Resultados de búsqueda para la etiqueta [Adalberto Libera ] | Arquine Revista internacional de arquitectura y diseño Tue, 13 Sep 2022 15:16:46 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 Jean Luc Godard, Alain Tanner y la arquitectura https://arquine.com/jean-luc-godard-alain-tanner-y-la-arquitectura/ Tue, 13 Sep 2022 15:15:52 +0000 https://arquine.com/?p=69128 Con un par de días de diferencia murieron el director de cine suizo Alain Tanner (6 de diciembre de 1929 – 11 de septiembre de 2022) y el francés Jean-Luc Godard (3 de diciembre de 1930 – 13 de septiembre de 2022). Si bien prácticamente todo el cine tiene una relación con la arquitectura en tanto espacio construido, hay algunos, como estos dos, que mantuvieron una relación más intensa.

El cargo Jean Luc Godard, Alain Tanner y la arquitectura apareció primero en Arquine.

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Con un par de días de diferencia murieron el director de cine suizo Alain Tanner (6 de diciembre de 1929 – 11 de septiembre de 2022) y el francés Jean-Luc Godard (3 de diciembre de 1930 – 13 de septiembre de 2022). Si bien prácticamente todo el cine tiene una relación con la arquitectura en tanto espacio construido —sea por donde se filma, si es el caso, o donde se proyecta o es visto—, hay algunos directores que mantienen una relación más intensa. Es quizá el caso de estos dos directores, ambos reconocidos como parte de lo que se conoce como la Nouvelle vague. Goddard con películas como Alphaville, de 1965, o Le Mepris, de 1963, donde junto a Michel Piccoli y Brigitte Bardot, la casa que Adalberto Libera diseñó para Curzio Malaparte en Capri es también protagonista.

Escena de Le Mepris, Jean-Luc Godard, 1963

 

Will Ashton escribe: “Jean-Luc Godard ha sido muchas cosas: director, editor, actor, crítico de cine, artista, radical, poeta, historiador, filósofo, influencer. La lista sigue y sigue, pero se debe agregar un crédito más a su nombre: arquitecto. Al menos, eso es lo que argumenta el British Film Institute en Jean-Luc Godard as Architect, su exploración en un video de seis minutos.

Por su parte, Alain Tanner filmó en 1966 un documental que no podía estar más relacionado con la arquitectura y el urbanismo: Une ville a Chandigarh, narrado por John Berger. Laura Legast y Marthe Porret escriben:

Después de dirigir “Les apprentis” (1964), Alain Tanner trabajó como freelance para televisión. Tras una reunión con amigos de Le Corbusier, a Tanner le ofrecieron dirigir una película sobre Chandigarh. «Lo que me interesaba, dice Alain Tanner, era ir allí a ver cómo Le Corbusier, uno de los genios de la arquitectura de este siglo, había resuelto todos los problemas urbanísticos que surgen cuando construimos una ciudad en una planicie desnudo, sin riego, ver también cómo las personas reunidas artificialmente, en una nueva ciudad, terminan por darle una nueva vida.»

El propio Tanner escribió sobre el rodaje:

Me gusta mucho la relación que tienen los indios con el tiempo. Estábamos filmando un documental (Une ville a Chandigarh) en India sobre la nueva capital de Punjab, que fue diseñada por Le Corbusier. Había elaborado el plan maestro de la ciudad, que incluía toda la idea urbana y él mismo había diseñado todos los edificios principales. Entre estos, había, en el campus de la universidad, un anfiteatro al aire libre, de estilo romano, pero hecho de concreto. En lugar de simplemente mostrarlo vacío, se nos ocurrió la idea de filmar un espectáculo allí. Había un grupo de bailarines sikh muy talentosos en la universidad, todos niños, todos se veían muy bien. Con el profesor que nos atendió y la administración de la universidad, organizamos el espectáculo y reclutamos a trescientos estudiantes para llenar las gradas. Todo estaba fijado para un miércoles a las diez. Ese día llegamos al lugar a las nueve de la mañana, para prepararnos para el rodaje. A las diez menos cuarto ya empezaba a preocuparme, porque todavía no había aparecido nadie. A las diez, todavía nadie, ni un gato. A las diez y media decidí ir a ver al profesor que había organizado todo para saber qué estaba pasando. Le digo que estábamos listos para rodar en el anfiteatro, pero que no estaban ni los bailarines ni los estudiantes. Pensé que probablemente había habido confusión sobre la fecha elegida. No, no hubo confusión, dijo. Y agregó: “Mañana estarán todos. Era todo sonrisas y no se disculpó por este contratiempo que, para él, no lo era. Y no había tenido a bien decírnoslo: que fuera miércoles o jueves no le importaba lo más mínimo. Aquí nadie está ni un día más cerca. Nuestra propia noción del tiempo no se aplica allí, y de ninguna manera debemos intentar imponerla a los indios cuando trabajamos con ellos. Depende de nosotros adaptarnos, lo cual, durante el rodaje de la película, no me supuso ningún problema. Al día siguiente a las diez en punto, todos estaban allí y filmamos un excelente “baile de la cosecha”. Desaparecidos los bailarines y los espectadores, me senté en el último escalón del anfiteatro. Observé y escuché el paso del tiempo, en la suavidad y bajo el cielo azul de Punjab.

No lejos de allí, por el camino, los campesinos entraban en la ciudad trayendo sus productos en carretas tiradas por bueyes. El ritmo, la paciencia y la majestuosidad de estos equipos eran puramente filosóficos, fuera miércoles o jueves.

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Una casa como yo https://arquine.com/una-casa-como-yo/ Tue, 09 Jun 2015 22:41:02 +0000 https://des.dupla.mx/arquine/migrated/una-casa-como-yo/ Hoy vivo en una isla, en una casa que es triste, dura y severa, que construí para mi mismo, solitaria en una roca desnuda sobre el mar: una casa que es un espectro, la imagen secreta de una prisión. La imagen de mi nostalgia. Tal vez nunca quise, ni siquiera entonces, escapar de la cárcel. Un hombre no está hecho para vivir libremente en libertad, sino para ser libre dentro de una prisión —Curzio Malaparte

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Paul Javal, interpretado por Michel Piccoli, baja por una estrecha rampa en un risco acompañando a Fritz Lang, interpretado por él mismo. Hablan sobre Penélope y sus muchos pretendientes. Planean cómo filmar la Odisea. Se detienen. “La muerte no es una conclusión,” dice Lang.  Empieza la música y la cámara gira hasta descubrir, sobre una acantilado, una construcción color terracota. Casi una caja de no ser por un lado que desciende en pendiente hacia el suelo. Sobre el techo se ven un par de personas caminar. Corte. Vemos ahora el techo y una sola persona: Camille, la esposa de Paul, interpretada por Brigitte Bardot. La película es Le Mepris, dirigida por Jean-Luc Godard. La construcción es la Casa Malaparte, en Capri, obra de Adalberto Líbera, o al menos eso se dice.

Kurt-Erich Suckert nació el 9 de junio de 1898 en Prato, la Toscana. Su padre era alemán y su madre milanesa. Fue periodista antes de combatir en la Primera Guerra. En los años 20 se hizo miembro del Partido Fascista de Mussolini y empezó a firmar sus textos con seudónimo: Curzio Malaparte. Fue director del periódico La Stampa, de Turín, de 1929 a 1931 cuando lo despiden y viaja a Francia. En París y en francés publica Techinque du coup d’Etat, en el que Mussolini y Hitler, entre otros, son descritos como mediocres cuya única virtud es dominar la técnica del golpe de Estado. En 1933, a su regreso a Italia, Malaparte será encarcelado y no obtendrá el perdón de Mussolini sino hasta el 12 de junio de 1935.

“Me gustaría construirla toda con mis propias manos: piedra sobre piedra, ladrillo sobre ladrillo, la ciudad de mi corazón. Sería el arquitecto, el albañil, el obrero, el carpintero, el yesero: aprendería cada oficio para que la ciudad fuera mía, realmente mía, de los sótanos a los techos, mía como quisiera que fuera. Una ciudad que se viera como yo, que fuera mi retrato tanto como mi biografía. Y cualquiera, al entrar, sabría que la ciudad soy yo, que esas calles son mis brazos abiertos para mis amigos.”

Eso es parte del texto Città come me, publicado por Malaparte en el Corriere della Sera el 14 de febrero de 1937. Ese mismo año Malaparte junto con su amigo Guglielmo Rulli compran “muchos miles de metros cuadrados” frente al mar, en Capri, por menos de 12 mil liras —el bajo precio, dice Mario Ferrari, se debió a que la zona estaba protegida para detener la construcción de grandes villas que ya entonces empezaban a aparecer en la isla. Para el proyecto de su casa Malaparte escogió a Adalberto Libera, joven y prometedor arquitecto del fascismo —tenía entonces 34 años: nació el 16 de julio de 1903. Le pide en una carta le haga una casa como yo: triste, dura, severa. El 14 de marzo de 1938, Malaparte obtiene permiso para construir una casa bastante distinta a la proyectada por Libera, lo que ha llevado a muchos a afirmar que el proyecto es del escritor y no del arquitecto. En un texto publicado en Vanity Fair en 1984, Bruce Chatwin escribió:

En la isla de Capri vivieron tres narcisistas; cada uno se construyó una casa en el borde de un acantilado. Fueron Axel Munthe, el barón Jacques Adelswärd-Fersen y Curzio Malaparte. Los tres fueron escritores del tipo que se auto-dramatiza. Todos tenían una fuerte dosis de sensibilidad nórdica. Y todos buscaron expandir sus personalidades en la arquitectura. Sus casas fueron por tanto actos de amor a sí mismos: “casas de ensueño” donde esperaban vivir, amar y trabajar creando maravillas.”

Otros afirman que no hay duda en la autoría. Ferrari explica que aunque Libera dejó la construcción en manos de Malaparte y su maestro de obras —llegar al sitio en Capri era una odisea—, las proporciones en la planta y las alturas, la manera como se enmarcan las vistas y la relación con el paisaje, estaban ya desde los primeros esquemas de Libera. Pero la escalera, lo más distintivo de la casa, parece sin duda idea de Malaparte.

Weil Arets dice que Malaparte “daba varios nombres a su casa, incluyendo Kasematte o «bunker» (relacionado a otro de los nombres que usaba: «casamatta» o «casa loca»), pero el más intrigante de todos era casa come me: casa como yo. Cualquiera que sea la verdad acerca del diseñador original de la casa —sea Libera, el maestro de obras capriano Arnitrano o Malaparte o una combinación de los tres—, el genio maligno sin duda fue el mismo Malaparte.” En 1947 Malaparte escribió un relato, parte ficción parte autobiografía, titulado Fuga en la prisión: no de, sino en, recordando sus años prisionero bajo el régimen de Mussolini. Ahí escribió:

Hoy vivo en una isla, en una casa que es triste, dura y severa, que construí para mi mismo, solitaria en una roca desnuda sobre el mar: una casa que es un espectro, la imagen secreta de una prisión. La imagen de mi nostalgia. Tal vez nunca quise, ni siquiera entonces, escapar de la cárcel. Un hombre no está hecho para vivir libremente en libertad, sino para ser libre dentro de una prisión.

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