Iván Bravo archivos | Arquine https://arquine.com/autor_obra/ivan-bravo/ Revista internacional de arquitectura y diseño Thu, 13 Nov 2025 19:40:03 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.8.3 (Re)programar – (Re)adaptar – (Re)construir: Pabellón para la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile https://arquine.com/obra/doble-exposicion-reprogramar-%c2%b7-readaptar-%c2%b7-reconstruir_-xxiii-bienal-de-arquitectura-y-urbanismo-de-chile/ Thu, 13 Nov 2025 19:38:30 +0000 https://arquine.com/?post_type=obra&p=99891 Ubicado en la ex Iglesia de San Francisco de Borja, el pabellón de la sede principal de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile es un diseño de Iván Bravo / BARO. Una intervención en un edificio estilo neogótico, que consistió en habilitar temporalmente el espacio para recibir público y albergar la exposición principal de la Bienal, considerando su estado de ruina y su valor histórico, simbólico y social.

El cargo (Re)programar – (Re)adaptar – (Re)construir: Pabellón para la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile apareció primero en Arquine.

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La ex Iglesia de San Francisco de Borja fue seleccionada por el equipo curatorial como sede principal de la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile. De estilo neogótico, el edificio formaba parte del antiguo conjunto del Hospital San Borja, construido en 1872 como capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Durante los últimos cinco años, el edificio permaneció cerrado tras el incendio ocurrido durante las protestas de 2019. El encargo consistió en habilitar temporalmente el espacio para recibir público y albergar la exposición principal de la Bienal, considerando su estado de ruina y su valor histórico, simbólico y social.

La intervención permitió reflexionar sobre el abandono y la indefinición de ciertas infraestructuras urbanas. En este contexto, la Bienal exploró estrategias de (re)uso adaptativo y de reactivación temporal como formas de proyectar sobre lo existente e integrar la arquitectura en una lectura crítica del entorno contemporáneo.

Los pabellones no alteran la estructura original del edificio, se superpone a ella con precisión y autonomía, evitando intervenir los muros o bóvedas existentes. El visitante entra a la iglesia desde una barra que la cruza transversalmente –retomando el antiguo transepto. Al interior, el recorrido se define por los vacíos dejados entre los pabellones, entendiendo la intervención como una operación de activación y lectura más que de transformación. La museografía y la iluminación se integran al sistema arquitectónico, generando un recorrido claro, contenido y contemporáneo dentro de una estructura preexistente.

La intervención transversal que cruza la nave principal genera un nuevo eje de acceso y recorrido. Esta decisión responde tanto a razones prácticas —seguridad, control de acceso y circulación— como a una lectura histórica: antiguamente, existía un eje que conectaba el Hospital San Borja con el parque del mismo nombre. La intervención recupera simbólicamente esa conexión y devuelve la iglesia a su entorno urbano.

La barra transversal funciona como elemento estructural y circulatorio, además de albergar parte del programa expositivo. Su disposición busca reconocer el edificio sin competir con él, permitiendo que el visitante comprenda la operación como una intervención temporal, precisa y autónoma.

El segundo gesto, tres torres alineadas en el eje de la nave, busca reconocer la estructura original sin ocuparla directamente, proponiendo una forma alternativa de habitar el espacio mediante los tótems curatoriales.

Estos elementos actúan como referencias espaciales y conceptuales, organizando puntos de orientación y pausa en el recorrido, y articulando la lectura del vacío en altura y escala de la nave, integrando el discurso curatorial al recorrido arquitectónico y proponiendo una lectura vertical del espacio interior.

El sistema fue diseñado para un montaje rápido, desmontaje limpio y mínimo impacto, sin apoyarse en los muros existentes. La intervención actúa de manera autónoma dentro del espacio, funcionando como un cuerpo independiente bajo su propio orden,  iluminación y contenido.

La barra transversal —o muro curatorial— se construyó con una estructura de perfiles de volcometal, revestida exteriormente en planchas de zinc e interiormente en madera contrachapada. Esto genera una doble lectura material: desde el exterior, una superficie metálica continua que refleja la preexistencia; desde el interior, una superficie cálida que alberga las imágenes y piezas curatoriales de los proyectos convocados en la Bienal.

Las tres torres, alineadas a lo largo del eje central, se asocian a cada uno de los tres ejes curatoriales de la Bienal: (re)programar, (re)adaptar y (re)construir. Construidos también con perfiles de volcometal, se complementan con una cubierta plástica translúcida y una tela que cae a modo de telón, la cual puede subir y bajar y se mueve suavemente con el viento, introduciendo una dimensión viva y cambiante dentro del espacio.

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