Resultados de búsqueda para la etiqueta [Campo de Cebada ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Mon, 19 Dec 2022 16:20:20 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Frente a la precariedad | zuloark https://arquine.com/frente-a-la-precariedad-zuloark/ Wed, 27 Jul 2016 22:46:16 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/frente-a-la-precariedad-zuloark/ "Las condiciones más relevantes para plantear un cambio de paradigma en la entrada del nuevo milenio, más que por la existencia de una pobreza coyuntural, tiene que ver con la revisión de conceptos y prácticas tan antiguas como las propias ciudades pero replanteadas y puestas al día según parámetros técnicos y sociales contemporáneos, lo cual repercutirá en ciudades menos desiguales para el futuro."

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¿Cuáles son las condiciones — sociales, políticas, económicas o ambientales— que hoy se plantean como más relevantes para la arquitectura y la ciudad? ¿Ocupan la desigualdad y la pobreza un lugar preponderante?

Zuloark: Las condiciones más relevantes para plantear un cambio de paradigma en la entrada del nuevo milenio, más que por la existencia de una pobreza coyuntural, tiene que ver con la revisión de conceptos y prácticas tan antiguas como las propias ciudades pero replanteadas y puestas al día según parámetros técnicos y sociales contemporáneos, lo cual repercutirá en ciudades menos desiguales para el futuro.

Algunos conceptos que puestos en práctica atravesarían transversalmente condiciones sociales, políticas, económicas y ambientales serían:

  • Habitar el conflicto. Recuperar el sentido común en la gestión compartida y corresponsable del espacio público.
  • Mind the Gap o tender puentes entre agentes tradicionalmente alejados como son la administración pública y la ciudadanía. “Sentar al mayor número de agentes a la mesa de negociación”
  • Diversidad y Complejidad. Ciudad con reglas de juego. Entender la complejidad y conflictos de la ciudad como un valor añadido que nos da claves para trabajar en sobre ella, no como algo a aplanar u obviar. Nada hay más destructivo en la ciudad que la sobreregulación, sin embargo para planear una ciudad rica y compleja es necesario fijar unas normas claras (prestacionales), como el diseño de un tablero de juego.
  • Corresponsabilidad y estéticas inclusivas. hacer política urbana sin que tenga que ser ideológica. Incluir a todos los agentes posibles en las decisiones y exigir a cada uno su cuota de responsabilidad en la gestión común de lo público (del commons) incluida la administración pública, es decir, no depender del voluntarismos de los vecinos cuando administración decide ceder un espacio o un diseño sino invitarla a participar, en colaboración.
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Esas condiciones, ¿cómo pueden encararse explícitamente desde el campo de la arquitectura?

Zuloark:

  • Infraestructurando el espacio público. La Participación ciudadana entendida desde la instalación de equipamientos abiertos que permitan actuar en el espacio público de manera autónoma con reglas concretas. La participación como una posibilidad para al ciudadano y no como obligación o moda.
  • Proyectando una Ciudad abierta, transparente y pedagógica. “Descajanegrizar” el diseño, desde el más pequeño de los objetos hasta los planes urbanos. Incluyendo políticas Open Source, transmediáticas y de transparencia. Habilitando procesos pedagógicos para la construcción y la gestión del espacio público. Arquitecto como mediador. Técnicos municipales como aliados. Ciudadano-curador.
  • Reusando
      • a) Reaprovechamiento y optimización de recursos. Ensamblaje de objetos para conformar otros nuevos. Poner en valor materiales, técnicas y sabidurías locales e inclusión de posibles “segundas vidas” en los procesos de diseño.
      • b) Inclusión de las iniciativas ciudadanas que ya existen, éstas guardan un potencial tremendo para el desarrollo de las ciudades y hasta ahora permanecen invisibles a ojos de administración y planeadores.
  • Planteando una revisión de las autorías y los roles del arquitecto. Incorporar nuevas alianzas interprofesionales y entre los agentes involucrados en la concepción, diseño, construcción y uso de cualquier objeto o espacio. Incorporar nuevas posibilidades de ejercer la profesión además de la clásica y hegemónica “Arquitecto de la mano de la administración ofrece un producto al Ciudadano”.
  • Construyendo Objetos Críticos. Diseños que aprenden, que ponen de manifiesto aquello que no funciona en su uso o en la ciudad, pudiendo mutar y adaptarse. Espacios urbanos que nunca se inauguran y nunca se da por finalizados.

(Atención!: todas estas prácticas incluyen más incomodidades, más incógnitas a resolver, más problemas y más trabajo por parte de todos, desde luego es más cómodo planear la manera vigesimónica pero es que todo lo bueno cuesta mucho esfuerzo)

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¿Qué caso de arquitectura que se planteó ese tipo de intereses, recientemente o en el siglo pasado, sería un ejemplo, exitoso o fallido, y qué podemos aprender hoy de él?

Zuloark: Relacionados directamente con nuestra experiencia, el principal ejemplo de todo lo expuesto es el espacio público de gestión compartida El Campo de Cebada de Madrid, proyecto realizado por los vecinos del distrito centro de Madrid en colaboración con multitud de arquitectos, colectivos y agentes distintos. El Campo de Cebada es el autor de El Campo de Cebada y es para nosotros una probeta del urbanismo del s.XXI. Gracias a lo que allí hemos aprendido nos hemos podido embarcar, junto con la administración y otros colectivos, en varios proyectos que comparten intereses parecidos como Citykitchen, Ciudad Escuela, Los Madriles o Ciudad Huerto.

Links:
El campo de la Cebada
elcampodecebada.org
citykitchen.es
ciudad-escuela.org
www.losmadriles.org
ciudad-huerto.org


 

El número 76 de la ‪Revista Arquine‬ está dedicado a la arquitectura que responde a condiciones de urgencia y que asume una posición explícita y directa ante ciertas condiciones económicas y sociales. Para fomentar el diálogo diversos arquitectos y estudios de todo el mundo lanzaron sus respuestas sobre los compromisos de la arquitectura frente a los fenómenos sociales como la pobreza o la precariedad.

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Hacer mientras tanto https://arquine.com/hacer-mientras-tanto/ Tue, 09 Jul 2013 16:38:42 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/hacer-mientras-tanto/ ¿Qué premia una bienal de arquitectura? ¿La mejor arquitectura de una realizada entre unas fechas o está manifestando una determinada postura sobre lo qué debe o no ser la profesión en ese mismo momento?

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¿Qué premia una bienal de arquitectura? ¿La mejor arquitectura de una realizada entre unas fechas o está manifestando una determinada postura sobre lo qué debe o no ser la profesión en ese mismo momento? Las bienales, son, después de todo, espacios que vienen a reconocer o validar la arquitectura realizada en un determinado momento por parte de un cierto jurado. Así, si bien son contemporáneas, las inclusiones o los olvidos de determinadas obras obedece en muchas ocasiones a las valoraciones personales de un jurado. Por eso resulta siempre tan importante que sus miembros representen una visión plural y voces discordantes capaces de llegar al desacuerdo en las decisiones. Después de todo, qué se expone y cómo se hace ofrece, pone de manifiesto como estas instituciones entienden lo que debe ser la arquitectura.

Los resultados de la última Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (BEAU XII), por ejemplo, exponen una visión comedida de una arquitectura que abandona las nociones de espectáculo, algo destacable en un país donde la crisis parece haber detenido la fiebre constructiva de años anteriores, para acercarse a maneras de hacer distintas, basadas en la recuperación o reciclaje de espacios y estructuras para el uso de la sociedad. La selección por parte de los directores, los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, ofrece un cambio de mirada y un manifiesto sobre otra manera de hacer las cosas que intenta limpiar los excesos del derroche, premiando proyectos como la magnífica intervención de Langarita-Navarro para la Serrería Belga de Madrid – ahora un laboratorio cultural de nuevas tecnologías – con un proyecto fresco y divertido, pero también comedido, que no sólo recupera una antigua fábrica industrial si renunciar a un lenguaje personal, sino que la abre al uso y lo expone a la experimentación de sus usuarios.

No es sin embargo este el único proyecto que hace suya esta ultima idea, la apropiación y el empoderamiento de los ciudadanos de un espacio. También el Campo de Cebada se apropia de esta idea en el germen de su propuesta. El nacimiento de este espacio auto-gestionado tiene su origen en la crisis. En ese lugar se albergaba el antiguo polideportivo de La Latina, derribado para dejar paso a un nuevo proyecto, pero que la nueva situación económica nunca permitió realizar. Ante eso, los vecinos reclamaron el uso del espacio “mientras tanto” no llegaba ninguna solución y que ha terminado por desarrollar la más atípica de las propuestas finalistas de esta Bienal. Atípica porque no es un proyecto acabado, sino en abierto a continua transformación y desarrollo. Atípica porque carece de programa preciso, formalizado con el tiempo, desde las primeros campos de futbol – simples líneas en el suelo – a la creación de un huerto urbano, el desarrollo de proyecciones de cine, obras de teatro o conciertos o su uso como foro ciudadano y talleres donde compartir conocimiento. Atípica porque ha conseguido reconciliar en una misma propuesta al Ayuntamiento, a partidos políticos y ciudadanos para entre todos decidir sobre su forma de gestión. Atípica porque no se paga desde el dinero público sino que muchas de las propuestas han salido adelante gracias a la participación o la financiación colectiva. Atípica porque no da nada por sentado, porque favorece el conocimiento común, la experimentación, el intercambio de ideas y la discusión para hacer y favorecer soluciones en él. Y atípica porque, y no de manera ingenua, el proyecto carece de autor, o más bien, no hay un nombre propio detrás. Su autor es el Campo de cebada, o lo que es lo mismo, cualquier persona abierta a participar o aportar algo al espacio. Al proyecto, que ya había sido destacado y premiado anteriormente en distintos foros, parece que le llega ahora el reconocimiento por parte de la “alta” arquitectura. El premio, seguramente, no cambie mucho para el Campo, que seguirá trabajando y desarrollándose como lo ha venido haciendo hasta ahora. Su futuro pasa por el tiempo que el Ayuntamiento – dueño del solar – les permita a los vecinos permanecer allí y por la materialización o no de la propuesta que debía ocupar ese lugar. La iniciativa que desarrolla esta propuesta es loable, si bien, como apuntaba sagazmente Anatxu Zabalbeascoa en El País: “es peligroso que los ayuntamientos deleguen su responsabilidad de cuidar y crear espacios públicos a esas iniciativas ciudadanas”, o dicho de otro modo, las instituciones deben ser una voz más dentro del proceso de diseño.

Parece que mientras tanto no se pueda volver a los grandes desarrollos y proyectos, esta edición Bienal Española apunta, con sus premios, a valorar y reconocer las soluciones y apropiaciones ciudadanas frente la crisis y el exceso, poniendo de manifiesto algo que ya había dicho Alfredo Brillembourg en el pasado Congreso Arquine: “el arquitecto no va a ser un constructor de nuevos monumentos e íconos, quizás va a ser un regenerador de tejido urbano, un productor de ciudad, que va a juntar las distintas partes”. ¿Debemos – como arquitectos – construir imágenes o debemos – como ciudadanos – desarrollar propuestas que puedan ser pensadas con la participación de todas las partes, un espacio abierto a la apropiación y que nunca sitúe a los usuarios por detrás de la arquitectura? Apuntar a lo segundo significa hacer proyectos menos como producto acabado y más como un estado en proceso, más fatigosos y sacrificados en el tiempo, con muchos más agentes y donde la autoría se diluye – algo a lo que muchos arquitectos no estaría dispuestos a dar – pero que construye una ciudad donde los mismos ciudadanos forman parte y tienen voz del proceso de la mejor del (propio) entorno donde viven.

Untitled-1¿Qué premia una bienal de arquitectura? ¿La mejor arquitectura de una realizada entre unas fechas o esta manifestando una postura sobre lo que debe o no ser la profesión? Las bienales, son, después de todo, espacios que vienen a reconocer o validar la arquitectura realizada en un determinado momento por parte de un cierto jurado. Así, si bien son contemporáneas, las inclusiones o los olvidos de determinadas obras obedece en muchas ocasiones a las valoraciones personales de un jurado. Por eso resulta siempre tan importante que sus miembros representen una visión plural y voces discordantes capaces de llegar al desacuerdo en las decisiones. Después de todo, qué se expone y cómo se hace ofrece, pone de manifiesto como estas instituciones entienden lo que debe ser la arquitectura.
Los resultados de la última Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo (BEAU XII), por ejemplo, exponen una visión comedida de una arquitectura que abandona las nociones de espectáculo, algo destacable en un país donde la crisis parece haber detenido la fiebre constructiva de años anteriores, para acercarse a maneras de hacer distintas, basadas en la recuperación o reciclaje de espacios y estructuras para el uso de la sociedad. La selección por parte de los directores, los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, ofrece un cambio de mirada y un manifiesto sobre otra manera de hacer las cosas que intenta limpiar los excesos del derroche, premiando proyectos como la magnífica intervención de Langarita-Navarro para la Serrería Belga de Madrid – ahora un laboratorio cultural de nuevas tecnologías – con un proyecto fresco y divertido, pero también comedido, que no sólo recupera una antigua fábrica industrial si renunciar a un lenguaje personal, sino que la abre al uso y lo expone a la experimentación de sus usuarios.
No es sin embargo este el único proyecto que hace suya esta ultima idea, la apropiación y el empoderamiento de los ciudadanos de un espacio. También el Campo de Cebada se apropia de esta idea en el germen de su propuesta. El nacimiento de este espacio autogestionado por los propios vecinos del barrio tiene su origen en la crisis. En ese lugar se albergaba el antiguo polideportivo de La Latina, derribado para dejar paso a un nuevo proyecto, pero que la nueva situación económica nunca permitió realizar. Ante eso, los vecinos reclamaron el uso del espacio en un “mientras tanto” no llegaba ninguna solución y que ha terminado por desarrollar la más atípica de las propuestas finalistas. Atípica porque no es un proyecto acabado, sino en continua transformación y desarrollo. Atípica porque carece de programa preciso, sino que este es formalizado con el tiempo desde las primeros campos de futbol – simples líneas en el suelo – a crear un huerto urbano, proyecciones de cine o servir de foro ciudadano y talleres. Atípica porque ha conseguido reconciliar en una misma propuesta al Ayuntamiento, a partidos políticos y ciudadanos para entre todos decidir sobre su forma de gestión. Atípica porque no se paga con dinero público sino que muchas de las propuestas han salido adelante gracias a la participación o la financiación colectiva. Atípica porque no da nada por sentado, porque favorece el conocimiento común, la experimentación, el intercambio de ideas y la discusión en pos de hacer y favorecer el espacio. Y atípica porque, y no de manera ingenua, el proyecto carece de autor, o más bien, no hay un nombre propio detrás de el. Su autor es el mismo Campo de cebada, o lo que es lo mismo, cualquier persona abierta a participar o aportar algo al espacio.
El proyecto ya había sido destacado y premiado anteriormente en distintos foros, parece que le llega ahora el reconocimiento por parte de la “alta” arquitectura. El premio, seguramente, no cambie mucho para el Campo, seguirá trabajando y desarrollándose como lo ha venido haciendo hasta ahora. Su futuro pasa por el tiempo que el ayuntamiento – dueño del solar – les permita permanecer en ese sitio y por el desarrollo o no de la propuesta que debía ocupar el vacío. La iniciativa que desarrolla esta propuesta es loable, si bien como apuntaba sagazmente Anatxu Zabalbeascoa en El País: “es peligroso que los ayuntamientos deleguen su responsabilidad de cuidar y crear espacios públicos a esas iniciativas ciudadanas”, o dicho de otro modo, las instituciones deben ser una voz más dentro del proceso de diseño.
La Bienal apunta, con este premio, a manifestar algo que ya había dicho Alfredo Brillembourg en el pasado Congreso Arquine que el arquitecto “no va a ser un constructor de nuevos monumentos e íconos, quizás va a ser un regenerador de tejido urbano, un productor de ciudad, que va a juntar las distintas partes”. ¿Debemos – como arquitectos – construir imágenes o debemos – como ciudadanos – desarrollar propuestas que puedan ser pensadas con la participación de todas las partes, un espacio abierto a la apropiación y que nunca sitúe a los usuarios por detrás de la arquitectura? Apuntar a lo segundo significa hacer proyectos menos como producto acabado y más como un estado en proceso, más fatigosos y sacrificados en el tiempo, con muchos más agentes y donde la autoría se diluye – algo a lo que muchos arquitectos no estaría dispuestos a dar – pero que construye una ciudad donde los mismos ciudadanos forman parte y tienen voz del proceso de la mejor del (propio) entorno donde viven.

El cargo Hacer mientras tanto apareció primero en Arquine.

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