Resultados de búsqueda para la etiqueta [Chandigarh ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Tue, 13 Sep 2022 15:16:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 Jean Luc Godard, Alain Tanner y la arquitectura https://arquine.com/jean-luc-godard-alain-tanner-y-la-arquitectura/ Tue, 13 Sep 2022 15:15:52 +0000 https://arquine.com/?p=69128 Con un par de días de diferencia murieron el director de cine suizo Alain Tanner (6 de diciembre de 1929 – 11 de septiembre de 2022) y el francés Jean-Luc Godard (3 de diciembre de 1930 – 13 de septiembre de 2022). Si bien prácticamente todo el cine tiene una relación con la arquitectura en tanto espacio construido, hay algunos, como estos dos, que mantuvieron una relación más intensa.

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Con un par de días de diferencia murieron el director de cine suizo Alain Tanner (6 de diciembre de 1929 – 11 de septiembre de 2022) y el francés Jean-Luc Godard (3 de diciembre de 1930 – 13 de septiembre de 2022). Si bien prácticamente todo el cine tiene una relación con la arquitectura en tanto espacio construido —sea por donde se filma, si es el caso, o donde se proyecta o es visto—, hay algunos directores que mantienen una relación más intensa. Es quizá el caso de estos dos directores, ambos reconocidos como parte de lo que se conoce como la Nouvelle vague. Goddard con películas como Alphaville, de 1965, o Le Mepris, de 1963, donde junto a Michel Piccoli y Brigitte Bardot, la casa que Adalberto Libera diseñó para Curzio Malaparte en Capri es también protagonista.

Escena de Le Mepris, Jean-Luc Godard, 1963

 

Will Ashton escribe: “Jean-Luc Godard ha sido muchas cosas: director, editor, actor, crítico de cine, artista, radical, poeta, historiador, filósofo, influencer. La lista sigue y sigue, pero se debe agregar un crédito más a su nombre: arquitecto. Al menos, eso es lo que argumenta el British Film Institute en Jean-Luc Godard as Architect, su exploración en un video de seis minutos.

Por su parte, Alain Tanner filmó en 1966 un documental que no podía estar más relacionado con la arquitectura y el urbanismo: Une ville a Chandigarh, narrado por John Berger. Laura Legast y Marthe Porret escriben:

Después de dirigir “Les apprentis” (1964), Alain Tanner trabajó como freelance para televisión. Tras una reunión con amigos de Le Corbusier, a Tanner le ofrecieron dirigir una película sobre Chandigarh. «Lo que me interesaba, dice Alain Tanner, era ir allí a ver cómo Le Corbusier, uno de los genios de la arquitectura de este siglo, había resuelto todos los problemas urbanísticos que surgen cuando construimos una ciudad en una planicie desnudo, sin riego, ver también cómo las personas reunidas artificialmente, en una nueva ciudad, terminan por darle una nueva vida.»

El propio Tanner escribió sobre el rodaje:

Me gusta mucho la relación que tienen los indios con el tiempo. Estábamos filmando un documental (Une ville a Chandigarh) en India sobre la nueva capital de Punjab, que fue diseñada por Le Corbusier. Había elaborado el plan maestro de la ciudad, que incluía toda la idea urbana y él mismo había diseñado todos los edificios principales. Entre estos, había, en el campus de la universidad, un anfiteatro al aire libre, de estilo romano, pero hecho de concreto. En lugar de simplemente mostrarlo vacío, se nos ocurrió la idea de filmar un espectáculo allí. Había un grupo de bailarines sikh muy talentosos en la universidad, todos niños, todos se veían muy bien. Con el profesor que nos atendió y la administración de la universidad, organizamos el espectáculo y reclutamos a trescientos estudiantes para llenar las gradas. Todo estaba fijado para un miércoles a las diez. Ese día llegamos al lugar a las nueve de la mañana, para prepararnos para el rodaje. A las diez menos cuarto ya empezaba a preocuparme, porque todavía no había aparecido nadie. A las diez, todavía nadie, ni un gato. A las diez y media decidí ir a ver al profesor que había organizado todo para saber qué estaba pasando. Le digo que estábamos listos para rodar en el anfiteatro, pero que no estaban ni los bailarines ni los estudiantes. Pensé que probablemente había habido confusión sobre la fecha elegida. No, no hubo confusión, dijo. Y agregó: “Mañana estarán todos. Era todo sonrisas y no se disculpó por este contratiempo que, para él, no lo era. Y no había tenido a bien decírnoslo: que fuera miércoles o jueves no le importaba lo más mínimo. Aquí nadie está ni un día más cerca. Nuestra propia noción del tiempo no se aplica allí, y de ninguna manera debemos intentar imponerla a los indios cuando trabajamos con ellos. Depende de nosotros adaptarnos, lo cual, durante el rodaje de la película, no me supuso ningún problema. Al día siguiente a las diez en punto, todos estaban allí y filmamos un excelente “baile de la cosecha”. Desaparecidos los bailarines y los espectadores, me senté en el último escalón del anfiteatro. Observé y escuché el paso del tiempo, en la suavidad y bajo el cielo azul de Punjab.

No lejos de allí, por el camino, los campesinos entraban en la ciudad trayendo sus productos en carretas tiradas por bueyes. El ritmo, la paciencia y la majestuosidad de estos equipos eran puramente filosóficos, fuera miércoles o jueves.

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El otro Jeanneret https://arquine.com/el-otro-jeanneret/ Thu, 05 Aug 2021 15:55:16 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/el-otro-jeanneret/ Pierre Jeanneret, el primo y socio de Le Corbusier, fue pieza fundamental durante prácticamente toda la vida profesional del héroe moderno. Le Corbusier siempre dio crédito a su primo, ya que todos los proyectos aparecen firmados por ambos, pero para el universo mediático la figura y personalidad de Charles Edouard aportaban el sello de glamur que requiere la fama.

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En la historia, no siempre aparecen los créditos “al final de la película”. Los seres humanos necesitamos generar personajes míticos individuales en los que colocamos un conjunto de valores colectivos. Estos “héroes” aparecen en todas las épocas y en todas las historias, incluso en nuestro ilustrado y cientificista mundo contemporáneo. De hecho, puede ser que ahora aparezcan más que nunca, ya que el individualismo es el sello cultural de un mundo hiperglobalizado y sobrepoblado.

Pero atrás del gran héroe, siempre hay personajes esenciales que quizás no sufran las penas de la crítica histórica, pero tampoco gozan de la gloria, y sin los cuales, el cuento no tendría protagonista.

Así pasa con Pierre Jeanneret, el primo y socio de Le Corbusier, que fue pieza fundamental durante prácticamente toda la vida profesional del héroe moderno. Le Corbusier siempre dio crédito a su primo, ya que todos los proyectos aparecen firmados por ambos, pero para el universo mediático la figura y personalidad de Charles Edouard aportaban el sello de glamur que requiere la fama.

En Chandigarh, la nueva capital del Punjab indio que ya he comentado en las tres anteriores publicaciones es donde finalmente llega la separación de la prolífica sociedad entre primos. Para dar seguimiento a la construcción de la ciudad, se requería la presencia permanente de los autores, pero la personalidad de Le Corbusier no podía quedar atrapada en un solo sitio, así que es Pierre quien, por voluntad propia y acuerdo con su primo, decide quedar como residente permanente del gran proyecto.

La decisión culminó con una enfermedad y la muerte de Pierre, pero durante su estancia, además de consolidar en físico los planes de la ciudad, produjo una arquitectura habitacional de mucha calidad y que deja ver claramente cómo las ideas siempre se producen colectivamente y la búsqueda de originalidad es sólo un prejuicio absurdo de nuestra racionalidad desencantada actual, ya que los elementos de lenguaje arquitectónico llevan el sello de toda la historia previa. ¿Cómo habrán sido las sesiones de trabajo de los Jeanneret y su equipo? ¿Quién aportaba qué y cuándo cedía uno u otro a ideas y alternativas? Quizás hoy en día esas serían los verdaderos relatos que deberíamos publicar para entender la historia de la arquitectura como lo que es: un fenómeno colectivo que deriva en formas de habitar. 

En Chandigarh, la gran retícula urbana va organizando en diferentes barrios el espacio habitable. En su utopía social, no hay barrios de acuerdo con un estrato social, el diseño pretende que cada uno cuenta con viviendas para diversos niveles socioeconómicos que interactúan a partir de las dinámicas que se traducen en espacios de comercio, estudio, recreación, abiertos y cerrados, privados y públicos. En el dibujo de la ciudad, cada barrio es una pequeña población que, sumada, forma la organicidad de un sistema complejo. En el dibujo, las arterias de flujo y movilidad se destinan según su escala y longitud, a distintas dinámicas que van de la motorizada para las grandes distancias, hasta la peatonal para las conexiones más locales.

Del dibujo, se pasa al habitar y suceden otras cosas, algunas similares a las imaginadas y otras opuestas o diferentes y, además, evolucionan en el tiempo. Chandigar no se habitó tal cual se tenía pensado en su momento, pero estando ahí y dialogando con los actuales habitantes, se percibe un sentido de pertenencia y orgullo. No es igual quien se muda, a quien ya nace en el sitio.

En el diseño de las viviendas y comercios originales de estas grandes super manzanas, participaron un gran número de arquitectos, y entre ellos, el mismo Pierre, mientras que su primo se enfocaba a los edificios gubernamentales, él era responsable de la cotidianeidad.

En homenaje, hoy comparto en las primeras 6 fotos un bello dúplex de su autoría en Chandigarh, de fina factura y coherente con los principios que durante toda su vida siguió en sociedad con Le Corbusier. Noten el manejo de la celosía, a la orientación de mayor asoleamiento. La expresión directa del material principal: el tabique de barro rojo. El volumen que se recorta para generar acento en el acceso, para bajar la escala tras dar la vuelta en esquina hacia en jardín privado, para crear la logia que mira a dicho jardín. Las pequeñas bardas que forman el atrio.

 En las otras fotos, la interesante escala peatonal en los espacios internos de estos barrios, que, a diferencia de los edificios institucionales, no forman parte de la “peregrinación” usual de arquitectos a la ciudad. Los juegos en el jardín colectivo, el grueso muro de tabique que cierra el espacio de la vivienda de un solo nivel (detalle que me ayudó a ver en su comentario, Juan Carlos Tello) el umbral para pasar de un barrio a otro. La barda ondulante de edificios colectivos o la gran celosía del edificio comercial. Es importante ver todo, no solo la obra del individuo, también de aquellas y aquellos profesionales que, por empatía con la visión, aportan con lenguaje similar sus propias ideas.

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Mi Corbu: La Torre de sombra y la Suprema Corte de Justicia (III) https://arquine.com/mi-corbu-suprema-corte/ Wed, 21 Jul 2021 23:19:28 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/mi-corbu-suprema-corte/ Chandigarh pretendía representar la unión entre la mentalidad occidental y la oriental, visión romántica pero ingenua pues al final, la realidad es que por lo pronto, y a 70 años de proyectada, esa visión no ha resultado más que en la imposición de un solo sistema de pensamiento sobre todos los demás.

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Para esta tercera entrega, partimos del pórtico acentuado por el espejo de agua que remata el eje entre la Asamblea y la Suprema Corte de Justicia, directamente hacia el lado opuesto, para ver el espacio destinado a hacer valer la ley. La gran explanada, imaginada para captar grandes contingentes en manifestación democrática, no es un paralelepípedo regular: se ensancha o se angosta a lo largo del eje, sin dejar, eso sí, de manifestarse en su dureza institucional. Por muy razonado que sea el asunto, la realidad es que caminar por el espacio a pleno rayo de sol, sea uno del Punjab y esté aclimatado o no, implica una disciplina casi de peregrinaje, ya que una vez terminada de absorber la energía calórica producida por el sol extremoso a 30 grados latitud norte de la capital regional, la plancha de concreto que forma el piso, comienza a radiarlo de regreso a la atmósfera, intensificando el efecto de calor. El propio Charles Edouard debió haber sentido en algún momento ese impacto, y probablemente (pudo ser antes desde luego) en alguna de sus visitas para analizar el sitio, decidió colocar un pequeño remanso no para las grandes manifestaciones sociales, sino para aquellos funcionarios que harían cotidianamente el recorrido, dada su labor, entre ambos edificios. A este pequeño remanso, lo denominó “La torre de sombras”. Inserta como ya comenté entre La Asamblea y La Suprema Corte de Justicia, esta edificación parece pequeña a la escala de la gran explanada, pero no lo es tanto. Una serie de celosías de concreto conforman un espacio donde la luz, dependiendo del día del año y la hora, se cuela hacia un recinto cuya función es simplemente de pausa. La Torre de sombras recibe los rayos del sol, los filtra, los rebota, los retiene o proyecta su opuesto, la sombra, hacia diversas direcciones, es un respiro poético entre quienes diseñan las leyes, y quienes las hacen cumplir. 

Siguiendo la ruta hacia el sureste, por el eje, tras el breve descanso en la Torre de Sombras, cierra el conjunto el edificio pórtico de la Suprema Corte. Su lectura a lo lejos es esa: Un inmenso pórtico interrumpido por más juegos de celosías que se detienen un momento para formar un gran umbral.

Al acercarnos, ese juego es una ingeniosa trampa del arquitecto para esconder los niveles de las cortes y sus oficinas, y poder dialogar con la escala de la explanada. El umbral señala claramente su acceso, donde se interrumpe la piel de celosías y quedan los enormes pilares de toda la altura, como propileos de un templo agnóstico y racionalizado. Pero en este caso, el espejo de agua, hermano del que se percibe en las fotos de La Asamblea, ha dejado su lugar a un estacionamiento donde los taxis y autos de magistrados están en constante movimiento, paradójica broma de la historia, que termina utilizando la máquina favorita de nuestro personaje arquitectónico, para derrotar la idea de climatización de un gran espacio público por medio del agua. 

Al fondo del umbral y perpendicular a las columnas acarteladas que forman la estructura del edificio, aparece un sistema de rampas que establecen el juego de planos inclinados permitiendo un acceso universal que asciende a los diferentes niveles, y hay que reconocerle al suizo que, si bien tuvo sus malas históricas, también tiene momentos preclaros como éste: la rampa parece magistralmente esculpida en un divertido recorrido zigzagueante. 

Fiel a sus 5 puntos de la arquitectura, la azotea vuelve a ser un evento habitable, no solamente una cubierta. Entre el techo del edificio pórtico y los niveles de oficinas, una superficie alabeada se convierte en la sombra que genera una azotea para el descanso y que nuevamente, evita que el sol candente pegue directamente en la losa del techo y que ésta transmita ese calor al espacio interior de las oficinas superiores, así la superficie cumple al menos con dos funciones: La de palio y la de parasol. Los Himalaya se adivinan hacia el nororiente, en la dirección a la que apunta el edificio, quizás en un día claro y con menos bruma del que nos tocó a nosotros, se enmarque su majestuosidad desde este pequeño, a escala comparativa con la cordillera, remanso contemplativo.

De los interiores obviamente, no hubo posibilidad de generar registro fotográfico, aunque las plantas están ampliamente documentadas y son fácilmente analizables a través del dibujo. Directas, sencillas y sin recovecos: circulaciones centralizadas, oficinas de un lado y las cortes del otro. La poética está en los manejos de luz y sombra, la practicidad en la geometría del recorrido.

Como colofón, al filo entre la explanada y el otrora espejo de agua de la Suprema Corte, parte un camino como apéndice, hacia el noreste del conjunto, que nos lleva a un foro abierto donde, verticalmente, remana la escultura de la famosa mano abierta, símbolo sintetizado por Le Corbusier, de lo que el primer ministro Neru pretendía: La unión entre la mentalidad occidental y la oriental, visión romántica pero ingenua pues al final, la realidad es que por lo pronto, y a 70 años de proyectada, esa visión no ha resultado más que en la imposición de un solo sistema de pensamiento sobre todos los demás, pero el mundo sigue girando y la vida evolucionando, veremos qué pasa después. Como dato curioso, la mano es una enorme veleta que señala hacia donde sopla el viento ¿nos podrá señalar el camino a seguir en un futuro donde los vientos de una justicia integral soplen en todas las direcciones?

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Mi Corbu: La Asamblea de Chandigarh (II) https://arquine.com/mi-corbu-la-asamblea-de-chandigarh-ii/ Fri, 16 Jul 2021 14:27:32 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/mi-corbu-la-asamblea-de-chandigarh-ii/ La envolvente exterior de la Asamblea es un juego de escalas donde las celosías de que envuelven en tres orientaciones a los espacios de oficina, ajustan y dialogan con la del Secretariado, mientras que el gran pórtico asume la responsabilidad de tomar la dimensión de la gran explanada ayudado por el reflejo que, en momentos donde la brisa se calma, genera el enorme espejo de agua duplicando su dimensión.

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Tras recorrer el edificio del Secretariado, se nos permitió entrar a la Asamblea, famosa por su pórtico de curvatura invertida y el cilindro hiperbólico que contiene en su interior el recinto de acuerdos. Aquí, al entrar nos retiraron cámaras, teléfonos celulares y hasta los cuadernillos que llevábamos mis colegas Pilar Álvarez, Pablo Serrano y yo para croquisar, es decir, nada podía ser registrado desde el interior más que la experiencia del espacio en la memoria.

Así que compartiré fotos del exterior mientras que, del interior, intentaré que las descripciones transporten a quienes amablemente leen este escrito, a las sensaciones vividas.

Por el sentido en que fue hecho nuestro recorrido, ya desde la azotea del secretariado se levantaba la expectativa del edificio que hoy comento, enmarcado desde el marco sombreado que fue puesto, evidentemente por Le Corbusier originalmente, para servir de reposo sombreado de contemplación hacia el conjunto.

Se transita entre el Secretariado y la Asamblea, por un puente que liga a nivel los espacios abiertos de ambos edificios, pero nosotros, al no ser parte del movimiento oficial, tuvimos que descender al espacio destinado para los autos, para volver a ascender a la plaza climatizada por un gran espejo de agua del edificio donde se construye el diálogo democrático. No estuvo nada mal, ya que desde ahí, se podía observar el ya mencionado puente, cuyas perforaciones rememoran las manchas pintas de pelaje vacuno, y justo en un punto, su dirección se encuentra con la bóveda de cañón invertida que forma el porticado donde se tensiona la gran explanada con el eje que remata al lado contrario, con la Suprema Corte de Justicia. Es uno de esos puntos donde la arquitectura se convierte momentáneamente en una escultura cubista, generando la analogía del Cebú sagrado.

La envolvente exterior de la Asamblea es un juego de escalas donde las celosías de que envuelven en tres orientaciones a los espacios de oficina, ajustan y dialogan con la del Secretariado, mientras que el gran pórtico asume la responsabilidad de tomar la dimensión de la gran explanada ayudado por el reflejo que, en momentos donde la brisa se calma, genera el enorme espejo de agua duplicando su dimensión. Observar el pórtico desde la plaza, con el telón de fondo del secretariado continuándolo, es una experiencia espacial totalmente distinta a la que se vive estando dentro de éste, visualizando el gran eje bajo la sombra. Ahí, sorprende el detalle donde la bóveda de cañón invertida, no se toca con el edificio, dejando pasar una luz rasante que acentúa la geometría de la cubierta curva.

 El edificio cambia según su fachada, su orientación y el espacio exterior con quien debe dialogar. Es un edificio actuante en su entorno, no es un objeto, está vivo. La construcción no es particularmente grande o pequeña, pero en cada uno de los espacios externos a los que mira, pareciera tener la escala específica de estos.

Pasando al interior, mi primera impresión de espacio es un bosque de pilotes, muy coherentemente con los famosos 5 puntos de la arquitectura que definió Charles-Édouard a principio de los 20’s del siglo pasado, si, hace casi 100 años. El espacio hipóstilo está casi a triple altura, por lo que las columnas cobran un sentido de esbeltez que pareciera retar a las reglas de proporción estructural. Se baña de luz no cenitalmente, si por la diferencia entre la cubierta del espacio y la de las oficinas, generando una iluminación rasante al techo pintado de negro. Esta combinación acentúa la sensación de penumbra boscosa, mística de ese interior colectivo. Los corredores que conectan con las oficinas dan a la gran altura, mientras que los privados dan al exterior, donde nuevamente la fachada en parasoles permite la iluminación evitando el sol directo.

El auditorio de la asamblea, la sala de acuerdos es un espacio solemne, la forma del cono hiperbólico al interior vuelve a atacar la sensación de misticismo y, al mismo tiempo, de solemnidad institucional. Láminas perforadas funcionan como apoyos acústicos, pero las perforaciones han sido hechas a mano, ya que, hacia mediados de la década de 1950, la industrialización no alcanzaba en la india para tener láminas troqueladas mecánicamente, mucho menos vía láser como hoy día, pero por otra parte abundaba la mano de obra artesanal, capacitada para dicha tarea.

Estando ahí, envuelto por el cilindro de concreto, la luz rebotando pro sus curvas paredes, la sensación de paz al estar vacío el recinto y la imaginación de intensas discusiones cuyo objetivo final es llegar a un acuerdo, al estar lleno de aquellos que deben de representar a la población, a sus inquietudes y necesidades, el cúmulo de emociones caían en cascada sobre mi alma al recordar cientos de conversaciones al respecto con mi Padre, que incluso ante las críticas más acérrimas de la posmodernidad, defiende aún el acercamiento arquitectónico del creativo suizo. Anudada la garganta cierro los ojos, para dejar fuera el engaño estético que produce la vista, y terminar de vivir el espacio con el resto de los sentidos. Ahí, en ese lugar, de esa forma, se revela ante mí una cierta anarquía: Nadie que desee el poder, debe obtenerlo, pues está destinado a usarlo para sí, solo el deseo de servicio a los demás, debería mover los engranes de una verdadera democracia.

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Mi Corbu: Chandigarh y el Secretariado [1] https://arquine.com/mi-corbu-chandigarh-y-el-secretariado-1/ Thu, 08 Jul 2021 03:00:59 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/mi-corbu-chandigarh-y-el-secretariado-1/ El conjunto del Secretariado en Chandigarh se plantea por un eje que va del noroeste con la Asamblea como primer nodo y La Suprema Corte de Justicia como segundo, generando una tensión en dicha dirección que toma la gran explanada, espacio duro y seco, originalmente matizado por un gran espejo de agua al frente de cada uno de los edificios mencionados.

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El mote de “Corbu” sale de que así lo nombraba burlonamente el Chema Buendía, profesor de entrañable memoria para todos los que tuvimos la oportunidad de conocerle, tanto en el aula o el taller, como en lo personal. Para todas las personas ajenas a esta referencia tan personal, comparto que de quien hablo es del arquitecto suizo Charles-Édouard Jeanneret, alias Le Corbusier.

Como ya comenté en otras ocasiones, yo inicié mis estudios en agosto de 1985, un mes antes del terremoto que azotó por aquellos tiempos varios estados de mi país, México, y en especial la Capital, donde habito. Si a nivel internacional y nacional, ya se había puesto en crisis todo el modelo del Movimiento Moderno, a partir de ese momento se radicalizó la crítica postmoderna en México: arquitectas y arquitectos representantes de dicho movimiento y sus seguidores pasaron a un estatus negativo. 

Por fortuna, al menos para mí, nuestros profesores en primer semestre —Fernando Vasconcelos, Alejandro Elizondo y Miguel Ángel Lira— decidieron que el curso de “Técnicas de Expresión Arquitectónica” se basara en la obra del Arquitecto Suizo, así que durante cuatro meses dibujamos y modelamos en maqueta, semana a semana, distintos proyectos del “Cuervo”. Así, entre la crítica radical de quienes abanderaban la “Teoría” y la práctica de quienes pregonaban la “Técnica”, mi primer semestre fue bastante confuso.

Mi padre, por otro lado, admiraba al personaje que representaba Charles Edouard. No era admiración pueril: criticaba bastante su postura urbanística de los años 20, pero defendía muchos de sus postulados que incluso hoy día pasarían el “check list” del “edificio sustentable”: diseño pasivo, manejo de parasoles para asoleamiento, jardines en la azotea, usos mixtos, tratamiento de agua en un edificio, por mencionar algunos.

En fin, con sus buenas patas metidas ya que nadie es infalible, Charles-Édouard es para mí un referente y fue justamente con mi padre que visité hacia finales de mi carrera como estudiante universitario su edificio para el Centro de Artes Visuales Carpenter en Harvard. Aunque no es el edificio del que hablaré hoy, la visita fue trascendente pues comenzó a despejar mis confusiones previas, pareciéndome un edificio estupendamente bien resuelto.

Ya revalorada la figura histórica en cuanto a su calidad como arquitecto, en 2013 junto con la Doctora Carolyn Aguilar, mis colegas Pablo Serrano y Pilar Álvarez, y Regina Barbará, pude hacer una visita intensa a uno de los conjuntos más emblemáticos y polémicos del Arquitecto suizo: Chandigarh.

No alcanzan estos espacios para narrar todo el cúmulo de sensaciones, razonamientos, sentimientos y análisis desarrollados en un par de días, lo único que diré por el momento de la ciudad, es que la gente de ahí, al menos con los que platicamos, se siente orgullosa de ella. En cuanto a la “Acrópolis gubernamental”, que es lo que hoy comparto, la verdad fue una experiencia emocional que me anudó más de una vez la garganta.

La escala, proporción, espacialidad, experiencia climática, sensación plástica, del conjunto fue todo y mucho más de lo que esperaba. Luego pasa con edificios muy mediatizados que desilusionan un poco o un mucho. Aquí en absoluto, aunque reconozco que a otras sensibilidades pueda quedar desencantadas o tengan otras preferencias.

En esta primera entrega, comenzaremos la visita con el edificio del Secretariado ya que no da para tanto un solo espacio de reflexión, y continuaremos en las siguientes dos entregas con la Asamblea y el Palacio de Justicia, tocando, claro, la gran explanada y sus partes.

El conjunto se plantea por un eje que va del noroeste con la Asamblea como primer nodo y La Suprema Corte de Justicia como segundo, generando una tensión en dicha dirección que toma la gran explanada, espacio duro y seco, originalmente matizado por un gran espejo de agua al frente de cada uno de los edificios mencionados. Un segundo eje corre al suroeste, paralelamente al de la explanada, forma como opuesto complementario, un parque urbano ampliamente arbolado que suaviza al conjunto gubernamental en su acercamiento a la ciudad. Escalonado con la Asamblea, el Secretariado remata al noroeste ese segundo eje.

Su desplante, como placa que corre del suroeste al noreste, marca la línea direccional que Le Corbusier propone como relación entre la traza urbana de la ciudad, y el inicio de la cordillera de los montes Himalayas.

En sus plantas, encontramos la flexibilidad estructural de los “pilotís”, para dar cabida a un universo de funciones administrativas, sólo alteradas en el volumen de las rampas que forman el principal evento de circulación vertical en la punta sur del edificio, y al centro, por las dobles alturas de las oficinas principales. Las fachadas son otra cosa.

Una primera piel marca hacia el interior un ritmo riguroso que obedece a la estructura y a la planta libre, para después dar paso a una segunda piel que funciona cual gran celosía, como elemento multifuncional: climatiza matizando la entrada del sol a los espacios, permite que, al paso del tiempo, la multiplicidad de cortinas y apropiaciones de quienes ahí laboran de su “pedacito” de ventana, se unifique por delante, pudiendo entonces coexistir la persona con la institucionalidad, expresa en su evolución, la jerarquía de los espacios en cada planta. El gran pórtico que se forma en planta baja es umbral y transición entre la parte de servicio y el espacio público.

Como era su costumbre, Le Corbusier remata el edificio diseñando una azotea habitable, donde un enduelado de concreto forma una capa de aire entre el pavimento de ésta y el techo del último nivel, que funciona también como elemento climatizador al evitar que el ardiente sol tropical golpee con sus rayos directamente al techo, a la vez que da profundidad para que las jardineras puedan tener el volumen de tierra que permite el crecimiento de una vegetación adecuada.

Entre el ideal de la India occidentalizada de Neru (Primer ministro en aquella época) y la ingenuidad de que el modelo moderno era bueno para todos, la visita no deja de ser extraña. Es indudable la calidad de los edificios, y ya hoy en día, la resiliencia que ha tenido el urbanismo de la ciudad, tan criticado en su tiempo, pero el Punjab Indio es frontera con el paquistaní, y entre los dos países existen conflictos muy serios que nada tienen que ver con la ciudad y la arquitectura, lo cual hace que en la visita actual los espacios estén ferozmente resguardados, alejados de la libertad pública que imaginaban gobernante y arquitecto, incluyendo las azoteas ajardinadas que ya no pertenecen a las personas que ofrecen su labor administrativa, sino a quienes ejercitan la vigilancia militarizada.

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