Hace algunos años, este almacén formaba parte de un barrio semi-industrial junto a una gran autopista, donde convivían pequeñas fábricas, talleres y almacenes con los trabajadores de estas empresas y de muchas otras. Pero la ciudad decidió transformar la autopista en un corredor verde, cubriendo el asfalto con árboles, parques y amplias zonas verdes. Este cambio convirtió al barrio obrero en un lugar atractivo donde nuevas familias querían establecerse. Con el paso del tiempo, las fábricas y talleres se trasladaron a otros lugares, dejando atrás grandes espacios vacíos como este almacén, que quedó completamente deslocalizado.

Ante la creciente demanda de vivienda en este renovado barrio junto al río Manzanares, surgió la oportunidad de reinventar este almacén y transformarlo en un conjunto de modernos apartamentos. El estudio de arquitectura madrileño responsable de este proyecto ha reconvertido un espacio industrial y gris en 8 apartamentos, cada uno de aproximadamente 40 metros cuadrados. Los actuales residentes son principalmente jóvenes, tanto parejas como solteros.

No obstante, no se trató solo de una transformación física, sino también de una renovación de identidad. Los colores vibrantes reemplazaron al gris industrial, introduciendo una paleta de amarillos, azules, verdes y naranjas, pero siempre respetando la historia del lugar. Así las antiguas tuberías y estructuras del almacén, en lugar de ser eliminadas, se han integrado cuidadosamente en el diseño y se han pintado de amarillo, como un recordatorio para los residentes de que este espacio, antes funcional y gris, tiene una historia que contar.

Los nuevos apartamentos ofrecen una opción habitacional única y moderna, respetando la esencia del almacén original, pero con un diseño actualizado que prioriza la luz natural, el confort y el uso eficiente del espacio. Las nuevas casas equipadas con todo lo necesario para la vida contemporánea, se construyeron con madera, ladrillo rojizo y cerámica vidriada, para hacerlas acogedoras y contemporáneas. Desde sus ventanas los residentes disfrutan de vistas a los árboles y parques que rodean el barrio, un lujo que hace unos años parecía inimaginable.

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Son transportadas donde quieras y llegan completamente terminadas y equipadas, listas para su funcionamiento.

Los módulos Tini® funcionan como refugios y se implantan en cualquier tipo de paisaje. Tenemos dos ejemplos para compartir:

El módulo Tini® 1, M-1 se ha convertido en la primera vivienda de una gran finca ubicada en Cuenca, cuyos propietarios deseaban disfrutarla en plenitud, sin tener que esperar durante años los tiempos comunes y corrientes de construcción de una vivienda.

Tras buscar una alternativa en el mercado de las casas industrializadas, optaron por la fórmula Tini®. Su construcción se llevó a cabo en 60 días. Se puso especial atención al aislamiento térmico de la vivienda, ya que según nos indicaron, dicha zona alterna períodos de frío y calor extremos. Tampoco quisieron renunciar al diseño y la calidad de los materiales, optando por una fachada de acero galvanizado y un interior con paredes y techos en madera OSB, suelo de roble, mobiliario de pino, chimenea interior para el otoño-invierno y cimentación adicional exterior en forma de terraza para disfrutar durante la primavera.”

La ubicación y orientación exacta de la vivienda contó con nuestro asesoramiento y se optó por una zona algo elevada, con el vidrio de mayor tamaño en orientación noroeste, profundas vistas a un encinar y poca conexión visual con la otra casa que planean hacer dentro de unos años”. Hasta que eso ocurra, ésta será una casa 100% autosuficiente en cuanto a acometidas de luz, agua y saneamiento. Y, cuando ambas convivan, la Tini® pasará a ser un excelente complemento, por ejemplo como casa independiente para invitados.

El módulo Tini® 2, M-2 se encuentra a la mitad de un paisaje típico del norte de Madrid.

Protegida y abrazada por un gran árbol, se colocó de tal manera que el impacto fuera nulo y pareciese que siempre estuvo allí. Siguiendo una línea, la fachada de acero con un proceso de semioxidación se mimetiza con su entorno, se funde con las sombras que generan las ramas de los árboles y el movimiento de las jaras.

Este rudo exterior contrasta con la gran calidez del interior, forrado completamente de madera de abedul y suelo de roble. Esta Tini® tiene cocina con frente de abedul y encimera de corian, totalmente equipada con fregadero, vitrocerámica, campana extractora y nevera panelada. También posee un baño completo.

Todas las Tini® cuentan con aislación de 14cm de algodón reciclado, al que se le añade un aislamiento continuo multi-reflexivo. En este caso el cliente solicitó mayor cantidad de vidrio para sentirse totalmente sumergido en el precioso encinar, por ello se colocaron vidrios bajo emisivos, con control solar para conseguir ese efecto y por ende un gran control térmico.

El resultado es un espacio muy cálido, un refugio completamente conectado con su entorno.

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