su esquema incluía espacios abiertos considerables y la idea de ofrecer las mejores condiciones de hábitat que tenían el campo y la ciudad a los suburbios pobres. Este tipo de urbanismo influenció colonias mexicanas como la Hipódromo Condesa (1902) y la Chapultepec Heights (1930).

5. Ciudad radiante

De la misma forma Le Corbusier intentaba encontrar una solución a la sobre-población y la contaminación urbana, pero a diferencia de Howard, su visión era construir hacia arriba y no hacia afuera de la ciudades. Su esquema de ciudad tenía el concepto de proyectar gigantes unidades de apartamentos y grandes áreas verdes. Cada uno de los edificios era un super-bloque y sus espacios estaban divididos claramente con distintos usos – habitacionales, oficinas y centro de negocios, fábricas y almacenes –. Las ideas de Le Corbusier aparecerían después en los diseños de viviendas sociales masivas en América. Una influencia clara sobre un conjunto con estas características, fue el realizado por Mario Pani, en el Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA) (1947) en la ciudad de México.

6. Ciudad viviente

Las ideas de Wright para su idea de ciudad fueron presentadas por primera vez en el libro The Disappearing City de 1932. Años después, con los estudiantes internos presentó una maqueta representando la Broadacre City. El concepto lo tomó de los campos estadounidenses los cuales están divididos con una retícula, solo que para prevenir la densidad de esta ciudad utópica, cada familia debería de poseer un acre –4,000 m2– de terreno. Una ciudad muy extensa que abarca todo y a la vez sin ningún lugar en especifico según Wright, aludiendo de sobremanera al uso cotidiano del coche.

7. La mega-región

Los urbanistas hablan cada vez más sobre problemas que tienen el transporte, la economía y el medio ambienten no a la escala de ciudades o pueblos, sino a la de grandes extensiones de tierra o regiones completas que se comunican con trenes. En la década de los sesenta, el geógrafo Francés Jean Gottmann presentó el libro Megalópolis, creando el nuevo concepto de ‘Megaregión’ donde ilustraba una continua urbanización entre Washington y Boston. En la Zona Metropolitana del Valle de México, el crecimiento demográfico de los cincuenta ha heredado una extensión regional inmensa y con su zona de influencia alcanzaría una población total de más de 38.6 millones de habitantes, ocupando el tercer lugar de las megalópolis después de Nueva York y Tokio.

8. Transect

Los transectos, término creado por el arquitecto Andrés Duany, son simples cortes transversales usados ahora por los urbanistas como una herramienta visual para dividir toda una región con sus distintos usos. Este modelo ilustra la degradación urbana-rural que ocurre entre una cinta transitoria que va de la naturaleza hasta las zonas urbanas más densas.

9. Setback Principle

A principios del siglo XX las ciudades comenzaron a llenarse de rascacielos, los urbanistas mostraron interés por la disposición y espacio ocupado por los barrios que estaban a nivel de calle en comparación al volumen y la altura de los edificios. El diagrama Setback proviene de las leyes urbanas de Nueva York de 1916, donde se exigía que los rascacielos se hicieran más estrechos con relación a su altura para que la luz del día pudiera llegar al nivel de la calle. En una foto de Nueva York se pude ver el resultado en conjunto.

10. El plano Nolli

Este plano de Roma fue creado por Giambattista Nolli en 1784. Es el primer plano hecho con la particularidad de estar dibujado desde arriba sin un punto de perspectiva y evolucionó la manera de dibujar los mapas de las ciudades. Cada uno de los bloques está representado como si el cartógrafo estuviera arriba de él. La imagen resultante resalta la forma de la ciudad con su sistema de calles y su desarrollo de patrones. El primero de estas características que se conoce de la ciudad de México es el realizado por Castera en 1776.

11. Psicogeografía

Los arquitectos y artistas Situacionistas de los 50’s proponían buscar las capturas de las ciudades a partir de las experiencias de sus habitantes, descartando la forma habitual de los urbanistas y arquitectos de diseñarlas en planos, estaban en contra de los planes urbanos modernistas de la época. Este acercamiento a los ciudadanos le dio un nuevo enfoque a como se deberían de planear las ciudades tomando en cuenta la participación y experiencia de sus habitantes. En 1960, Kevin Lynch publica La imagen de la ciudad, donde agrega un plano de Boston que surge de entrevistas con sus habitantes y sus recuerdos. El mapa muestra y destaca los lugares más importantes de la ciudad. Ahora, los mapas de las ciudades son construidos con FourSquare, el tráfico en Twitter y Google Maps con planos digitales de los sistemas de transporte o la localización de estaciones de transporte y sitioes de esparcimiento, remarcando sus principios en esta tradición de construir ciudades con experiencias y lugares de interés.

12. Hockey Stick

Este es un diagrama publicado en muchos contextos, a pesar de no referenciar nada sobre planeamiento urbano. La famosa imagen del científico Michael Mann ilustra las temperaturas registradas en el Hemisferio Norte, las cuales marcan un considerable incremento desde el inicio de la Revolución Industrial. Este podría ser el nuevo diagrama para diseñar las ciudades del futuro, considerando un diseño y crecimiento más inteligentes, que no afecten el calentamiento global y al planeta. Se podría concluir resaltando que existe una conexión intrínseca entre la forma misma de las ciudades, los patrones que van adquiriendo los asentamientos y el cambio climático.

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