Resultados de búsqueda para la etiqueta [brutalismo mexicano ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Mon, 04 Mar 2024 01:30:33 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.2 Brutalismo: cajón de-sastre https://arquine.com/brutalismo-cajon-de-sastre/ Mon, 18 Dec 2023 15:37:37 +0000 https://arquine.com/?p=86451 El año termina con una extensa exposición de arquitectura brutalista en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Un estilo que, en palabras del curador de la muestra, se resume como “todo lo que privilegia la forma sin expresar la función, que no recurra a la expresión tecnológica (hightech) ni a historicismos (posmodernismo).” Un gran cajón de sastre, en el que (casi) todo cabe.

El cargo Brutalismo: cajón de-sastre apareció primero en Arquine.

]]>
El año termina con una extensa exposición de arquitectura brutalista en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Como apunta su curador, el arquitecto Axel Arañó —cito textualmente— “Brutalismo arquitectónico en México reúne una selección de obras construidas desde los años sesenta hasta la actualidad que, de un modo u otro, pueden denominarse brutalistas.” Y, por si no quedó claro, añade un poco de historia: “El término New Brutalism —‘Nuevo brutalismo’ o simplemente ‘brutalismo’ como se usa en México—, nombra un movimiento singular pues no es un estilo o un ‘ismo’ que surgiera como otros durante el siglo XX en un momento dado y, generalmente, abanderado por un manifiesto —como fue el caso del futurismo, constructivismo, neoplasticismo, expresionismo y metabolismo—, o de los términos ‘estilo internacional moderno’ y ‘descontructivismo’ —que pasaron a ser del dominio común a partir de dos exposiciones en el MoMA—. Brutalismo denomina una actitud vanguardista que corre en varios ejes en los que comparte características formales y constructivas con aquellos.”

Para acabar de dar contexto al término, el curador nos recuerda la conexión con el béton brut (concreto aparente) de las obras expresionistas de Le Corbusier en la posguerra. Y, ahora sí, del uso del término empleado por los británicos Alison y Peter Smithson para adjetivar uno de sus proyectos y acuñado en el artículo New Brutalism, publicado por el crítico de arquitectura Reyner (no Rynar, por cierto) Banham en la revista Architectural Review de diciembre de 1955. De hecho, el lema de Banham para el nuevo brutalismo era “más una ética que una estética”, por lo que en estricto sentido las casas privadas quizá deberían quedar fuera por responder, sobre todo, a criterios formales. A su vez —como apunta Alejandro Hernández Gálvez—, el nuevo brutalismo que proponía Banham surgía como respuesta al realismo social(ista) que pretendía responder al modernismo travestido de estilo internacional, mientras que en México, “nuestro” brutalismo se dio como una afirmación del establishment nacional-revolucionario priista.

Benjamín Rubén Méndez Savage. Insurgentes Sur 1824. Ciudad de México, 1967. Fotografía: Marcos Betanzos (2023)

A los brutalistas británicos —Smithson y Banham— se sumarían con los años las obras en los Estados Unidos de Marcel Breuer, como el museo Whitney; y de Paul Rudolph, especialmente con la escuela de arte y arquitectura de Yale. Un estilo que, en palabras del curador de la muestra, se resume como “todo lo que privilegia la forma sin expresar la función, que no recurra a la expresión tecnológica (hightech) ni a historicismos (posmodernismo).” Un gran cajón de sastre, en el que (casi) todo cabe.

Es cierto, como menciona Arañó, que el brutalismo —como expresión más que como estilo— aparece en destacadas construcciones monumentalistas al servicio del poder, como narra Deyan Sudjic, y que en México tuvo su auge en los años setenta, ochenta y noventa, aún sin asumir el término (Teodoro González de León lo detestaba y el mismo Francisco Serrano asegura que su arquitectura no está vinculada al estilo brutal), con extraordinarias obras expresionistas que privilegian la forma y uso contundente de materiales como el concreto aparente (el béton brut, de nuevo). Las obras de estos arquitectos mencionados, así como las de Abraham Zabludovsky, Agustín Hernández y, posteriormente, Aurelio Nuño, Agustín Landa, Augusto Quijano, Alberto Kalach o Rafael Pardo, entre otros, permiten hilvanar una continuidad formal y estilística. Sin embargo, cuesta aceptar la ausencia de obras tan emblemáticas e imprescindibles como la casa GGG de Kalach, punto de partida de muchas de las casas exhibidas y construidas dos décadas más tarde; o la biblioteca Vasconcelos del mismo autor, que no sólo cumple los criterios de la curaduría sino que, quizá, sea la obra más notoria de la arquitectura mexicana del siglo XXI. A su vez, resulta difícil justificar la inclusión, por citar alguna, de la Unidad Habitacional Integración Latinoamericana, un conjunto de vivienda colectiva proyectado por Sánchez Arquitectos y Asociados, de tabique aparente y discreta volumetría, que sigue los lineamientos de la modernidad. O incluir una serie de edificios cuyas fachadas son la expresión de retículas, avaladas por un conocido antecedente loosiano de la primera década del siglo pasado (el hotel Camino Real en Ixtapa, de Ricardo Legorreta; o el edificio IBM, de Augusto H. Álvarez, entre otros) de autores alineados con claridad filosófica y de manera estilística con tendencias antagónicas al brutalismo, y que difícilmente podrían aceptar esta etiqueta.

Francisco Alcalá Horta. Palacio Municipal de Nezahualcóyotl. Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, 1975. Fotografía: Marcos Betanzos

Ya adentrados en el siglo XXI, la agenda global cuestiona el uso de materiales con un fuerte y nocivo impacto sobre el medioambiente (como el concreto), privilegia la arquitectura colaborativa y la equidad de género, en contra de las viriles expresiones de autor. En este contexto, y con perspectiva histórica, una revisión del brutalismo no deja de ser de sumo interés. Y, sin duda, una exposición de arquitectura de esta envergadura debe ser bien recibida y celebrada, y un periodo tan significativo merece el análisis cabal que, de seguro, el catálogo de la muestra —cuando se publique— argumentará debidamente. Aunque sería difícil justificar lo que apunta el curador, que “el brutalismo ha vuelto como una manera más eficiente de construir y responder a los retos medioambientales.”

El cargo Brutalismo: cajón de-sastre apareció primero en Arquine.

]]>
Brutalismo arquitectónico en México en el Museo de Arte Moderno https://arquine.com/brutalismo-arquitectonico-en-mexico-en-el-museo-de-arte-moderno/ Thu, 14 Dec 2023 15:58:56 +0000 https://arquine.com/?p=86285 En lo que pareció un cierre anual de actividades culturales, al menos en lo que respecta a arquitectura, ayer se inauguró en el Museo de Arte Moderno (MAM) la exposición "Brutalismo arquitectónico en México". La exhibición, ecléctica en concepto y piezas, reúne 65 proyectos representados en fotografías, maquetas, planos, croquis y proyecciones.

El cargo Brutalismo arquitectónico en México en el Museo de Arte Moderno apareció primero en Arquine.

]]>
En lo que pareció un cierre anual de actividades culturales, al menos en lo que respecta a arquitectura, ayer se inauguró en el Museo de Arte Moderno (MAM) la exposición Brutalismo arquitectónico en México. La exhibición, ecléctica en concepto y piezas, reúne 65 proyectos representados en fotografías, maquetas, planos, croquis y proyecciones de edificios brutalistas —realizados en la Ciudad de México, Guadalajara, Veracruz, Monterrey y Estado de México— de la segunda mitad del siglo XX, además de esculturas, pinturas y otras obras plásticas.

La muestra, además del apoyo del MAM, cuenta con el auspicio de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), y está coordinada por Axel Arañó, fundador de Taller de Arquitectura y Diseño, despacho especializado desde 2004 en la investigación arquitectónica, que en esta ocasión trabajó como curador invitado del MAM. En el recorrido de prensa que antecedió a la inauguración, Arañó fue claro a la hora de hablar del elefante en la habitación: el brutalismo, a diferencia de otras vanguardias que tuvieron un impacto profundo en la arquitectura —como el futurismo, suprematismo, estridentismo, metabolismo o situacionismo— no tuvo un manifiesto o programa que pudiera conformar por sí solo una teoría o práctica unificadas.

De tal manera, el término “brutalismo” (más en concreto, el New Brutalism, como fue acuñado en 1953 por el crítico Rynar Banham, en la revista Architectural Design) se usa en la exposición como un concepto paraguas o una perspectiva que permite hablar de algunos rasgos, sobre todo formales: el uso de materiales “en bruto” (probablemente la manera más sencilla de definir esta corriente arquitectónica, pero a la vez más problemática), volúmenes masivos o “toscos”, y su preeminencia en conjuntos habitacionales y edificios de gobierno.

La curaduría de la exposición en el MAM construye, además, su propia definición sobre cuatro ejes (la retícula, los prismas escultóricos, la vivienda colectiva y el espacio ceremonial) a partir de principios como la “indiferencia deliberada al contexto urbano estilístico”; el “uso de plano oblicuos”; el “rechazo a las tipologías clásicas de género”; un rechazo deliberado a “la exaltación de la alta tecnología como el Hight Tech o la nostalgia por sistemas constructivos artesanales del pasado”; o el “uso de materiales off the shelf (‘listos para usarse’), sin pretensión estética específica, incluso aludiendo a la estética del objeto encontrado”.

La hipótesis que presenta Arañó —y que el propio curador ofrece para iniciar una discusión al respecto— es que, tras un periodo de “silencio” entre los años 90 y la primera década del siglo XXI (justo tras la caída de la Unión Soviética), en años recientes ha habido un revival del brutalismo, y no sólo en lo que respecta al interés que despierta en investigadores e historiadores, sino en la práctica. Esto podría enmarcarse como una respuesta a la arquitectura posmoderna, el High Tech y la necesidad de una arquitectura para el cambio climático.

Llegado a México a partir de los años 60, el brutalismo se expresó de una manera más subrepticia que en Europa, la Unión Soviética o, para poner un ejemplo más cercano, Cuba. De ahí que Brutalismo arquitectónico en México opte por ubicar esta corriente con cuidado. La variedad de los proyectos que se presentan es la mejor demostración de esa ambigüedad. Están algunos ejemplos que podrían considerarse paradigmáticos: el Colegio Militar, de Agustín Hernández; o el trío que conforman obras de Teodoro González de León como la sede central del Fondo de Cultura Económica, la Universidad Pedagógica y el Colegio de México (estos dos últimos junto a Abraham Zabludovsky); el edificio del deportivo Guelatao en La Lagunilla, atribuido, entre otros, a Joaquín Álvarez Órdoñez; el edificio de Insurgentes Sur 1824, de Benjamín Rubén Méndez Savage; o el Palacio Municipal de Nezahualcóyotl, de Francisco Alcalá Horta. 

Eso no impide que esté aquí una larga y diversa lista de despachos y creadores: Francisco Serrano, Augusto H. Álvarez, Manuel González Rul, Antonio Atollini, Ricardo Legorreta, Alberto Arai, Margarita Chávez y Alejandro Caso, Imanol Ordorika, Juan Sordo Madaleno, Agustín Landa, Augusto Quijano, Luis Aldrete, Fernando González Gortázar, Rafael Pardo, Lucio Munian, Iker Larrauri y Carlos Obregón, Óscar Bulnes, PRODUCTORA, Isaac Broid, Félix y Luis Sánchez, Alejandro Zohn, Estudio Núñez-Zapata, Ludwig Godefroy, David Pedroza, JSa arquitectos, OAXarquitectos, Graciastudio, Cadaval & Solà-Morales, Orso Núñez, Arturo Treviño y Arcadio Artiz Espriu; Tatiana Bilbao, Estudio Macías Peredo, Young&Ayala + Isaac Michan; EPArquitectos, Studio Rick Joy, Pedro Ramírez Vázquez, David Muñoz, Michel Rojkind, Rubén Valdez y Yashar Yektajo, Javier Sánchez, Francisco Alcalá, Miguel de la Torre, LAMZ Arquitectura, Javier Muñoz, Héctor Barroso, Agustín Landa, Ernesto Gómez Gallardo, Ángel Borja, Francisco Elías, Estudio MMX, Manuel Rocha, J. Álvarez Ordóñez, Ignacio Machorro e Hilario Galguera y Benjamín Méndez Savage.

Ilustrada principalmente por fotógrafos y algunos escultores, en la exposición hay obras de Hersúa, Federico Silva, Manuel Álvarez Bravo, Arturo Arrieta, Diego Pérez, Marcos Betanzos, Manuel Felguérez, Armando Salas Portugal, Pedro Hiriart, Héctor García, entre otros. Además, hay lugar para otros medios, como la instalación fotográfica (H), de Onnis Luque; una espectrografía de Tomás Casademunt sobre la torre de Reforma 27, de Alberto Kalach; o un montaje con clips de piezas audiovisuales en las que han aparecido obras como las mencionadas, y que van desde filmes como La Jetée (Chris Marker, 1962), Alphaville (Jean-Luc Godard, 1965); La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971); Con licencia para matar (John Glen, 1989); Blade Runner 2049 (Denis Villeneueve); o videos musicales como el de “La incondicional” (1989), de Luis Miguel, o “Limbo” (2012), de Daddy Yankee.

En el comunicado de prensa oficial también se dan algunos datos como el hecho de que esta exposición se instaló en otros recintos y galerías, como en la Facultad de Estudios Superiores campus Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México, el edificio de departamentos Taine 4 × 6, y el Centro Cultural Tlilatl.

Arañó, quien se estrena como curador en una sala de museo con Brutalismo arquitectónico en México, también ha publicado libros como Arquitectura escolar. SEP 90 años; Arquitectura parlamentaria en México. Dos siglos de recintos para el diálogo; Pueblos-hospital y guataperas de Michoacán.

 

Brutalismo arquitectónico en México se exhibe en la Sala 1 del Museo de Arte Moderno, y será posible visitarla desde el 13 de diciembre hasta el 7 de abril de 2024.

El cargo Brutalismo arquitectónico en México en el Museo de Arte Moderno apareció primero en Arquine.

]]>