Resultados de búsqueda para la etiqueta [arquitectura brutalista ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 05 Sep 2024 00:02:28 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.1 ¿De qué hablamos cuando hablamos de Brutalismo? https://arquine.com/de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-brutalismo/ Thu, 18 Jul 2024 16:57:20 +0000 https://arquine.com/?p=91825 El brutalismo sigue siendo motivo de retrospectivas que apuntan a su estatus como estilo arquitectónico emblemático del siglo XX, pero también como una fuente inagotable de controversia. En este ensayo se presenta un episodio crítico adicional de esa polémica.

El cargo ¿De qué hablamos cuando hablamos de Brutalismo? apareció primero en Arquine.

]]>
Aunque durante el siglo XX la documentación de todo tipo de procesos, así como la difusión de hechos se volvió, de manera gradual, más y más común, eso no necesariamente ha facilitado la investigación historiográfica, ni que las historias que se narran siempre sean más precisas. La confusión en torno a la arquitectura brutalista y su aparición es prueba de ello, y es por eso que este concepto no se comprende del todo.

Es a Le Corbusier a quien, popularmente se le ha dado la distinción como creador de esta denominación arquitectónica, gracias a su discurso en la inauguración de la Unité d’Habitation en Marsella, el 14 de octubre de 1952. [1] En ese momento, usó el término béton brut (concreto crudo) para expresar las cualidades plásticas, estéticas y prácticas de dicho edificio de concreto armado, sin recubrimiento pétreo, prefabricado o enjarres. Así, se usaba el término béton brut más para resaltar una característica del edificio en cuestión, que como una manera de clasificarlo.

En realidad, fue en Inglaterra donde surgió la idea del “New Brutalism”. Primero, dentro del artículo “House in Soho” (1953), [2] de los jóvenes arquitectos Alison y Peter Smithson, y luego con el ensayo “The New Brutalism” (1955), [3] del reconocido crítico Peter Reyner Banham. Ambos textos sustentarían la realización de una arquitectura derivada de la necesidad y el enfoque en procesos constructivos, así como el uso de materiales a bajo coste, condicionados por la disponibilidad de recursos luego de la Segunda Guerra Mundial. Aun así, ambas visiones seguirían caminos separados.

Lo que propuso la pareja Smithson en su artículo, y acabó por materializarse en otro proyecto distinto un año después con la Escuela Hunstanton, [4] es muy distinto en apariencia a lo que entendemos hoy en día por brutalismo. Con esta definición, ambos autores buscaban evocar una atmósfera cercana a la de los refugios y albergues. La escuela se diseñó con estructura de acero aparente y muros de ladrillo sin recubrimientos; las instalaciones eléctricas e hidrosanitarias también eran aparentes en los interiores del edificio, y las ventanerías y puertas son de estructura simple, pero eficientes para su instalación.

Esta obra significaría, como la Unité d’Habitation, un cambio radical en la concepción de la arquitectura moderna: ya no se buscaba la aparente pulcritud y perfección del llamado Estilo Internacional, [5] con geometrías definidas y muros blancos, sino una manera más pura de retomar las intenciones maquinistas de los inicios de la arquitectura moderna, permitiendo así que los materiales fueran más expresivos.

Así, Reyner Banham vería en la Escuela Hunstanton, y con ella a los Smithson, un estandarte con el cual describir —en su mencionado ensayo— una primera y original aportación de la arquitectura moderna inglesa para el resto del mundo. Si bien para ese momento Banham reconocía el mérito del trabajo de Le Corbusier en Marsella, desdeñó el concepto béton brut y buscó posicionar el trabajo de sus coterráneos.

Este posicionamiento sobre el origen inglés del brutalismo ocurrió sólo desde la perspectiva de Banham, ya que esta idea nunca fue expresada por los Smithson, quienes, por el contrario, siempre reconocieron la influencia de Le Corbusier en su propio trabajo, en especial en la Unité d’Habitation, que visitaron meses antes de su inauguración [6] y que llevaría, de a poco, su concepto de brutalismo hacia el uso del concreto aparente.

El desarrollo de la arquitectura del brutalismo logró ampliarse con éxito en Europa y, de forma muy diferenciada, en el resto del mundo. Existieron casos en otros países que pusieron en duda el argumento del origen inglés de esta arquitectura. Aun así, luego de unos años, Reyner Banham publicó The New Brutalism. Ethic or aesthetic? (1966), libro en el que, a pesar de dar continuidad al argumento del origen inglés del concepto, determinó que el brutalismo había muerto.

Esto resulta irónico ya que señalaba a los Smithson como los líderes de esta arquitectura y, sin ser demasiado claro, también como responsables del decaimiento de este, al llegar a usarlo, como muchos otros arquitectos europeos, para describir los proyectos por sus características plásticas, es decir, estéticas, y no por sus aspectos sociales y de uso coherente de los materiales, o sea, desde la ética.

Ejemplos como las Casas Jaoul o la Fábrica Claude et Duval y, de nuevo, la Unité d’Habitation, de Le Corbusier, o la Yale Art Centre, de Louis Kahn de 1953, aparecen en el recuento de Banham para argumentar presuntos errores u omisiones que reforzarían la postura que el verdadero brutalismo no existió fuera de Inglaterra. Ya muerto el brutalismo por las pretensiones artísticas de los arquitectos, antes que por sus implicaciones éticas, Banham veía en los ingleses James Stirling y James Gowan una esperanza para llevar esta arquitectura, o el siguiente paso de ella, hacia adelante.

A pesar de sus deliberados sesgos, la publicación logró insertarse en el imaginario colectivo como el referente único de teoría y crítica del brutalismo. Esto sería un problema, ya que el eje del libro es la obra de Alison y Peter Smithson, quienes no fueron consultados para precisar algunos aspectos, lo que causó la ruptura profesional y amistosa entre las partes.

Y es que Banham no sólo ignoró los posibles comentarios de sus colegas, sino también toda una serie de artículos y declaraciones en conferencias que la pareja había dado a lo largo de 12 años, [7] desde su artículo “House in Soho”, hasta un número de la revista Arena, titulado A Smithson File, publicado meses antes del libro de Banham, en el que se realizó una extensa cronología de la vida profesional de los Smithson, lo que podía comprobar su compromiso, no sólo con el proyecto arquitectónico, sino con la teoría.

Banham mató al brutalismo al interpretar que, para los arquitectos, el término era tan sólo un pretexto para crear formas y volúmenes atractivos, pero sin una reflexión profunda fuera de sus cualidades estéticas, lo que terminó por convertir a esta arquitectura más en un estilo que en un movimiento. Los Smithson, por su parte, se ofendieron al ser señalados como productores de obras vacías de significado, cuando ellos se reconocían a sí mismos como creadores, e incluso desarrolladores, de esta arquitectura.

Por esto, el brutalismo es tan controvertido. Ya sea uno autor o espectador, el brutalismo puede representar a la ética o la estética, y la manera en que se integra al contexto refuerza o disminuye esta dicotomía. Todo esto plantea dudas como: ¿debería importar que una obra sea etiquetada como brutalista o algún otro adjetivo para designar un presunto estilo?, ¿qué vuelve brutalista a una obra: el material, el expresionismo, la voluntad, la carencia de un “manifiesto”?, ¿por cuál proceso de reflexión pasó la arquitectura cuando el brutalismo comenzó a aparecer en México?, ¿se puede considerar brutalismo a lo que se realizó en nuestro país?

Lamentablemente, en balances recientes, como la exposición Brutalismo arquitectónico en México (que se presentó en el Museo de Arte Moderno entre el 13 de diciembre de 2023 hasta el 7 de abril de 2024), se perdió la oportunidad de discutir el impacto y significado de este tipo de arquitectura en nuestro país y, por el contrario, se abordó el tema de manera superficial, con diversidad de imprecisiones históricas y conceptuales, y una selección de obras que no hacían sentido dentro de la propia muestra.

Para terminar esta historia, luego de la publicación de su libro, Banham jamás volvió a retomar el tema, mientas que los Smithson, en especial Peter, buscaron dejar en claro que su propuesta “no tenía mucho que ver con el brutalismo que popularmente quedó amontonado en el estilo esbozado en The New Brutalism, de Reyner Banham”. [8]

Por su lado, Le Corbusier no llegó a conocer el libro de Banham, pues murió un año antes de su publicación. Sin embargo, sí dejó un posicionamiento anticipado cuando, por medio de una carta a José Lluís Sert, demostró su hartazgo al señalamiento de su arquitectura como brutalista, ya que “sus amigos y admiradores lo consideran como el bruto del concreto brutal.” [9]

Referencias

[1] Boesiger, W., Le Corbusier. Œuvres complètes 1946 -1952, vol. 5 (Alemania: Edition Girsberger, 1995), pp. 189-190.

[2] Smithson, Alison y Smithson Peter. “House in Soho”, Architectural Design (Inglaterra: diciembre de 1953), p. 342.

[3] Boesiger, W., Le Corbusier, Œuvres complètes 1946 -1952, vol. 5 (Alemania: Edition Girsberger, 1995), pp. 189-190.

[4] El proyecto House in Soho, que era una casa para ellos mismos que proyectaron en 1952, no llegó a construirse.

[5] Green, Nigel y Wilson, Robin. Brutalist Paris, (Inglaterra: Blue Crow Media, 2023), p. 10.

[6] Smithson, Alison y Smithson Peter. Without rethoric. An architectural aesthetic 1955 – 1972 (Estados Unidos: MIT Press, 1974) pp. 10, 54, 64.

[7] Ibid.

[8] Van den Heuvel, Dirk. “Raw Brutalism. The Smithsons vs Banham”, en Brutalism, editado por Deschermeier, Dorothea (Suiza: Wüstenrot Foundation y Park Books AG, 2017), p. 31.

[9] Le Corbusier. Carta a Josep Lluís Sert, (mayo de 1962), en Sekler, Eduard F., y Curtis, William, Le Corbusier at Work: The Genesis of the Carpenter Center for the Visual Arts (Estados Unidos: Harvard University Press, 1978), p. 302.

El cargo ¿De qué hablamos cuando hablamos de Brutalismo? apareció primero en Arquine.

]]>
Brutalismo: cajón de-sastre https://arquine.com/brutalismo-cajon-de-sastre/ Mon, 18 Dec 2023 15:37:37 +0000 https://arquine.com/?p=86451 El año termina con una extensa exposición de arquitectura brutalista en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Un estilo que, en palabras del curador de la muestra, se resume como “todo lo que privilegia la forma sin expresar la función, que no recurra a la expresión tecnológica (hightech) ni a historicismos (posmodernismo).” Un gran cajón de sastre, en el que (casi) todo cabe.

El cargo Brutalismo: cajón de-sastre apareció primero en Arquine.

]]>
El año termina con una extensa exposición de arquitectura brutalista en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Como apunta su curador, el arquitecto Axel Arañó —cito textualmente— “Brutalismo arquitectónico en México reúne una selección de obras construidas desde los años sesenta hasta la actualidad que, de un modo u otro, pueden denominarse brutalistas.” Y, por si no quedó claro, añade un poco de historia: “El término New Brutalism —‘Nuevo brutalismo’ o simplemente ‘brutalismo’ como se usa en México—, nombra un movimiento singular pues no es un estilo o un ‘ismo’ que surgiera como otros durante el siglo XX en un momento dado y, generalmente, abanderado por un manifiesto —como fue el caso del futurismo, constructivismo, neoplasticismo, expresionismo y metabolismo—, o de los términos ‘estilo internacional moderno’ y ‘descontructivismo’ —que pasaron a ser del dominio común a partir de dos exposiciones en el MoMA—. Brutalismo denomina una actitud vanguardista que corre en varios ejes en los que comparte características formales y constructivas con aquellos.”

Para acabar de dar contexto al término, el curador nos recuerda la conexión con el béton brut (concreto aparente) de las obras expresionistas de Le Corbusier en la posguerra. Y, ahora sí, del uso del término empleado por los británicos Alison y Peter Smithson para adjetivar uno de sus proyectos y acuñado en el artículo New Brutalism, publicado por el crítico de arquitectura Reyner (no Rynar, por cierto) Banham en la revista Architectural Review de diciembre de 1955. De hecho, el lema de Banham para el nuevo brutalismo era “más una ética que una estética”, por lo que en estricto sentido las casas privadas quizá deberían quedar fuera por responder, sobre todo, a criterios formales. A su vez —como apunta Alejandro Hernández Gálvez—, el nuevo brutalismo que proponía Banham surgía como respuesta al realismo social(ista) que pretendía responder al modernismo travestido de estilo internacional, mientras que en México, “nuestro” brutalismo se dio como una afirmación del establishment nacional-revolucionario priista.

Benjamín Rubén Méndez Savage. Insurgentes Sur 1824. Ciudad de México, 1967. Fotografía: Marcos Betanzos (2023)

A los brutalistas británicos —Smithson y Banham— se sumarían con los años las obras en los Estados Unidos de Marcel Breuer, como el museo Whitney; y de Paul Rudolph, especialmente con la escuela de arte y arquitectura de Yale. Un estilo que, en palabras del curador de la muestra, se resume como “todo lo que privilegia la forma sin expresar la función, que no recurra a la expresión tecnológica (hightech) ni a historicismos (posmodernismo).” Un gran cajón de sastre, en el que (casi) todo cabe.

Es cierto, como menciona Arañó, que el brutalismo —como expresión más que como estilo— aparece en destacadas construcciones monumentalistas al servicio del poder, como narra Deyan Sudjic, y que en México tuvo su auge en los años setenta, ochenta y noventa, aún sin asumir el término (Teodoro González de León lo detestaba y el mismo Francisco Serrano asegura que su arquitectura no está vinculada al estilo brutal), con extraordinarias obras expresionistas que privilegian la forma y uso contundente de materiales como el concreto aparente (el béton brut, de nuevo). Las obras de estos arquitectos mencionados, así como las de Abraham Zabludovsky, Agustín Hernández y, posteriormente, Aurelio Nuño, Agustín Landa, Augusto Quijano, Alberto Kalach o Rafael Pardo, entre otros, permiten hilvanar una continuidad formal y estilística. Sin embargo, cuesta aceptar la ausencia de obras tan emblemáticas e imprescindibles como la casa GGG de Kalach, punto de partida de muchas de las casas exhibidas y construidas dos décadas más tarde; o la biblioteca Vasconcelos del mismo autor, que no sólo cumple los criterios de la curaduría sino que, quizá, sea la obra más notoria de la arquitectura mexicana del siglo XXI. A su vez, resulta difícil justificar la inclusión, por citar alguna, de la Unidad Habitacional Integración Latinoamericana, un conjunto de vivienda colectiva proyectado por Sánchez Arquitectos y Asociados, de tabique aparente y discreta volumetría, que sigue los lineamientos de la modernidad. O incluir una serie de edificios cuyas fachadas son la expresión de retículas, avaladas por un conocido antecedente loosiano de la primera década del siglo pasado (el hotel Camino Real en Ixtapa, de Ricardo Legorreta; o el edificio IBM, de Augusto H. Álvarez, entre otros) de autores alineados con claridad filosófica y de manera estilística con tendencias antagónicas al brutalismo, y que difícilmente podrían aceptar esta etiqueta.

Francisco Alcalá Horta. Palacio Municipal de Nezahualcóyotl. Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, 1975. Fotografía: Marcos Betanzos

Ya adentrados en el siglo XXI, la agenda global cuestiona el uso de materiales con un fuerte y nocivo impacto sobre el medioambiente (como el concreto), privilegia la arquitectura colaborativa y la equidad de género, en contra de las viriles expresiones de autor. En este contexto, y con perspectiva histórica, una revisión del brutalismo no deja de ser de sumo interés. Y, sin duda, una exposición de arquitectura de esta envergadura debe ser bien recibida y celebrada, y un periodo tan significativo merece el análisis cabal que, de seguro, el catálogo de la muestra —cuando se publique— argumentará debidamente. Aunque sería difícil justificar lo que apunta el curador, que “el brutalismo ha vuelto como una manera más eficiente de construir y responder a los retos medioambientales.”

El cargo Brutalismo: cajón de-sastre apareció primero en Arquine.

]]>
Casa Pasiddhi por Rojkind Arquitectos https://arquine.com/obra/casa-pasiddhi-por-rojkind-arquitectos/ Tue, 30 Aug 2022 06:00:09 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=67613 Diseñada por Rojkind Arquitectos la Casa Pasiddhi se descubre como un vestigio pétreo e introvertido, dejando ver únicamente algunos rasgos de su volumetría sólida y brutalista. Todo sucede a través de las escaleras y circulaciones contenidas en un sólido volumen laberíntico con múltiples accesos donde su recorrido se hace en penumbras sólo iluminado por entradas de luz cenitales.

El cargo Casa Pasiddhi por Rojkind Arquitectos apareció primero en Arquine.

]]>
Ubicada en Hacienda de Valle Escondido, Estado de México, dentro de una zona residencial caracterizada por casas de estilo campestre moderno, Casa Pasiddhi se descubre como un vestigio pétreo e introvertido, dejando ver únicamente algunos rasgos de su volumetría sólida y brutalista. Con un tradicional programa arquitectónico de vivienda esta proyecto se se convierte en recorridos habitables. Todo sucede a través de las escaleras y circulaciones contenidas en un sólido volumen laberíntico con múltiples accesos donde su recorrido se hace en penumbras sólo iluminado por entradas de luz cenitales.

Al atravesar una sencilla celosía de piezas verticales de madera, que apenas dividen la calle de la propiedad, aparece un volumen de concreto negro estriado qué contiene las conexiones horizontales y verticales. El volumen se levanta, liberando el jardín y mostrando entre la vegetación abundante y silvestre diferentes espacios de la casa.

 

El elemento serpenteante forma en el centro un patio-jardín de contemplación sobre el que vuelan las habitaciones y áreas de reunión familiar. El volumen contenedor de las circulaciones a modo de muralla protege los espacios de reunión y descanso de las vistas de los vecinos. Este elemento multiplica su función, siendo circulación, dando privacidad y definiendo vistas otorgando al proyecto toda su intención volumétrica.

Al acceder a cada habitación nos encontramos con espacios luminosos acristalados con acabados claros y vistas amplias. En las áreas exteriores sucede lo contrario, los espacios que quedan delimitados, enmarcados o cubiertos por el volumen que se eleva y serpentea, crean múltiples experiencias en un jardín que te invita a recorrerlo para descubrir las distintas facetas de la casa. El proyecto solo utiliza tres materiales: concreto, madera y vidrio. El concreto es presentado de 2 colores y texturas: gris con un acabado pulido para los muros de los elementos de servicio y concreto oscuro con acabado en zigzag para reforzar el gesto abrazador del proyecto.

El cargo Casa Pasiddhi por Rojkind Arquitectos apareció primero en Arquine.

]]>