Resultados de búsqueda para la etiqueta [Camilo Restrepo ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Fri, 14 Oct 2022 16:45:54 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 Agenda de la semana https://arquine.com/agenda-de-la-semana-105/ Fri, 14 Oct 2022 16:07:52 +0000 https://arquine.com/?p=70179 Exposición | XII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo: HABITAR AL MARGEN | Colelgio de San Idelfonso & Centro Cultural España Finalistas & Premiados: Una muestra de las 85 propuestas finalistas y premiadas en la XII convocatoria de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo. Una exhibición para entender como la arquitectura, el urbanismo y […]

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Exposición | XII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo: HABITAR AL MARGEN | Colelgio de San Idelfonso & Centro Cultural España

Finalistas & Premiados: Una muestra de las 85 propuestas finalistas y premiadas en la XII convocatoria de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo. Una exhibición para entender como la arquitectura, el urbanismo y aquellas prácticas en los márgenes de la profesión, ofrecen soluciones a los principales retos urbanos y habitacionales.

Fecha: Hasta el 23 de octubre de 2022

Ubicación:

 

Pioneros & Pilotos

Pioneros: Ocho estudios Iberoamericanos de Arquitectura que, desde la diversidad de enfoques, ideas, perfiles y practicas, permiten ser optimistas sobre el futura de la profesión al ofrecer soluciones conceptuales, estratégicas, técnicas o materiales, para un hábitat humano mas sostenible, justo y saludable. Una muestra de ocho maneras de trabajar, de hacer, de experimentar o de comunicar la arquitectura, como herramienta única para la materialización de ideas, sueños y proyectos, y que puede ser parte de la solución a los principales retos urbanos, medioambientales, sociales o económicos del siglo XXI.

Pilotos: una instalación participativa, que parte del archivo de los 180 proyectos seleccionados en la Biau XII, disponibles en una pantalla interactiva, y se complementa con fichas A3 (doblecarta) con proyectos referentes en materia de responsabilidad social, ambiental o económica de la Arquitectura y el Urbanismo. Proyectos Piloto, escalables y replicables, que proponen alternativas habitacionales y urbanas a las de un sistema incapaz de acometer cambios para un futuro humano mas optimista.

Fecha: Hasta el 23 de octubre de 2022

Ubicación:


Exposición Ciudades de Agua de Taller Capital | Museo Franz Mayer

La ciudad contemporánea, que funciona a través de infraestructuras subterráneas, ha olvidado integrar en su imagen al elemento más importante para garantizar la supervivencia: el agua. Este tema ofrece una diversidad de hilos que, trabajados desde el conocimiento técnico, la poesía, el diseño y la imaginación, son capaces de tejer una nueva relación entre el ciudadano y el agua. La exposición reúne una exploración arquitectónica, urbana y paisajística, fundamentada en la investigación, con la finalidad de transformar el imaginario que los habitantes de la ciudad tienen sobre el agua.

Curadores: Taller Capital | Loreta Castro, José Pablo Ambrosi

Fecha: Hasta el 6 de noviembre de 2022

Ubicación:


DocsMX 2022 | Multisede 

Del 13 al 23 de octubre de este 2022 se celebrará la 17a edición de DocsMX, con nuevas propuestas y reivindicando la esencia de los festivales cinematográficos; la presencialidad, el contacto directo entre la industria y los públicos; el regreso a las salas de cine y a las calles como espacio de encuentro y desarrollo cultural y no puramente económico, con una programación creada especialmente para su público con una curaduría elaborada a partir de los 1623 documentales recibidos en la convocatoria. Un evento humano sin algoritmos que intermedien.

La 17a edición de DocsMx está compuesta por 91 documentales que se desarrollaran en 121 proyecciones, 11 sedes, 10 secciones competitivas, 32 proyectos en el Docslab e Impact Lab, cine para las infancias, doctalks y mucho más. Con una atractiva selección internacional de ocho títulos, DocsMX o Doctubre regresa con más de 100 sedes en 30 estados de la República Mexicana. Esta edición tiene 26 estrenos internacionales, 27 en América Latina y 18 en México.

Fecha: Hasta el 23 de octubre de 2022

Consulta la programación 

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La arquitectura como lugar de confluencia https://arquine.com/la-arquitectura-como-lugar-de-confluencia/ Wed, 06 May 2020 02:09:17 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-arquitectura-como-lugar-de-confluencia/ Las arquitectura más interesantes son aquellas que son tan ambiguas que no solamente nos convencen de lo que creemos o de lo que queremos hacer, sino que también nos cuestionan lo que hemos hecho.

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Recientemente fueron terminadas dos obras en la ciudad de Jojutla, diseñadas por las oficinas de Derek Dellekamp y Camilo Restrepo, como parte del programa de reconstrucción tras los terremotos del 2017. En esta conversación Dellekamp, Restrepo y Francisco Franco comparten con nosotros las ideas detrás del proceso de diseño y construcción de dichas obras.

Derek Dellekamp: Jojutla fue uno de los sitios más afectados por el terremoto del 17, ya que se estuvo más cerca del epicentro. Quedaron dañados espacios públicos y simbólicos, todos muy importantes para el pueblo. El Infonavit, si bien no invierte normalmente en proyectos de espacio público, tenía recursos económicos para la reconstrucción que se canalizaron a través de Fundación Hogares, quienes son los ejecutores. A los pocos meses del temblor, Camilo Restrepo estaba en México y fuimos a Jojutla. Carlos Zedillo nos invitó a hacer dos proyectos.  Uno es el Centro Comunitario El Higuerón. El otro proyecto consistía en arreglar el atrio de la iglesia. Es un conjunto interesantísimo con iglesias de distintas épocas, la más vieja de 1560.

Alejandro Hernández: Si bien los proyectos responden al mismo problema, ¿tuvieron maneras distintas de trabajarlos?DD: Hay un plan maestro que proyectó MMX. Incluye un teatro de Mauricio Rocha —que es lo que se está terminando ahora—, la capilla y la escuela de Alberto Kalach, y un puente de OMA. Rozana Montiel tuvo una intervención. Esta intervención a gran escala reconstruyó de alguna manera los espacios simbólicos importantes en el sitio. 

 

AH: ¿Por qué hacer la capilla, el puente o el centro comunitario? 

DD: Hubo recurso que se aplicó a la vivienda. En Jojutla no se trató de hacer una o la otra. Me parece acertadísimo que se haya invertido en espacio público. Imagina la psicología del pueblo que se queda sin iglesia y sin teatro; se queda con una alameda en estado deplorable; se queda sin centro comunitario y sin escuela…, en mi opinión, esto tiene un valor increíble. 

Camilo Restrepo: Pensar que sólo había que atender el problema de la vivienda es ejemplo de una demagogia que lo que busca es tratar de erosionar el rol de la arquitectura y el rol del arquitecto como punto de confluencia para un vector social. Si retomamos textos como el de Aldo Rossi sobre la arquitectura y la ciudad, vemos cómo parte la ciudad en dos capítulos que son muy importantes: los elementos primarios —los monumentos— y el resto: la vivienda. Si pensamos en las intervenciones de la segunda mitad del siglo XX, incluso después del Plan Marshall para la vivienda, las intervenciones que reconstruyen el tejido social no van sobre lo privado sino sobre lo público —los elementos primarios como los enuncia Rossi. Para mí era más estratégico intervenir en lo colectivo que en lo privado, porque si no el sentido de sociedad y de comunidad queda desecho y se traslada al bienestar propio, no al que reconstruye el de los tejidos sociales. No quiero decir que el Estado no tenga por qué intervenir en vivienda, pero sin esos elementos primarios de reconstrucción social comunitaria no se instauran como hitos de cohesión social. Poder intervenir esos elementos comunitarios es una manera de neutralizar la especulación inmobiliaria. El efecto de transformación, de reparar y de construir esperanza, si bien está encaminada de arriba hacia abajo, permite volver a insertar fluidos sociales y comunitarios en un tejido que había sufrido. 

 

 

AH: Dos años es muy poco tiempo para una reconstrucción. Dos años es apenas justo para entender qué es lo que hace falta.

Francisco Franco: Cuando fue el sismo, a las pocas horas del evento, uno sufre frustración como arquitecto porque no sabes por dónde empezar. Eso, con el tiempo, se hizo una laguna de dudas en donde ya el gremio se preguntaba por qué estaba haciendo arquitectura. Pero, después del desastre, debíamos plantearnos cómo la reconstrucción podía ser eficiente. El proceso se llevó dos años de estar yendo cada sábado. Compartir con la gente local nos preparó para Jojutla, en donde ya hubo mayores recursos. El proceso de reconstrucción también se volvió algo muy sensible, algo ligado al pueblo y al mínimo de la capacidad humana para llegar a un objetivo en común. 

AH: El sismo modificó la relación de la gente con el arquitecto, ya que los arquitectos no estaban lidiando con clientes. El interlocutor era una familia entera…

DD: Todos los que trabajamos vivienda en Jojutla también estuvimos en otros sitios. Estoy seguro si vemos de manera detallada el caso de Jojutla, habrá muchas cosas que faltan y otras que se pudieron haber hecho de otra manera. Pero viendo que todo fue en un plazo de dos años, me parece extraordinario. Jojutla es un caso de éxito de lo que ocurre cuando trabajamos en sinergia entre instituciones, arquitectos y urbanistas. Además todas las obras no sólo atendieron la reconstrucción, sino que también son proyectos con sensibilidad hacia el sitio y hacia la gestión colectiva. ¿Cómo cambió el proceso? Los casos de vivienda tienen elementos compartidos porque se desarrollaron en condiciones políticas, no de proselitismo sino de gestión. Y los proyectos en Jojutla fueron increíblemente complejos. En lo que respecta a la capilla, por ejemplo, los involucrados eran la comunidad, las autoridades municipales, la Fundación Hogar, las autoridades de la iglesia y gente que no pertenecía a ninguna de estas agrupaciones pero que de cualquier tenía voz y voto, porque la iglesia del pueblo tiene ese carácter: todos se sienten parte. El reto más importante para esas comisiones fue la gestión: el diseño como gestión. Me parece una idea interesantísima cuando hablamos de desastre, porque por lo general se piensa que el diseño es una capa que va a complicar la operación. Pero en Jojutla vimos que fue el vehículo que permitió consenso.

 

AH: ¿Cómo resumirían la idea del diseño como gestión?

CR: Vale la pena preguntarse después del desastre el costo y el beneficio entre la velocidad y la calidad. En muchos desastres, muchos gobiernos han atendido rapidísimo con una calidad muy baja. La velocidad muchas veces justifica lo precario y justifica lo temporal. El caso de los centros para refugiados o de catástrofes, como sucedió en Colombia en los 90 con el terremoto del Eje Cafetero. Hubo muchas cuestiones que se atendieron rapidísimo. Se reconstruyeron viviendas y centros comunitarios. La velocidad de atención disminuyó la calidad y luego se terminó con el reemplazo de infraestructuras. Hoy en el marco del cambio climático, sostenibilidad, movilidad social, cuestionaría que la velocidad deba ser un factor tan preponderante. Culturalmente asumimos que la velocidad es una cualidad. Creo que el tiempo de dos años fue óptimo. Se pudieron entregar proyectos de altísima calidad que son capaces de negociar condiciones climáticas, y una condición local y cultural afianzada a una arquitectura contemporánea y a cuestiones que tienen que ver con la historia de la disciplina, pero que se pueden adaptar al libre uso de la vida cotidiana de los habitantes de Jojutla. Yo creo que toda la propuesta para Jojutla, desde El Higuerón a la Capilla, vinculando incluso los proyectos de Kalach, de Rocha, de MMX, creo que fueron piezas muy arriesgadas en el mejor sentido de la palabra, y que son capaces de hacer una entrega muy consciente de las condiciones. A la hora de la verdad, la gente valora que haya un respeto por la calidad, y eso permite que haya un despliegue social mucho más contundente sobre esa infraestructura porque la gente es capaz de vivir ahí su vida social. Como decía Sergio Fajardo, “para los pobres siempre lo mejor”. Y no se trata de los pobres, ricos, medio ingreso. La infraestructura social siempre tiene que garantizar calidad.

AH: ¿Cuáles fueron las decisiones de diseño para que la calidad y el tiempo confluyeran?

DD: Creo que la más importante fue que lo que propusimos desde un inicio estuvo sintonizado con las necesidades de la comunidad. Ahí pudo darse un embudo del que no podías salir nunca. Tuvimos también la fortuna de que nosotros fuimos el último grupo. Aprovechamos una curva de aprendizaje de los equipos anteriores. Sabíamos que hubo proyectos que no se aceptaron por la comunidad, lo que nos sensibilizó al riesgo de presentar algo de lo que no estuviéramos convencidos. Ahora, en retrospectiva, lo puedo ver claramente. Si ves las obras que se construyeron, todas tienen un altísimo ingrediente de posmodernidad. Parece que este recurso histórico, sin importar en qué grado de consciencia fue utilizado, fue importante al momento de cómo se recibieron los proyectos por la comunidad. Son proyectos con una voluntad muy clara de hacer para la gente que tiene raíces e historia. No es un modernismo desapegado de todo eso, que no tiene relación con aquello con lo que se construye el imaginario colectivo. La iglesia se aprobó en muy poco tiempo, algo increíble si piensas en toda la gente que estuvo involucrada. La iglesia se diseñó en dos meses y medio con un paquete de proyecto ejecutivo. El INAH había hecho una preaprobación, nos cambiaron el área de desplante de una manera dramática y tuvimos que volver a hacer el proyecto ejecutivo, al mismo tiempo que se arranca con las licitaciones.  

 

AH: Me interesa que ahonden más en la lógica posmoderna en estas intervenciones. El posmodernismo buscó la reconexión de la arquitectura con la gente. Pero en este caso, pensando que es una arquitectura que trata de recuperar algo para una comunidad golpeada por un desastre, qué tan importante se volvió esta voluntad de, sin caer en el pastiche, recuperar algo con lo que la comunidad se pudiera conectar.

DD: ¿Recuerdan los dibujos de León Krier, que son una sátira modernista? Tiene unos diagramas, inteligentes y divertidos, que explican por qué todos los edificios deben parecerse. Si lo ves desde esa perspectiva, claro que los equipos tuvieron un enfoque contrario. La capilla se ve como capilla, la iglesia se ve como iglesia, la escuela se ve como escuela. Me parece que es algo muy atinado trabajar partiendo de qué era lo que servía para el imaginario del sitio. 

CR: Creo que vivimos un momento muy interesante —como diría cualquier persona sobre el momento en el que le tocó vivir. Pero hoy en día, teniendo en cuenta toda la discusión sobre lo global, lo local y las identidades, y la homogeneización de la cultura que ha sucedido a través de los medios, la arquitectura trata de recuperar una serie de agendas perdidas que ya planteaba la posmodernidad. Por la crisis económica de los setenta, después del boom del costo de la energía, quedaron interrumpidas esas agendas. Pero cuando uno mira algunos de los textos de Rossi, de Krier, de Ungers, se da cuenta que muchos de esos postulados y estrategias siguen siendo vigentes. Las discusiones sobre morfología y tipología fueron muy importantes. Y esas agendas que quedaron interrumpidas siguen muchas lógicas de cómo se involucran los diferentes grupos sociales con la arquitectura. Pero en los ochenta se dio una distorsión por el cliché, el pastiche y el ornamento. Creo que alteró lo que entendemos como un vínculo entre historia y arquitectura. Si traemos las agendas de ese momento al nuestro, y entendemos el momento global, creo que esa referencia histórica se exalta de una manera muy interesante en Jojutla. Sobre todo respondiendo a la condición climática con espacios abiertos que procuran no tener un límite muy definido, espacios de umbral, muy anchos, donde la gente puede estar adentro y afuera al mismo tiempo. Creo que todos los arquitectos que participamos en Jojutla reinterpretamos eso a partir de la idea de juntar estructura con arquitectura, muro con arquitectura, y que eso permitía abrir el abanico hacia unos espacios mucho más elásticos. En vez de definir una idea del espacio como algo enclaustrado y ajeno a la cultura del lugar, en cuanto a la calidad del clima de Jojutla que permite que la gente se la pueda pasar afuera.

DD: Sin duda las intervenciones son profundamente posmodernas, si lo vas viendo en distintas capas. Una muy clara es que son incluyentes: incluyen mano de obra y tipologías locales. También todas son increíblemente permisibles, se llenaron de imágenes religiosas. Son obras que eran un marco para permitir esto, algo antimoderno…

AH: Por otro lado, si bien retomaron tradiciones como la de la capilla abierta, no tuvieron concesiones estilísticas que los acercara al pastiche. Estructuralmente es lo que es.

DD: Te diría que depende qué es lo que estás tomando prestado del posmodernismo. Cuando lo señalo, creo que tiene que ver con algo mucho más teórico. Tiene que ver con una arquitectura tiene raíces y se permite ser simbólica. Una arquitectura a la que le preocupan las tipologías y el simbolismo de estas tipologías. Tiene que ver más con esto que con la forma. Diría también que, más que la comunidad haya aceptado rápido el proyecto, se trabajó de la mano de ellos muy rápido. Más que encontrarnos con negativas, nos encontramos con las inquietudes de todos y elaboramos una primera aproximación que era muy inclusiva. 

AH: ¿Tuvieron que demostrar que los proyectos contaban con la suficiente seguridad estructural?

FF: Creo que simbólicamente el arco dio esa seguridad. Brindaba esa lectura ya que las descargas llegaban al piso.

CR: El proyecto tiene eso, pero hay una paradoja interesante a partir de la manera en que se define la masa y el volumen del arco. Es un material muy pesado pero al tener sólo cuatro apoyos, juega con esa ambigüedad de la masa apoyada únicamente en cuatro patas. Luego, al interior, el arco juega un truco óptico y espacial que es muy agradable, y que va sobre lo pesado de la ligereza y la ligereza de lo pesado, una ambigüedad tan característica del trópico y que de alguna manera a la gente le da la confianza al verlo en concreto, robusto, con un muro estructural de 60 centímetros de ancho, pero al mismo tiempo con un espacio muy fluido que permite casi que se construya en planta libre. 

DD: Habíamos dicho que el arco era una forma que te producía una estabilidad emocional, y en el caso de la iglesia la estructura es muy atrevida, lleva al límite el ingenio estructural. Hemos tenido conversaciones en las que vamos, de alguna manera, encontrando las piezas de este rompecabezas. El trabajo de nuestra oficina y de la de Camilo es multirreferencial, casi un copy paste de distintos momentos y distintos intereses. En la iglesia veo a Saarinen, a Kahn.

CR: Creo que las arquitectura más interesantes son aquellas que son tan ambiguas que no solamente nos convencen de lo que creemos o de lo que queremos hacer, sino que también nos cuestionan lo que hemos hecho. Y creo que la iglesia, junto con El Higueron, y mucha de la obra que hemos hecho nosotros y Derek, tratan de jugar con ese filo: cuestionarnos y decir “yo ya he visto antes esto, pero no es lo mismo que he visto, y también me permite un camino para construir otra línea de obra diferente”.

AH: ¿Qué aprendieron al aproximarse a sus proyectos?

DD: Aprendimos a escoger nuestras batallas. Con todas las limitaciones de construcción, de tiempo, de presupuesto, de lo que quiere la comunidad en sus distintas capas, claramente hubo un proceso que nos forzó de una manera muy positiva a priorizar lo importante sobre lo secundario. Es obra muy distinta a la que hacemos para el sector privado, en la que tienes tiempo de reflexión, de réplica, de reconsideración. Aquí son grandes ideas que se deben pensar en muy poco tiempo y que de alguna manera tienes que blindar. Y la forma de blindar está directamente relacionada con la contundencia de la idea, y la contundencia está relacionada con el diseño como gestión. Si el proyecto no funciona para las distintas partes, puedes pensar que lo vas a hacer como tú quieres pero la realidad se impone inmediatamente. 

CR: Yo sólo agregaría que es un buen ejemplo de cómo la arquitectura es un generador de confianza en muchas capas. Frente al cliente, que aquí tal vez fueron dos. Uno el Infonavit y la increíble gestión y visión que tuvo Carlos Zedillo para armar este proyecto en tiempo récord, y el otro es la comunidad. Se hace buena arquitectura entre estamentos políticos, públicos y privados, y con una manera de entender una sociedad y un espacio. Y una vez que el espacio se ha desplegado, el proyecto adquiere una segunda vida fundamentada en la confianza. Es reconstruir esperanza, no en el Estado sino en ellos mismos, por haber confiado en que un proceso iba a desembocar en una serie de edificios y de intervenciones que lo que hicieron fue reforzar los espacios de encuentro. La arquitectura como lugar de confluencia. 


Fotografías: Sandra Perez Nieto

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Centro de desarrollo comunitario Parque EL Higuerón https://arquine.com/obra/centro-de-desarrollo-comunitario-parque-el-higueron/ Thu, 09 Jan 2020 16:00:50 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/obra/centro-de-desarrollo-comunitario-parque-el-higueron/ Jojutla (Morelos) fue uno de los tantos municipios de la república que se convirtió en un campo de ruinas tras el sismo que sacudió a México el 19 de septiembre 2017. El Centro de desarrollo comunitario Parque EL Higuerón de AGENdA Agencia de Arquitectura | Dellekamp/Schleich es una de las obras de la reconstrucción en este lugar.

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Un terremoto de 7.1 grados en la escala de Richter sacudió Mexico el 19 de Septiembre de 2017, dejando a un país entero en un estado de emergencia con más de 369 víctimas y 150.000 viviendas destruidas en cinco estados (Oaxaca, Morelos, Estado de México y Guerrero).
Jojutla (Morelos) fue uno de los tantos municipios de la república que se convirtió en un campo de ruinas tras el sismo que sacudió a México el 19 de septiembre 2017. En una fracción de segundo, la mayor parte de su infraestructura fue completamente o parcialmente destruida.

Tras una iniciativa iniciada por Infonavit donde se involucró un grupo de arquitectos nacionales, se puso en marcha un plan maestro de restructuración de los principales edificios públicos del municipio. Dellekamp/Schleich, y la oficina Agenda (Colombia) fueron llamados a colaborar sobre dos proyectos: Dos representaciones simbólicas de la fe. Dos templos, uno religioso otro laico. Una iglesia (El Santuario Señor de Tula) y un centro comunitario (el Parque Higuerón).

Jojutla, municipio del estado de Morelos fue uno de los sitios mas afectados por el sismo que sacudió a México el 19 de septiembre 2017, con un registro de más de 1000 viviendas dañadas y la mayoría de su infraestructura pública colapsada.

En Parque el Higuerón gran parte de la edificación original, que albergaba varios espacios comunitarios, como una tortillería comunal y aulas para capacitar a los residentes, quedó colapsada. La gravedad de los daños que sufrió la estructura y la incapacidad de usar estos espacios reveló la importancia de este centro para los residentes de la comunidad.

El proyecto busca sanar un sitio herido y actuar como símbolo de comunidad y solidaridad para una sociedad en reconstrucción. El volumen, posicionado como escuadra en los márgenes internos del predio funciona como contenedor de programa y delimitador de la plaza central.

El sistema constructivo, formado por una retícula de marcos rígidos de concreto permite una libre composición de espacios abiertos y cerrados, configurando las áreas destinadas a talleres, la biblioteca y oficinas municipales. El vacío generado por la plaza protege a los usuarios de las condiciones climáticas y conecta de manera directa la propuesta con su contexto.


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Ser arquitectos https://arquine.com/ser-arquitectos/ Wed, 10 Apr 2019 14:43:37 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/ser-arquitectos/ Posiblemente el futuro no sea otra cosa diferente, sino aquellas cosas que hemos visto siempre y no habíamos notado importantes.

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Ante una invitación a escribir sobre el futuro, posiblemente la única respuesta o salida posible y sensata desde la mirada de un arquitecto que valga la pena resaltar —simplemente hace proyectos, quiere hacer edificios y tiene intereses limitados— , sea dudar y manifestar alguna que otra inconformidad e intentar trazar alguna salida posible para algunos de los intereses que me llaman la atención. Hacer de prestidigitador o de visionario futurista sería asumir el riesgo que solo unos pocos, posiblemente mejor versados, se atreverían a enfrentar. 

Construida esta posición probablemente facilista de mi parte, de no comprometerme a imaginar futuros posibles muy precisos que caerían en la clasificación de utopias o de ingenuas proyecciones pertenecientes a un tiempo complejo como el actual y aun extremadamente cercano, solo me queda entonces la opción de referirme a describir actores o situaciones de hoy y concentrarme solamente en un puñado de preocupaciones y observaciones que desde la distancia creo poder ver y que a mi juicio están pendientes de reclamar y ocupar por los arquitectos en el presente. Para atender este pequeño marco me atreveré entonces a desglosar simplemente un campo de análisis para mirar hacía el futuro y tratar de visualizar de manera crítica mas allá de las contingencias o condiciones presentes.

El primero, puramente disciplinar, pretende describir y analizar una serie de hechos y preocupaciones relacionadas con el estado de la practica y la disciplina a la fecha. Esta primera mirada posiblemente es una mirada purista y ortodoxa, probablemente aburridora puesto que no se refiere ni a la innovación, ni a lo nuevo, ni mucho menos a lo extraordinario. Incluso puede ser visto como una posición lacónica y anacrónica, puesto que haré el reclamo de construir una disciplina limitada, especialmente en un momento en el que la interdisciplinariedad, y cualquier sinnúmero de practicas, buscan precisamente hacerse porosas y abrirse a otras preocupaciones y operaciones más permeables. Por definición, por principios y honestidad conmigo mismo, debo aceptar que todo ha cambiado, debo ser auto-subversivo, contradecirme, dudar y enfrentar mi propio conflicto, enfrentar mis opiniones de hace unos años que precisamente abogaban por abrir la disciplina al extremo; debo dudar de algunas creencias anteriores y posiciones defendidas en otros textos, cursos e incluso en apasionados debates puesto que el marco de realidad de mi trabajo de los últimos años. me ha cuestionado dichas creencias que se han deformado por las condiciones y los sucesos, otros dirían que las ideas y mi posición ha “madurado”.

La segunda, directamente relacionada con la práctica, el que hacer. La realidad que nos rodea reclama giros inesperados, respuestas practicas y tangibles desde otros ángulos, hago este análisis sólo con el propósito de hacer que las ideas y recursos intelectuales puedan generar libertad para garantizarnos a nosotros mismos que somos necesarios en un mundo incierto y ambivalente, pero ante todo reconocer que las reglas de juego y nosotros mismos hemos cambiado, donde todo lo solido desvanecido en el aire solo deja cenizas para construir otras estructuras temporales posiblemente hiper-restringidas y acotadas. Démonos una oportunidad de re-inventarnos sin abandonar el barco de la disciplina y sus cuestiones mas profundas y estructurales.

Espero pues, que aunque estas miradas solo buscan indicar oportunidades y cierta crítica al estado de las cosas, no sea esto entendido como pesimismo o decepción, sino como una reflexión con exceso de realismo y deseo de hacer de la arquitectura un territorio que sea capaz de responder a los retos de los años por venir sin dejar de ser lo que somos, en sus limites y oportunidades: ser arquitectos.

 

Ser arquitectos.

El arquitecto tiene miedo. Tiene miedo de ser quien es. Tiene miedo de decidir. Tiene miedo de imponerse e imponer limites espaciales, de construir y definir para otros maneras de moverse, de habitar, de vivir, de hacer su trabajo. Tiene miedo de ser radical, de hablar de arquitectura y ser juzgado como un simple arquitecto que hace edificios que dan (algunas veces) forma a la ciudad y que en ocasiones sirve al crudo pero real y eficiente capital y que a veces lucha por construir equidad en un mundo que las reglas no son iguales para todos. El arquitecto hoy quiere ser políticamente correcto, evita el conflicto, no quiere asumir ninguna posición que lo comprometa porque cree falsamente que esta conquistando libertades o en el mejor de los casos teme perder oportunidades. 

Se esconde de si mismo en el auto engaño disfrazado de sociología, ecología, participación y antropología (entre muchas otras), erosionando la disciplina y haciéndose innecesario; cualquier profesional de esas ramas hace su trabajo mejor que un arquitecto pretendiendo ser alguno de ellos. Si tratamos de hacer el trabajo de otros lo mas probable es que otros intenten hacer nuestro trabajo (ya lo intentan) y cada vez posiblemente mejor. Siendo así las cosas, ¿demostramos capacidades suficientes de que somos necesarios? ¿Reclamamos nuestros espacios de trabajo con el rigor necesario para demostrar que lo que hacemos lo hacemos a cabalidad y con responsabilidad , en vez de estar jugando en muchos casos al boy scout: “siempre listo” pero impertinente y acrítico? 

Dada esta condición nos hemos replegado en pequeños islotes, fragmentados, dispersos y (con la merced) y a la merced de los medios y las redes sociales, donde la información fluye bajo el criterio de “likes” y opiniones extremistas que aparte de hacer bullying no da salidas o alternativas mas allá de una nostalgia llena de moral y prejuicios, no de análisis o posiciones críticas. He aquí el primer reto para el futuro, ¿seremos capaces de desplazar la ligereza de las discusiones, pseudo manifiestos arquitectónicos casi anónimos de las redes sociales hacia construcciones mas certeras, visibles, con nombre propio y menos guiadas por opiniones de una mañana en abstinencia de cafeína o buen humor? Posiblemente hablar de posiciones críticas en un mundo de imágenes y “ana-historia” digital sea anacrónico, viejo e irrelevante, pero me gustaría pensar que el futuro permitirá construir pequeños radicalismos académicos que alimenten las escuelas desde la duda y la libertad, no desde el dogma o el empoderamiento que otorga heredar estudios globales que desconocen que el mundo es más extenso y complejo que Abbey road, Camden Town, Wall Street.

Se requieren nuevos críticos de arquitectura que estén dispuestos a la lucha cuerpo a cuerpo con argumentos y elaboraciones intelectuales que sean capaces de apagar con razones el exceso de luces que hoy alumbran el escenario, en vez de agregar unas nuevas que al sobre iluminar el campo de trabajo todo se ve igual y homogéneo. Fundamental que se consoliden algunos órdenes apenas en formación con proyectos de calidad e impacto responsable puesto que el relevo generacional esta tomando forma; las grandes oficinas y arquitectos del siglo XX van saliendo poco a poco, y en diez años posiblemente poco quede de ese orden. ¿Qué sigue? No me cabe la menor duda que enriquecer nuestro entendimiento del mundo, de las sociedades para las que trabajamos involucrando otras disciplinas es fundamental como punto de partida, pero irrelevante como punto de llegada o argumentación para apalancar decisiones puramente formales o en muchos casos materiales. Sí, la forma importa pero esta no es una representación directa de un texto esperando a ser verificado a través de un edificio o en el mejor de los casos como pequeña intervención, esta solo podría serlo pagando un precio muy alto, solo siempre y cuando nos desplacemos a los terrenos del arte con nuestro hacer, pero una vez en otro territorio —en el del arte—, inmediatamente dejamos de ser arquitectos y empezamos a operar como artistas sin las restricciones que precisamente nos hacen arquitectos, articular de manera coherente en relación a un lugar y una sociedad específica: Lugar, presupuesto, cliente, limitaciones, paisaje, costo, tiempo, especulación, etc.

 

Interés por las excepciones.

Me interesan cada vez más arquitectos que trabajan desde la arquitectura misma y que no sólo responden con arquitectura de alta calidad a cuestiones disciplinares, sino que también tienen impacto crítico sin moralismo u oportunismo tanto en las realidades (sociales) más crudas, como en los campos y territorios mas fértiles para la arquitectura. En los dos casos el producto es bueno, responsable y bello. Desearía que en el futuro hubiesen mas arquitectos que desde la arquitectura y con elementos de la arquitectura sean precisamente la antítesis de esa arquitectura argumentada y presentada puramente desde la especulación del falso beneficio social y condescendiente, de aquella que hace apología de la miseria, lo informal, aquella incapaz de producir una arquitectura de calidad mas allá del titular mediático o del arrepentimiento capitalista. Me interesan y creo que pueden jugar un papel intermediario y articulador entre tiempos y condiciones las agendas perdidas o interrumpidas de los años 60 y 70, aquellas que con la caída del muro de Berlin y el fin de la guerra fría se suspendieron por el flujo desbordado de capital y especulación inmobiliaria. Me refiero a las agendas, textos, ideales y reflexiones, que señalan vínculos concretos sobre la co-dependencia entre arquitectura, territorio, historia y ciudad de Rossi, Ungers, Venturi. Creo que todavía allí hay material puro, aun no tocado, interpretado e insertado en las ciudades de hoy. Creo que en estas agendas perdidas e interrumpidas hay oportunidades de reescribir la historia. No sé si (ya) hemos entrado en un “nuevo post”, pero si estoy convencido de que el espíritu esta vivo y alimentado posiblemente con razones y estructuras mas solidas, menos concentradas y preocupados por el “estilo”, o el lenguaje y las cuestiones semióticas que en su momento hicieron irrelevante ideas pertinentes y posiciones certeras. Algunas maneras de dibujar, exponer y diseñar de jóvenes practicas dejan entrever un acercamiento directo a este “nuevo post”.

Sin duda, la mayor amenaza para este tipo de revisiones es la deliberada intención de algunos de llevar a la politización los discursos arquitectónicos bajo una re-carga discursiva y filosófica que pretende de alguna manera volver a los discursos lingüísticos ó retóricas políticas por encima de las realidades concretas, haciendo de la arquitectura una representación mas. Querámoslo aceptar o no, Venturi, Ungers e incluso Rossi buscaban en el fondo ser y operar como simples arquitectos que pensaban en la arquitectura como un enlace fundamental con la ciudad, el territorio, la historia, la cultura, pero que bajo ningún precepto o condición dejaron de alimentar la disciplina con sus dibujos, sus representaciones e ideas y obviamente con sus edificios. ¿Podemos acercarnos a ese pasado para establecer un otro futuro sin necesidad de auto eliminarnos de las discusiones y reclamos del mundo actual con sus necesidades y oportunidades?

 

Pendientes

Pareciera que en estos tiempos inciertos de homogeneidad y reacción los modelos estuviesen agotados. Se agotó el modelo paramétrico posiblemente porque la promesa se convirtió en instrumento. Difícilmente el espectro starchitect se puede repetir y quien sabe si sea pertinente. La sostenibilidad como punta de lanza de la práctica no es suficiente para darle oxigeno a los modelos, pues finalmente esta termina siendo resuelta a partir de “adjuntos”: maquinaria, materiales, procesos, etc. Pero no es tan estable como para abrir un campo de trabajo lo suficientemente profundo: finalmente, hoy, la sostenibilidad parece una cuestión a ser resuelta con tecnologías y absorbida por todos. La arquitectura latino americana y muchas aquellas no pertenecientes a las estructuras de poder occidentales, aun tienen la deuda pendiente de consolidarse y proponer salidas puramente arquitectónicas y disciplinares, incluso mas allá del reconocimiento de una arquitectura alimentada en muchos casos por una buena causa social o ecológica. Esta pendiente que algún arquitecto latinoamericano con practica sea capaz de escribir al menos un texto (libro) que pueda mover el eje de la disciplina.

Pareciese, que una vez fallados los modelos y con tantos pendientes por resolver, la historia, y el pasado fuesen el único refugio temporal. La necesidad de buscar identidades locales y especificas en contraste y en respuesta a tantos años de pro-globalización, empiezan a hacer mella en las arquitecturas, los lugares y sus habitantes; Posiblemente el deseo de la torre global, aquella de vidrios tipo espejo, en cualquier lugar y de cualquier manera empiece a ser cuestionada. 

Posiblemente el futuro no sea otra cosa diferente, sino aquellas cosas que hemos visto siempre y no habíamos notado importantes.

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La arquitectura es un sistema de conciliación. Conversación con Camilo Restrepo https://arquine.com/la-arquitectura-es-un-sistema-de-conciliacion-conversacion-con-camilo-restrepo/ Wed, 24 May 2017 17:25:41 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-arquitectura-es-un-sistema-de-conciliacion-conversacion-con-camilo-restrepo/ "La arquitectura es un sistema de conciliación. Es un lugar donde cosas que parecían opuestas pueden adquirir un significado precisamente al estar opuestas."

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Liga_25_Tropico_Canonico_copy_LGM_Studio_Luis_GallardoLIGA 25: Trópico canónico | Camilo Restrepo / AGENdA (COL). Fotografía: LGM Studio, Luis Gallardo

 

Francisco Brown: En tu obra para LIGA 25 partiste de la idea de que la naturaleza es una invención, así como sus distintas representaciones. Qué fue Trópico Canónico y cuál es tu interpretación de lo tropical.

Camilo Restrepo: Consideró que la arquitectura asume la naturaleza como una invención. Es decir, la naturaleza es una representación más de ese sistema de pensamiento que es la arquitectura y, dentro de esa estructura, la pieza Trópico Canónico trataba de poner en contraste varias situaciones y condiciones. Partiendo de que la arquitectura es un sistema de conciliación, no sólo de la cultura y la materialidad, sino también en su manera de diseñar relaciones en el espacio, Trópico Canónico era capaz de pertenecer a la historia de la arquitectura universal, resaltando ciertos valores que están instruidos en el trópico y estructurados en la descripción del territorio que parte del romanticismo y de la versión naturalista de Alexander von Humboldt.

Liga_25_Tropico_Canonico_copy_LGM_Studio_Luis_Gallardo_2LIGA 25: Trópico canónico | Camilo Restrepo / AGENdA (COL). Fotografía: LGM Studio, Luis Gallardo

 

FB: Me encanta tu definición y relación entre lenguaje arquitectónico y los paisajes, cómo estableces que la selva es barroca y cómo va deshojando tu proceso de investigación, para llegar a establecer tu pieza. Dentro de ese proceso de investigación, ¿por qué elegiste la planta del Pabellón Sonsbeek de Aldo Van Eyck como la definición de canónico?

CR: Algo que es muy importante es la idea paralela entre el desierto y la selva. El desierto es moderno y abstracto, ahí el horizonte es lo relevante y es verdaderamente moderno al construirse bajo esa idea de relación objetual entre el aquí y allá, el adentro y el afuera. La idea de lo tropical es que la selva barroca, donde hay una contraposición de escalas que va de lo más pequeño a lo más grande dentro del mismo plano y ahí, la fotografía cumple un papel bastante interesante. Desde ese punto de vista, parecía importante entender que podíamos hacer uso de la literatura histórica y de la arquitectura del Pabellón Sonsbeek de Van Eyck, partiendo de que el trópico todo lo invierte. Así, si en aquel pabellón las paredes eran sólidas, las nuestras son transparentes; si las paredes eran desnudas y con una crítica a la modernidad de lo artesanal, en nuestra pieza era la idea de lo natural, las paredes están tatuadas y empiezan a funcionar no sólo en su orden posiblemente moderno, sino también ilustrativo.

Video LIGA 25 | Camilo Restrepo, por Juan Benavides (www.filmatica.mx)

 

Era importante ese fluir, cómo el trópico invierte todo: el aquí, el allá, lo grande, lo pequeño, la escala, la transparencia y la ambigüedad. La ambigüedad, siempre ha sido un tema de bastante interés para nuestro estudio porque, mientras más especifica es la geometría, más condiciones de ambigüedad. Para construir ese espacio que está entre condiciones que no pertenecen ni a la modernidad, ni a la posmodernidad, sino que tiene sus reglas de juego, un poco cercano a las teorías y a las ideas de la teoría pos-colonialista. Lo interesante es la diferencia, no la diversidad.

FB: ¿Qué tipo de relaciones específicas querías crear en este espacio entre el usuario y la pieza? ¿Por qué no relacionarlo a la ciudad?

CR: Porque la Ciudad de México, en su contexto, ya es bastante urbana. Era interesante poder trasladar esa condición de lo “no urbano”, todo aquello que es parte del extrarradio de la ciudad, que en el trópico, o por lo menos en Medellín, es lo que verdaderamente da sentido a aquello que es materialmente premeditado: la ciudad, la arquitectura, la construcción de la solución y la necesidad. Nos parecía importante chocar con esto y hacer una pieza penetrable, que perteneciera a esa idea de entrar en la selva, a ese espacio hecho por capas y diferentes relaciones de escala y profundidad que en la ciudad no necesariamente funciona de esa manera, porque la ciudad, de alguna forma, todavía se construye en su experiencia yendo de un punto de origen a uno de destino. En cambio, en nuestra pieza, lo interesante es divagar, moverse alrededor, para encontrar claros en el bosque o buscar puntos más consolidados a partir de imágenes que dan hacia el exterior de la calle, con otras que te permiten conocer y descubrir el detalle de la selva al interior.

LGM Studio . Fotografia de Arquitectura LIGA 25: Trópico canónico | Camilo Restrepo / AGENdA (COL). Fotografía: LGM Studio, Luis Gallardo

 

FB: ¿Y se podía conseguir todo en ese espacio?

CR: Creo que sí se puede construir, y es gracias a la posibilidad de tener muchas capas de tejidos. De alguna forma, lo que nos preocupaba en el proyecto era el cómo entender un espacio tan pequeño para consolidar una experiencia de recorridos y no de objetos.

FB: ¿Cómo estableces una relación entre la respuesta y la pieza? ¿Es a través de lo material, de la geometría o de cómo entras a ese equilibrio entre lo ultra literal y lo ultra abstracto?

CR: La arquitectura es una manera de pensar y de entender el mundo porque te deja hacer énfasis a ciertas condiciones pero, al mismo tiempo, tiene la capacidad de la retórica al tener densidades ocultas: cosas que hay que deshojar para encontrarlas y que en nuestros procesos de diseño y en la pieza exhibida en LIGA, lo que nos permitía era hacer una serie de relaciones ocultas que, con cierto contexto, permitan establecer un lenguaje y una discusión con condiciones que no necesariamente pertenecen al origen de la pieza.

Eso es lo interesante de la arquitectura, que te permite establecer conversaciones inesperadas y sorprendentes, pero también es capaz de hacer una crítica o un comentario sobre cuestiones que parecen obvias pero que, cuando empiezas a deshojar, encuentras que hay un material que hay que hay que entender, aproximándose y experimentándolo. Eso es algo fascinante que también hace la arquitectura.

FB: ¿La discusión de si “transmitimos el concepto” es reiterativa en tu oficina? O ¿cómo funciona esa relación con la pieza final y el proceso de diseño?

CR: Algo interesante en las condiciones de ciertas arquitecturas y que, de alguna forma, funciona en nuestro trabajo, es que la arquitectura como mensajera siempre llega ya como alguien muerto. Eso es interesante en la medida que permite que haya un entendimiento y una interpretación que no necesariamente está ahí. Estamos abiertos a que eso suceda, a tratar de alimentarnos de eso. No tratamos de preconcebir las ideas. Creemos que la soluciones llegan en el proceso de ese diálogo y, en ese sentido, insisto, la arquitectura es un sistema de conciliación. Es un lugar donde cosas que parecían opuestas pueden adquirir un significado precisamente al estar opuestas.

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La conciencia de lo público https://arquine.com/la-conciencia-de-lo-publico/ Tue, 19 Aug 2014 18:07:12 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/la-conciencia-de-lo-publico/ Conversación entre el arquitecto colombiano Camilo Restrepo y el arquitecto chileno Ricardo Abuauad, celebrada en el marco del Congreso Arquine | Paisajes en contraste desarrollado en Santiago de Chile y en la que debaten la cuestión de lo público en la política y la indicendecia de la arquitectura en la mejora de la ciudad.

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Conversación entre el arquitecto colombiano Camilo Restrepo y el arquitecto chileno Ricardo Abuauad, celebrada en el marco del Congreso Arquine | Paisajes en contraste desarrollado en Santiago de Chile y en la que debaten la cuestión de lo público en la política y la indicendecia de la arquitectura en la mejora de la ciudad.

Ricardo Abuauad: No es exactamente una toma de conciencia de lo público lo que está ocurriendo en Chile, sino una feroz necesidad de tomar conciencia de lo público. Me atrevería a decir que tiene que ver con nuestra historia reciente, y con los éxitos que este y otros países han tenido bajo un determinado modelos económicos que no privilegiaban eso.

Me atrevería a decir que el evidente desarrollo y prestigio internacional que tiene la arquitectura hoy día se centra más bien en la innegable calidad de la arquitectura chilena puesta en el paisaje. Mucho más raramente que la arquitectura chilena puesta en el contexto urbano. Y mucho menos habitual todavía de la arquitectura chilena dedicada al trabajo del espacio público. Cuando digo que es la etapa que nos falta tiene que ver con la necesidad de comprometer el trabajo de los arquitectos, pero también de la sociedad entera con una acción  que mejora la calidad de las ciudades, que establezca espacios públicos donde sí se produzca la convivencia y, por último, donde los arquitectos puedan plantear un nuevo lenguaje a propósito de ese espacio público.

Camilo Restrepo: Lo público es en realidad una construcción, que debe surgir y que surge por acuerdos sociales, pero que en algún momento ese surgir desde abajo va a requerir de un presupuesto o de una articulación que viene desde arriba. La construcción de lo público, nos guste o no, viene desde la política porque los políticos toman decisiones importantes. Ya es una decisión estratégica de los políticos ser los suficientemente inteligentes o agudos para pensar que esa decisión o reclamo que se puede hacer a través de la arquitectura o el urbanismo y materializar la política como espacio tangible.

RA: Es evidente que en la medida en que la sociedad entera no tome conciencia de trabajar en la esfera de lo público los arquitectos se limitan a hacer encargos privados. Lo que ocurrió con la arquitectura chilena en buena parte de los noventa y principios de siglo es que los arquitectos chilenos aprovecharon un capital de talento significativo para trabajar en esos encargos privados que era lo que había

Yo creo que la lección que nos ha dado Colombia, y específicamente Medellín, es que hay una sociedad entera capaces de entender que hay una escala de lo público que debe ser afectada y comprender también el rol que los arquitectos pueden tener en eso.

CR: ¿Qué es lo que ha pasado en Medellín? Había una voluntad política por parte de [Sergio] Fajardo y su equipo y encontró para suerte –y coincidencia– que había un equipo de arquitectos disponibles en las ciudades para dar ese cambio, meterse en esa cuestión y a ser capaz de instrumentar esas políticas y transformarlas en cuestiones concretas. Pero sigue existiendo un abismo entre el Gobierno Nacional y las instituciones creen que es la arquitectura y lo que la arquitectura puede ser.

Por ejemplo, Colombia nunca ha estado en la Bienal de Venecia y no creo que vaya a estar por ahora. ¿Por qué? Porque para Colombia, como país, la arquitectura no es un bien que haya que exportar. El ejemplo de Blanca Montaña con la arquitectura es excepcional. Es una decisión política y nacional de pensar que la arquitectura se exporta y que es un bien y un servicio con valor agregado.

RA: Ahora, lo que es interesante a tener en cuenta que no es el Estado de Chile el que promovió el desarrollo de la arquitectura, sino el que fue capaz de de darse cuenta que en un cierto nivel los arquitectos chilenos y la arquitectura chilena habían logrado un posicionamiento internacional que difícilmente otros aspectos de la cultura chilena habían logrado.

CR: Hace unos meses le preguntaba a Sergio Fajardo por qué todas sus políticas se tienen que ver materializadas en las ciudades. Su respuesta era que no solamente necesitamos hacerlo visible sino que fuera tangible, en la medida que el ciudadano siente que hay una participación del Estado y que es atendido por él, a partir de la realización de una infraestructura que no es sólo el edificio pero que es una infraestructura de desarrollo social.

Nadie en Colombia todavía tiene ni la menor idea de lo importante que ha sido lo de Medellín. La gente todavía no es consciente de eso y, cuando empezó a pasar lo de Medellín, nadie se imaginó que fuera a tener eso, porque se pretendía que la arquitectura articulara procesos políticos pero nunca se creyó que iba a ver tanto talento en los arquitectos para poner a Medellín y la arquitectura de Colombia en el mapa.

RA: Está el rol que adquirió Medellín a propósito de este mismo plan que, me atrevería a decir, ocupó el lugar que alguna vez tuvo Barcelona, de una ciudad con un cierto número de necesidades, un plan concertado de gran aceptación ciudadana y un grupo de arquitectos capaces de llevarlo adelante.

Foto de portada: juan esteban bedoya cardona en Flickr (Licencia CC-BY)

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Arquitectura protegida https://arquine.com/arquitectura-protegida/ Fri, 14 Sep 2012 16:40:04 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/arquitectura-protegida/ Frida Escobedo (México), Camilo Restrepo (Colombia) y Yang Zhao (China) son los tres arquitectos preseleccionados para participar en el programa Rolex Mentor and Protégé Initiative de arquitectura.

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Frida Escobedo (México), Camilo Restrepo (Colombia) y Yang Zhao (China) fueron los tres arquitectos preseleccionados para participar en el programa Rolex Mentor and Protégé Initiative de arquitectura 2012-1013. Luego de una primera selección de 24 arquitectos de todo el mundo –propuesta por un jurado integrado por Sarah Ichioka, Joseph Grima, Pedro Gadanho, Miquel Adrià y Minsuk Cho– Rolex anunció que el chino Yang Zhao fue el elegido para este programa filantrópico durante un año, cuya mentora será la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima (SANAA), ganadora del premio Pritzker en 2010.

Esta es la primera vez que se hace una convocatoria para la categoría de arquitectura –en la que la principal condicionante fue la edad de los participantes, menores de 40 años– y que además incluye otras seis categorías con sus respectivos mentores: Margaret Atwood (literature), Gilberto Gil (música), William Kentridge (artes visuales), Lin Hwai-min (danza), Walter Murch (cine) y Patrice Chéreau (teatro).

Frida Escobedo (ciudad de México, 1979) es arquitectura por la Universidad Iberoamericana y recientemente terminó una maestría en Arte, Diseño y el Dominio Público por la Graduate School of Design de Harvard. Su obra destaca intervenciones entre arte y arquitectura como el Hotel Boca Chica en Acapulco y La Tallera Siqueiros en Cuernavaca.

Camilo Restrepo (Medellín, 1974) es arquitecto graduado de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, con máster en Arquitectura, Urbanismo y Cultura Urbana por la Universidad Politécnica de Cataluña. Su obra destaca proyectos como el Jardín Botánico de Medellín, el Orquideorama y distitntas residencias en Colombia.

Yang Zhao (Yunnan, 1980) tiene un máster en arquitectura por la Graduate School of Design de Harvard. Inició su práctica arquitectónica en 2007; sus proyectos de vivienda y edificios de interés social se centran en la provicina de Yunnan, China.

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